De alto vuelo
Crearon una marca que empieza en el cielo y se expanden con productos innovadores
Encontraron un nicho en deportes outdoor, como parapente o paracaídas, para reciclar la tela de equipos que alcanzaron su vida útil y transformarlos en nuevos productos
Por: Florencia Boeri mail
¿Te imaginás vestir un abrigo de polar fabricado con plástico reciclado y tecnología NFC que te permita conocer la historia de ese producto? En Argentina, una empresa tucumana lo está haciendo posible.
Telas de parapentes, de paracaídas, de equipos de kitesurf, carpas, lonas eléctricas y hasta bolsas plásticas, forman parte de un proceso circular que se convirtió en un negocio. Estas son algunas de las materias primas que el emprendimiento tucumano Don Arnolfo recicla para convertirlas en bolsos y camperas de diseño.
La idea nació en Tucumán, uno de los lugares del país donde más se practica parapente y el diseñador gráfico Nicolás Macián lo supo aprovechar: desde 2020 a la fecha lleva reutilizados 1.300 metros cuadrados de telas y bolsas plásticas. “Equivale a tres canchas de básquet”, aclara, en diálogo exclusivo con Ecobiz.
Este año la marca introduce dos novedades: una línea de ropa de abrigo polar fabricado con plástico reciclado y tecnología NFC en cada una de los productos Don Arnolfo.
En las etiquetas de los productos ponen un chip con tecnología NFC para que el usuario al acercar el teléfono pueda ver toda la trazabilidad de los materiales: cuáles son, de dónde provienen y cómo es el proceso hasta que terminan transformados en una nueva pieza. “No ví que se utilice esa tecnología para el rubro de la indumentaria”, resalta Macián.
¿Cómo producen al requerir una materia prima tan particular? Macián explica que comenzaron poniéndose en contacto con los diferentes clubes del país donde se practican estos deportes, solicitando donaciones, canjes o ventas por la tela de los equipos que entraron en desuso.
A nivel local, ya están referenciados y directamente los buscan a ellos para donarlos. A su vez, tienen un acuerdo con los productores tucumanos de azúcar, quienes les brindan bolsas plásticas. Ellos al presentar la garantía de que esas bolsas no serán desechadas, obtienen deducciones fiscales.
De esta manera, se arma una estrategia win-win porque los generadores de desechos encuentran una forma de gestionarlos y la empresa se abastece de la materia prima.
“A las empresas que nos donan material, como por ejemplo las lonas eléctricas, les ofrecemos una línea de productos mayoristas para regalos corporativos y generamos así una alianza. Nos dan material y nosotros le damos productos a muy buen precio”, explica el fundador del emprendimiento.
La cadena de producción empieza en el cielo
Los equipos de parapente tienen una vida útil de entre 300 y 500 horas en el aire, que según el uso que le de el piloto, pueden representar entre cinco y siete años aproximadamente. Cuando a los equipos se les empieza a filtrar el aire, se descartan por normas de seguridad, pero la tela sigue estando en perfectas condiciones.
“Ahí entro yo y recupero la tela de los equipos. Le damos una segunda vida transformándolos en nuevos productos”, ratifica el diseñador.
Una vez obtenida la materia prima, se desarman los equipos, se los higieniza y pasan a moldería, diseño y confección. El emprendimiento es llevado adelante por tres personas que se encargan de todas las instancias, el único apoyo externo son los revendedores.
A su vez, trabajan con una organización de mujeres trans a quienes les brindan capacitaciones textiles para que aprendan el oficio de forma gratuita, mientras que ellas participan de la producción. “En el proceso de aprendizaje también producen y les damos la opción de que vendan los productos a cambio de un porcentaje”, explica Macián.
En relación a la maquinaria, utilizan máquinas rectas industriales, prensas de calor y planchas para unificar el material de las bolsas plásticas de azúcar, las cuales, explica el diseñador, tienen una especie de entramado que al entrar en contacto con calor terminan luciendo como cuero sintético.
“Actualmente estamos vendiendo un promedio de 50 productos al mes y estamos llegando al límite de la capacidad de producción con la maquinaria que tenemos”, confiesa, y agrega que están participando de certámenes para intentar adquirir más maquinaria y aumentar la producción.
En 2024 participaron de un certamen organizado por la Universidad Austral donde vieron el potencial que tenían al llegar a la semifinal, la instancia les dio fuerzas para presentarse en otras competencias. “Se abrieron un montón de oportunidades”, expresa.
Están en cuatro certámenes actualmente. Uno es DALT de diseño exponencial, que se eligen 15 emprendimientos de todo el país de diseño y sostenibilidad. Participan en Incubate de la provincia de Buenos Aires. Son finalistas de Emprendimiento Argentino, habiendo ganado la instancia provincial. Y son parte de Soluciones Innovadoras del Banco Nación.



