Foro de Economía Circular
Limpian la industria y le dan nuevos usos a los residuos peligrosos
Valorizan hidrocarburos, descontaminan envases y producen energía. Con este combo, una empresa de Rosario fortalece la economía circular a gran escala
Por: Agustina Roldán mail
La economía circular empieza a arraigarse en sectores industriales que veían el descarte como el final del proceso productivo. Así, surgen empresas que se dedican exclusivamente a transformar desechos en recursos aprovechables, entre ellos, el tratamiento de residuos peligrosos, una actividad que no solo demanda cumplimiento normativo, sino también innovación.
En ese escenario se mueve Gier SRL, empresa ubicada en las afueras de Rosario (Santa Fe) con casi cinco décadas en servicios ambientales, que hoy profundiza la valorización de hidrocarburos y la correcta reinserción en el circuito productivo de envases contaminados.
Fundada en 1976, la firma inició su actividad en servicios de fumigación en embarcaciones e industrias. Con la sanción de la ley de Residuos Peligrosos en los 90, reorientó su estrategia hacia el transporte, tratamiento y saneamiento industrial. Desde entonces expandió su flota, incorporó operaciones sobre el río Paraná y diversificó procesos.
“La empresa fue anexando limpiezas y saneamientos en todo lo que tenía que ver con tanques de combustible, que son residuos peligrosos”, recordó Germán Piatti, gerente de producción y logística, durante su disertación en el Foro de Economía Circular y Gestión de Residuos organizado por la Comisión Público Privada de Sustentabilidad Ambiental (Cimpar) y Catries, la cámara sectorial.
Gier actualmente tiene tres unidades de negocios bien definidas: la división fluvial que presta servicios en la zona del río Paraná; la división industrial que atiende a empresas de la región y el país; y la de producción, donde se realiza el tratamiento de residuos peligrosos para transformarlos en combustible. Esa planta tiene una capacidad de almacenamiento de 7.200 toneladas.
Uno de los ejes de la firma es el reciclado de hidrocarburos, donde tratan residuos clasificados como Y8 y Y9, aceites minerales usados, aguas con hidrocarburos, solventes y mezclas contaminadas.
En su planta se realiza la clasificación y estratificación del material, que luego ingresa a una refinería interna para convertirse en combustible reutilizable. “Una vez procesado, lo usamos para nuestros consumos y el excedente se comercializa. Es una manera de darle una reactivación energética al residuo y volverlo al mercado”, explicó.
La empresa produce alrededor de 2,5 millones de litros por año, un volumen significativo para un esquema de recuperación que hasta hace pocos años era impensado para la escala local.
Otra vida al envase
De forma complementaria, Gier incorporó un proceso de descontaminación de envases plásticos y metálicos vinculados a aceites y solventes. Tras un tratamiento de lavado y remoción de contaminantes, los materiales pueden reclasificarse como residuos no peligrosos y reinsertarse en los circuitos de reciclaje industrial. “Buscamos que nada termine como descarte final. Si el envase puede volver a la cadena como plástico o metal recuperado, estamos cerrando un ciclo que hasta hace poco se perdía”, señaló Piatti.
El avance de estas prácticas también abre interrogantes sobre qué impulsa realmente a las empresas a adoptar modelos más circulares. Para Piatti, el motor sigue estando en la normativa ambiental: “Creo que la regulación es el motor. La mayoría de nuestros clientes son compañías grandes o certificadas, pero la obligación regulatoria termina ordenando la demanda”. Aun así, advierte sobre una brecha persistente: “La regulación no es suficiente; lo que falta es fiscalización, que requiere de un mayor papel por parte del Estado, y eso impacta en el cumplimiento”.
La demanda creciente y la ampliación de volúmenes tratados proyectan un mercado todavía en expansión. Piatti sostiene que el sector “no ha visto su techo” y que, con mayor escala y eficiencia, podrían lograrse reducciones de costos y una mayor adopción por parte de industrias que hoy siguen operando bajo lógicas lineales. La presión regulatoria internacional —particularmente en estándares ambientales y trazabilidad— también actúa como acelerador para reconvertir prácticas.
Mientras la discusión global avanza hacia modelos productivos de menor impacto, experiencias como la de Gier muestran que incluso en segmentos complejos, la circularidad puede convertirse en un vector de competitividad. Transformar residuos en energía, descontaminar materiales y reinsertarlos en cadenas de valor aparece como un camino que empieza a tomar forma en la industria local.

