Cambio de hábitos
Más argentinos reciclan en casa pero no saben dónde termina lo que separan
Conocé los datos de la 3° edición del estudio de Ecoplas y Opinaia sobre reciclaje y economía circular
Desayunar, tirar la borra del café y los restos de fruta en el recipiente de basura orgánica y, luego, lavar el pote de plástico del yogur y depositarlo junto a cartones y vidrios en otro sitio, es una tarea rutinaria que suelen hacer muchos argentinos. Sin embargo, ese esfuerzo cotidiano de separar los residuos queda desdibujado cuando no encuentran dónde desecharlos para evitar que terminen mezclados en un contenedor.
La situación es - con sus matices - una postal cotidiana que se repite frecuentemente en Argentina, donde cada vez más personas reciclan, pero sienten que el esfuerzo individual no alcanza ¿Esto por qué ocurre? La gran mayoría cree que es por una falta de articulación entre el Estado, las empresas y la sociedad para que la doble vida de los materiales gane escala y, además, porque las marcas no se hacen cargo de la gestión posconsumo de los productos que ponen en el mercado.
Los datos se desprenden de la 3° edición del estudio que elaboran en conjunto Ecoplas - organización que promueve el reciclado del plástico en el país - junto a la consultora Opinaia.
Según el relevamiento, en 2025 el 82% de los argentinos ya separa sus residuos de manera total o parcial (40% siempre o casi siempre y 42% a veces), una cifra que representa un crecimiento de 22 puntos porcentuales respecto de 2020.
Sin embargo, lo que se convirtió en un hábito personal y familiar choca con lo que ocurre puertas afuera de los hogares, ya que los encuestados encuentran problemas para gestionar ese reciclaje.
El 87% de los encuestados dijo que falta articulación entre Estado, empresas y sociedad y el 88% cree que las marcas deben garantizar un reciclaje más eficiente.
De hecho, la ley de Responsabilidad Extendida del Productor (REP) que obliga a las empresas envasadoras a hacerse cargo de la gestión posconsumo, incorporando ecodiseño, reutilización, reciclaje y valorización, no existe en la Argentina. Sí, en cambio, está vigente en otros países latinoamericanos como Brasil, México y Chile y en la Unión Europea.
La ley REP, en la que vienen insistiendo organizaciones como Ecoplas en Argentina, es una
política pública fundamental para que todos los materiales reciclables presentes en la corriente de los residuos sólidos urbanos, entre ellos los plásticos, tengan un destino circular y sustentable.
Por otra parte, el estudio da cuenta de un crecimiento del interés por el posconsumo y el consumo consciente, ya que el 63% de los argentinos se interesa por el destino final de los productos que consume y entiende que los plásticos cumplen funciones esenciales en ámbitos como la salud, la higiene y la seguridad alimentaria. También señala que el 44% de la opinión pública valora especialmente su capacidad de reciclaje y reutilización como principales atributos.
Esta percepción demuestra que el manejo cotidiano de los plásticos, cuando ya cumplieron su función, pueden seguir siendo un recurso aprovechable en su etapa posconsumo.
“La sociedad quiere y sabe actuar, pero necesita condiciones concretas para que ese compromiso se traduzca en resultados reales”, dijo Verónica Ramos, directora ejecutiva de Ecoplas y señaló al respecto que “las políticas públicas deberían dar respuesta con la aprobación de un marco normativo coherente en nuestro país, como paso fundamental para que la economía circular adquiera una dimensión real, y no quede únicamente en una expresión de deseo o en iniciativas aisladas de uno u otro sector”.
En términos estructurales, el reciclado de plásticos en Argentina se multiplicó por cinco durante los últimos 20 años. En 2024, se reciclaron mecánicamente 233.200 toneladas de plásticos y se valorizaron otras 30.300 toneladas en hornos cementeros. Esta actividad constituye una cadena productiva consolidada que cuenta con más de 190 empresas recicladoras distribuidas en todo el país y genera más de 50.000 empleos directos e indirectos.
Sin embargo, la industria recicladora tiene una capacidad ociosa del 50% debido a la baja separación de residuos y la limitada demanda de material reciclado, lo que muestra un amplio potencial de crecimiento para consolidar la circularidad.
Por otra parte, el estudio revela una creciente conciencia ecológica en los consumidores: el 52% pagaría más por productos hechos con plástico reciclado, superando la predisposición registrada en 2022.
Este interés fortalece el valor de certificaciones, ecodiseño y trazabilidad como sellos de confianza para el consumidor. De hecho, el 45 % considera que la presencia de una etiqueta o sello ambiental es un factor decisivo al momento de elegir un producto, un dato que impulsa a Ecoplas a buscar el reconocimiento internacional de la Certificación de Contenido de Plástico Reciclado en Productos para darle marco sustentable y apoyar a la industria exportadora.
Desarrollada por Ecoplas en asociación con el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (Inti), este sello garantiza que los productos cuenten con un mínimo del 15% de material reciclado, con trazabilidad verificable y un código QR que informa sus beneficios ambientales.
Más y mejor educación ambiental
Otro dato clave que se desprende del informe, indica que el 93% de la población considera que la educación ambiental debería ser obligatoria. Además, el 52 % cree que el plástico y su reciclaje debe formar parte de la educación escolar, fortaleciendo el conocimiento sobre economía circular desde la infancia.
El informe fue el resultado de un trabajo de campo realizado entre el 20 de junio al 7 de julio de 2025 sobre 1.235 casos nacionales de público en general, aplicando una muestra representativa por cuotas de sexo, edad y zona de residencia.




