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17.11.2025

Arman un mapa

La inversión de impacto gana músculo y se despega del sistema financiero

Universidad Austral y Fundación Alimentaris armaron relevamiento del período 2023 y 2024. Mirá esta radiografía de lo que ocurre en Argentina

Por: Gabriela Arias mail

La inversión de impacto —aquella que busca generar un retorno financiero junto con resultados sociales y ambientales positivos y medibles— se consolida en Argentina de la mano de actores tradicionales, como bancos y mercado de capitales, pero especialmente de aquellos que están por fuera del sistema financiero, como fondos de deuda, de equity y aceleradoras o incubadoras.

Un reciente mapeo realizado por la Universidad Austral y Fundación Alimentaris muestra que, entre 2023 y 2024, se registraron 214 operaciones por u$s 41,6 millones, canalizadas por fuera de los circuitos tradicionales del sistema financiero.

En total, fueron 22 inversores y 89 organizaciones tomadoras, lo que marca un cambio de paradigma: cada vez más actores privados y sociales buscan proyectos donde convivan el rendimiento económico y el impacto positivo.

“Los inversores de impacto del período fueron principalmente fondos de deuda y de equity, que dieron cuenta en conjunto de poco más de la mitad de los inversores relevados. En cambio, las aceleradoras/incubadoras tuvieron una incidencia comparativamente menor en el bienio”, indicó el mapeo.

Los sectores más financiados fueron alimentos y agricultura, seguidos por manufactura, arte y cultura, energía y servicios financieros, con una marcada concentración geográfica en la Ciudad de Buenos Aires, provincia de Buenos Aires y seguida por Córdoba y Santa Fe.

Julia Iurlina de Latimpacto (red latinoamericana que promueve la inversión de impacto y la filantropía estratégica en la región), enfatizó que “la inversión de impacto exige conectar propósito y retorno mediante equipos proactivos que integren métricas, territorio y red”.

Una guía disponible

El estudio construyó un directorio con casi 140 actores del ecosistema argentino, disponible en formato abierto, que permite dimensionar la amplitud y diversidad de iniciativas en marcha. 

“Este mapeo consolida un esfuerzo de largo plazo por medir de forma sistemática este tipo de inversiones, que son clave para construir mercados más inclusivos y sostenibles en Argentina”, señaló Fernanda Figueroa, co directora del proyecto e investigadora del Centro de Estudios en Sustentabilidad e Innovación Social (Cesis) de la Universidad Austral, durante la presentación del mapeo en Buenos Aires.

El equipo de profesionales que presentó el mapeo de Universidad Austral y Alimentaris.

Aunque este crecimiento de las inversiones por fuera del sistema financiero crece, el  ecosistema, medido en su conjunto, es mayor. Si se contabilizan las inversiones de impacto y el financiamiento sostenible - créditos bancarios o Bonos Sociales, Verdes y Sustentables (SVS) en el mercado de capitales - suman  u$s 4.373 millones en el bienio 2023-2024, lo representa el 14% del total en Latinoamérica.

“Hay diferentes expectativas entre quienes financian y quienes reciben este tipo de capital: muchas veces buscan una rentabilidad mayor a la media, y nuestro rol —junto con Glocal— es tender puentes entre esas empresas o inversores y las organizaciones que lo necesitan”, dijo Andrés Schapiro de Sumatoria, organización pionera en finanzas de impacto que canaliza capital hacia proyectos con propósito social y ambiental, durante el encuentro del que participó Ecobiz

Florencia Solari de Glocal (aceleradora que conecta startups agroalimentarias con grandes compañías del sector) subrayó la importancia del papel de las aceleradoras de impacto en el agro, uno de los sectores más dinámicos. “Buscamos ser un puente vital entre emprendedores de etapa temprana y corporaciones que buscan innovar con propósito”, dijo.

Perder el miedo

Para los empresarios, estar en el foco de la inversión es clave, pero al mismo tiempo un desafío que impone cambiar la cabeza. Así lo explicó Daniel Jaimes, de Green Computer (compañía que recupera y reacondiciona equipos tecnológicos para promover la economía circular), quien destacó la importancia de “romper el miedo a endeudarse, conociendo el instrumento para potenciar a la empresa”.

Ana Sayago de Coopsol (cooperativa que impulsa la apicultura orgánica y la economía social en el norte argentino), reforzó la idea. “Logramos la formación de una red de pequeños productores, muchos campesinos indígenas, que tengan sus propias colmenas con las cuales nos articulamos para su comercialización. Lo que queremos es que haya más miel y apicultores en el territorio, no necesariamente con colmenas propias”, contó.

Bancos y mercado de capitales

El análisis cuantitativo muestra que, si bien los montos de inversión se multiplican, una parte significativa del financiamiento sostenible sigue fuera del radar del sistema financiero. En el panel de Bonos Sociales, Verdes y Sustentables (SVS) de Byma, el estudio identificó 40 emisiones por u$s 1.132 millones en el bienio, aunque el monto superior al bancario, mostró una desaceleración respecto de la tendencia ascendente observada desde 2019.

El 75% de las emisiones correspondió a bonos verdes y el 93% del monto total se concentró en proyectos energéticos —en especial eólicos y solares— y Genneia se destacó como el principal emisor, con ocho bonos y cerca de u$s 300 millones colocados.

Sin embargo, el interés de los inversores por estos instrumentos supera con amplitud la oferta: en los últimos cuatro años la demanda excedió en más del 40% la cantidad de opciones disponibles, una señal clara del apetito insatisfecho por finanzas sostenibles en el país.

El rol de la banca y el crédito sostenible

Del lado de las entidades financieras, el relevamiento de 12 bancos que publican reportes de sostenibilidad permitió identificar 121.849 créditos con criterios sociales, verdes o sostenibles, por un total de u$s 3,2 millones. A esto se suman fondos comunes de inversión y fideicomisos que también integran la categoría de instrumentos sostenibles.

Aunque los volúmenes aún son modestos en comparación con el crédito total, la tendencia es clara: las finanzas sostenibles están pasando de ser un nicho a un componente estructural de la estrategia bancaria y del mercado de capitales.

Lo que falta

El estudio también revela que la medición del impacto todavía representa uno de los grandes desafíos del ecosistema. Si bien la mayoría de los actores declara perseguir objetivos sociales y ambientales, pocos cuentan con métricas estandarizadas que permitan comparar resultados o demostrar retornos de manera sistemática.

Para Eugenia Concina, directora de programas de Prosperidad de Fundación Alimentaris, el mapeo es un punto de partida: “Permite conocer experiencias y entender cómo se están movilizando los recursos hacia iniciativas que combinan rentabilidad con impacto. Abre el camino para que más actores se sumen y para seguir fortaleciendo un mercado de inversión de impacto cada vez más sólido en Argentina”.
 

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