Industria
18.09.2025

Chin chin verde

Crearon un blend de sustentabilidad y negocio y conquistaron el mercado

Conocé cómo una gran bodega argentina, certificada como Empresa B, consolidó su modelo de triple impacto

Por: Gabriela Arias mail

Saborear un Malbec blanco - esta rara innovación vitivinícola que hace años desarrolló la bodega Trivento - no es solo llevar al paladar un trago singular, sino degustar también una historia de sustentabilidad. Durante 2025, la empresa amplió su planta solar en un 67%, lo que le permite abastecer el 20% del consumo eléctrico de sus instalaciones en Maipú (Mendoza), logró reducir un 18% el peso de la botella de su línea Reserve, con un impacto directo en la huella de carbono asociada al transporte e incrementó el número de becas escolares, que fueron el destino social original con el que nació uno de los vinos más exitosos de la marca.  

“El gran desafío es demostrar que se pueden hacer negocios exitosos cuidando el ambiente y a las personas. Esa convicción es la que guía nuestro camino desde el inicio”, afirma Mercedes Álvarez, gerente de Sustentabilidad de Trivento, que tiene 1.650 hectáreas de viñedos ubicados principalmente en las regiones mendocinas de Maipú, Luján de Cuyo y Valle de Uco.

Desde hace 15 años la bodega viene construyendo un modelo de negocio de triple impacto, convencida de que se puede generar rentabilidad al mismo tiempo que se protege a las personas y al planeta.

Esta transformación progresiva del proceso productivo hacia una matriz más sustentable no es una opción para las bodegas argentinas, sino un camino necesario para mantenerse competitivas en un mercado donde los consumidores valoran cada vez más la trazabilidad, la responsabilidad social y el cuidado ambiental.

La empresa amplió su planta solar en un 67% lo que le permite abastecer el 20% del consumo de la bodega en Maipú.

El proceso arranca desde la finca hasta las góndolas. La empresa desarrolla sistemas de riego y fertilización de precisión, con monitoreo constante, lo que permite optimizar el uso del agua y los nutrientes.

Además, realiza medición de huella de carbono y de agua, datos concretos que le permiten diseñar planes de reducción de emisiones.

Otro de los pilares de la transformación hacia un negocio sostenible fue la incorporación de energías renovables en sus operaciones. Lo hacen mediante el montaje de paneles solares que abastecen actualmente el 20% de su demanda eléctrica.

Pero además, con la intención de optimizar el consumo eléctrico, realiza un control en todas las áreas productivas.

Por otra parte, lleva adelante un programa de gestión de residuos con el cual logró reciclar o compostar un 96% de sus desechos.

Todo ese trabajo se trasladó a su cadena de valor, con lo cual el vínculo con proveedores también forma parte de esta lógica y aliados estratégicos. Para fortalecer eso, los acompaña en la adopción de buenas prácticas y elaboró un Código de Conducta que guía la relación y asegura estándares éticos, sociales y ambientales.

“Cada uno de estos avances demuestra que la sustentabilidad no es un discurso, sino un camino con resultados concretos y medibles. Nuestro compromiso es seguir profundizando en esta línea, con la meta de alcanzar la carbono neutralidad en 2040”, asegura Álvarez.

En este sentido, uno de los ejes del triple impacto en lo que se enfoca con fuerza Trivento, es el aspecto social. La bodega promueve al interior de sus operaciones la terminalidad escolar para colaboradores, pero también para los miembros de la comunidad. También, becas de estudio para empleados, sus hijos y estudiantes externos.

De hecho, el White Malbec de Trivento, reconocido como uno de los primeros en su tipo en el mundo, nació con un propósito social. Parte de su recaudación se destina a financiar becas educativas a través de la Fundación FonBec, que apoya a jóvenes de todo el país. 

El cambio de rumbo

Estos números son el resultado de un recorrido que Trivento comenzó con iniciativas puntuales de corte social y ambiental, que luego se transformaron en programas estructurados. El punto de inflexión llegó en 2013, cuando la sustentabilidad se incorporó a la estrategia central de la compañía.

Los avances en materia de sostenibilidad se traducen "en eficiencia operativa y menores costos", indicó Mercedes Álvarez, gerente de Sustentabilidad.

Ese compromiso se vio ratificado en 2021 cuando certificó como Empresa B, lo que le permite integrar una comunidad global con la que comparte valores y prácticas de gestión.

“El enfoque sustentable le permitió a Trivento optimizar procesos, reduciendo consumos de energía, agua y materias primas, al tiempo que disminuyó residuos”, apunta Álvarez.

Señala además que estos avances se traducen en “eficiencia operativa y menores costos”, pero también en un “diferencial frente a los mercados internacionales”. 

Otro beneficio adicional que encontraron en esta nueva forma de encarar el negocio es el atractivo que genera en la captación de talentos, ya que las nuevas generaciones valoran trabajar en compañías con compromiso ambiental y social.

Para dar cuenta pública de estos procesos, la bodega publica un Reporte de Sustentabilidad bianual, alineado con los estándares GRI y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), cuya edición 2023-2024 está en elaboración.

Pero además, Trivento participa en espacios colectivos como el Comité de Sustentabilidad de Bodegas de Argentina, Wines of Argentina y el grupo de Bodegas B, desde donde impulsa lineamientos comunes para la industria como: trazabilidad, eficiencia en recursos, adopción de energías limpias, protección de la biodiversidad e inclusión social, con la convicción de que “el vino puede ser mucho más que un producto y transformarse en una herramienta de cambio”, concluyeron.
 

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