Foro global
COP29: un debate para saber quién pagará el costo de reducir la huella
La Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático de 2024 arranca la semana próxima en Azerbaiyán. Mitigación de emisiones y su financiamiento, una agenda clave
Con la discusión sobre la “financiación climática” en el centro de la escena, se pondrá en marcha la semana próxima la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2024 (COP29), que se extenderá hasta el 22 de noviembre.
Todas las miradas estarán puestas en Bakú, Azerbaiyán, a sólo días de que el candidato republicano Donald Trump fue electo una vez más como presidente de los Estados Unidos, un hecho que puede afectar a la mayor cumbre mundial del clima por la posición política que tiene el republicano sobre este tema.
Durante su anterior mandato, entre 2017 y 2021, Estados Unidos abandonó el principal acuerdo mundial de lucha contra el cambio climático que se había firmado en París en 2015 y ahora todos se preguntan si ese escenario puede repetirse durante la nueva gestión de Trump.
Las acciones necesarias que permitan incrementar las acciones de mitigación y adaptación al cambio climático, y el planteo de nuevas metas, así como la colaboración a los países de menores recursos para encararlas, se anticipan como los ejes centrales de esta cumbre que se ha dado en llamar “la COP Económica”.
Se trata del evento sobre el clima y sus consecuencias sobre las comunidades más importantes del calendario mundial. A partir del lunes 11, la capital de Azerbaiyán recibirá a más de 40 mil delegados, entre los que se cuentan representantes gubernamentales de todos los Estados miembros de la Naciones Unidas (ONU). A ellos se suman además el Estado de Palestina, la Santa Sede, Níue, las Islas Cook y la Unión Europea, todos firmantes de la Convención Marco sobre el Cambio Climático (CMNUCC) y en su mayoría adherentes al Acuerdo de París.
Si bien el objetivo económico para llevar adelante las acciones concretas y brindar subvenciones a los países de menores recursos aparece como la clave, otra de las metas es establecer plazos claros para la provisión de los fondos para esas regiones. Y aunque de acuerdo a la CMNUCC y el Acuerdo de París la ayuda debe llegar desde los países de mayores ingresos porque son los que tienen una mayor responsabilidad en la emisión de gases de efecto invernadero, el debate también incluye al sector privado.
En la previa de la COP29 uno de los puntos en cuestión es justamente el comportamiento del capital privado, un sector del cual también se esperan aportes de forma rápida y sistemática. Sobre todo teniendo en cuenta que son billones de dólares los que se requieren para concretar acciones de adaptación y mitigación en los Estados de menores recursos.
Mientras todos los indicadores marcan una tendencia de que el mundo no logrará alcanzar la meta de limitar el incremento de la temperatura media en 1,5 ºC, como fue el último objetivo planteado, la llegada de Trump a la presidencia de Estados Unidos no hace más que sumar incertidumbre en los acuerdos de ayuda y financiamiento entre el Norte y el Sur global.
Y aunque Estados Unidos no es el mayor aportante de esa ayuda financiera a los países más pobres, sus decisiones serán clave. Mientras tanto, la pregunta no deja de ser quién pagará las cuentas de adaptarse al cambio climático.