Industria
19.05.2025

Negocios sustentables

Transformaron vegetales en escamas y cambiaron la forma de producir alimentos

Son una foodtech de Mendoza que elaboran productos a base de plantas para la industria alimenticia. Crearon su propia tecnología con materiales reciclados y energía renovable

Por: Marina Baima (*)

Hace seis años, Gonzalo Bonino y Horacio Campos fundaron Roll Food con una misión clara que fue transformar la industria alimentaria con soluciones tecnológicas accesibles, sustentables y de impacto real, pero humanas. De esa manera, nació la empresa que hoy no sólo está produciendo escamas deshidratadas de frutas y hortalizas, sino que está hackeando la historia productiva del país, con un nuevo concepto de producción que fue escalando y hoy les permite estar exportando a tres países.

Lo hicieron desde Mendoza, desde la práctica, colaborando con cooperativas y fábricas recuperadas de esa provincia, de las cuales aprendieron de gestión eficiente, economía circular y, sobre todo, de la necesidad de agregar valor en origen.

Su idea original no fue solo deshidratar, sino repensar la forma de conservar alimentos proyectando productos futuros desde una lógica de bajo impacto. Ahí encontraron un nicho y una visión clara.

No hay empresa sin personas

La historia de Gonzalo Bonino viene de familia. Su abuelo fundó el Citef, el primer centro de investigación en tecnología de alimentos de Mendoza, en los años 60. De chico aprendió sobre la evolución de esta industria y más tarde sumó experiencia construyendo maquinaria con su familia. En un momento se dijo: “Me falta industria”. 

Horacio Campos y Gonzalo Bonino son los fundadores de Roll Food.

Horacio Campos egresó de la Facultad de Ingeniería. Con un espíritu inquieto y emprendedor, no le pueden brillar más los ojos cuando cuenta su historia, cualquier traspié lo transforma en positivo. Su propósito es brindar comida de calidad y sostenible, pero sobre todo accesible. 

¿Qué los hace únicos? crearon su propia tecnología: plantas multipropósito hechas con materiales reciclados y energía renovable. Diseñaron y fabricaron el primer secador a tambor del país, y desde allí desarrollan procesos a medida para transformar frutas y verduras descartadas en alimentos nutritivos e instantáneos

En sus procesos logran gastar apenas un 10% de energía en relación a los métodos tradicionales. Además, el sistema permite aprovechar el sobrestock estacional. 

De esa manera, cuando la oferta excede la demanda, estos productos encuentran una segunda vida, lo que transforma a la actividad en innovación con impacto.

¿Por qué importa lo que hacen?

La principal ventaja de lo que realizan estos emprendedores mendocinos es el foco de su actividad: transforman descarte en alimento y trabajan con frutas y hortalizas fuera del estándar comercial, que se tiran por millones de kilos, dándoles una nueva vida nutritiva y práctica.

Por otra parte, lo novedoso es que diseñan tecnología propia, abierta y adaptada. De hecho, desarrollaron el primer secador a tambor del país, combinando materiales reciclados, eficiencia energética y saber territorial.

Finalmente, no venden sólo productos sino procesos a medida. Es decir, no comercializan polvos que se transforman en comida, sino formas de procesar alimentos en origen, con impacto real en economías regionales.

Los emprendedores diseñaron plantas multipropósito hechas con materiales reciclados y energía renovable.

Por otra parte, el equipo que conforman Bonino y Campos construyen desde lo posible y no desde el ideal. No esperaron inversión ni subsidios sino que arrancaron con lo que había disponible y actualmente tienen una planta propia, un laboratorio interno, 23 personas empleadas y una visión global del negocio.

Hoy su "cocina principal" es el laboratorio, donde desarrollan alimentos instantáneos, sin aditivos, que se rehidratan con agua o leche, sin procesos largos ni calor extremo que puede consumir cualquier persona. Es tan simple como abrir un sobre y mezclar.

“Nos daba miedo salir a buscar inversión o préstamos. Entonces volvimos a las raíces que es la ingeniería, lo aprendido desde lo social y las necesidades de los territorios alejados. Ahí está nuestro motor”, dijo Bonino.

Las escamas deshidratadas se pueden aplicar a diferentes alimentos.

Por otra parte, explicaron que el 80% de la empresa está hecha con metal recuperado.

El equipo de Roll Food opera desde Cumbrar, el Polo Productivo de Rodríguez Peña (Maipú/ Mendoza) con foco en el conocimiento abierto, su laboratorio ya produjo desarrollos efectivos y exportan a tres países.

(*) Especialista en ciencia, tecnología y estrategia pública. Ex secretaria de Innovación, Ciencia y Tecnología de Santa Fe. Evaluadora del Sello del Buen Diseño.

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