Campo
16.04.2025

Tamizan ideas

La spin off de la universidad que encontró en el monte un producto para el mercado

Una empresa de base científica e incubada en UNL y Conicet desarrolla un producto innovador e involucra a comunidades del Norte Grande argentino. Recibieron millonario financiamiento

Por: Eugenia Langone mail

La producción y comercialización de harina de algarroba en el Norte Grande tendrá en los próximos meses “un salto de escala”. De la mano de la empresa Producciones Nativas SAS, incubada en la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) y el Instituto de Ciencias Agropecuarias del Litoral (Iciagro-Conicet), buscarán dar volumen al proyecto “Mapic” que busca articular el trabajo de pequeños productores con un producto para el mercado.

El proyecto “Mapic, harina de algarroba para el Norte Grande argentino”, que se viene desarrollando en Santa Fe, Chaco, Salta, Jujuy y Santiago del Estero, obtuvo un financiamiento de u$s 65 mil de la Unión Europea y de esa manera, la empresa está dando los últimos pasos en su proceso de habilitación.

La intención es fortalecer el desarrollo que llevan adelante con pequeños productores rurales que tiene un impacto directo en las comunidades locales. 

La iniciativa, que toma el nombre qom del algarrobo, podrá a partir del financiamiento externo potenciar el trabajo de producción que se ya venían realizando en las comunidades, contó Fernando Aiello, docente de agroecología de la UNL y socio de la empresa. 

En diálogo con Ecobiz, Aiello señaló que uno de los avances que permitirá el financiamiento será el de llevar molinos a la propias comunidades para que allí mismo se realice la molienda para su posterior venta. 

La empresa recibió un financiamiento de la Unión Europea para desarrollar el producto Mapic. 

“El salto es dejar de comprarles las vainas de algarroba a los pequeños productores, que además en la mayoría de los casos crían ganado al cual alimentan con las vainas, y que ellos mismos puedan moler y comercializarlas”, detalló. 

Para eso, están construyendo molinos nuevos que llevarán a cinco comunidades del norte santafesino, Chaco, Salta, Jujuy y Santiago del Estero con la que ya vienen trabajando. “Esto hará que ellos mismos agreguen valor al producto, el kilo valdrá más y además aporta trabajo a las comunidades”, destacó.

De las comunidades a las ciudades

Los primeros pasos de Producciones Nativas SAS, una empresa incubada desde el ecosistema científico tecnológico, se fueron dando en un espacio prestado por la facultad y por estos días la firma espera la verificación de la Agencia Santafesina de Seguridad Alimentaria (Assal) para los productos que comercializa. 

“Esto para nosotros es fundamental para que los productos puedan tener un tránsito federal y la harina de algarroba que producimos pueda llegar a todo el país, sobre todo a las ciudades”, remarcó el agrónomo. 

El punto no sólo busca dar “seriedad y garantizar calidad”, sino además ganar terreno en la comercialización en blanco del producto. Más aún cuando el 70% de la venta formal de harina de algarroba que concreta en el país, entre 90 y 100 toneladas anuales, es de producción española y en menor medida portuguesa. 

“Es una harina más oscura que la de producción local, que es más color manteca”, explicó Aiello, que no dejó de apuntar a la necesidad de llevar adelante “un reemplazo de esos productos externos por los locales, que refuercen el vínculo además con las comunidades rurales y abone al reconocimiento de nuestra flora nativa”.

En ese aspecto, además, el especialista remarcó que “para cualquier productor rural ocuparse de cosechar la vaina de algarroba es más valioso que vender la vaina caída y que consumen los animales, pero sobre todo, ese registro construye valor de árbol en pie”.

Por eso, para seguir fortaleciendo ese valor, trabajan con productores en la plantación de algarrobos para la mejora ambiental, a partir del cuidado de un recurso clave como es el suelo. 

De esa manera, entregan plantines mejorados y avanzan con el gobierno santafesino en la plantación de algarrobos en 100 hectáreas en la zona de Calchaquíes. “Este es un paso inédito y muestra que se puede hacer a escala”, agregó. 

El valor de la flora nativa

Marcelo Zabala, también docente e investigador de la Facultad de Agronomía de la UNL, forma parte de los equipos desde la génesis del proyecto a través del Programa de Documentación, Colecta y Valoración de la Flora nativa que llevan adelante desde 2011 buscando especies para su valoración tanto en términos sociales como económicos.

Se trata nada menos que del herbario más importante de Santa Fe que actualmente cuenta con un banco de semillas para su conservación y valorización y partir del cual se abren diferentes líneas de trabajo e investigación, entre las que se cuenta el algarroba. 

“En 2017 empezamos a trabajar con especies forestales y vimos que en el algarrobo se había hecho poco”, cuenta sobre el inicio de Producciones Nativas, en el que se desarrollaron las investigaciones de este recurso, que en Santa Fe tiene una decena de especies diferentes. 

Si bien por ahora se trabaja sobre la chaucha de algarrobo molida para hacer la harina, Zabala explicó que a partir de la compra de una trilladora fabricada por la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) no sólo podrán procesar grandes volúmenes, sino además trabajar en subproductos. 

“La máquina trabaja  tirando por un lado la semilla, por otro lado el artejo que es lo que recubre la semilla y, por último,  sobre la parte exterior del fruto, que es la que tiene el azúcar”, explicó Zabala para anticipar que “la idea es poder empezar a trabajar en hacer productos de cada uno de esos componentes.
Mientras en el corto plazo y obtenido el financiamiento, el objetivo está puesto “en la estandarización de estos productos que ya estamos produciendo”, el investigador no deja de mirar más allá. 

“Queremos trabajar con nuevas especies, estamos en la etapa de la investigación básica, pero que es fundamental para avanzar en otros frutos”, detalló sobre los proyectos que no sólo reponen el valor sobre la fauna, sino que además impactan en la vida cotidiana de las poblaciones y sus comunidades.
 

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