Hogar
15.10.2025

Con abejas y pinos

Le copian a la naturaleza y crean un producto que reemplaza al papel film

En Necochea una emprendedora creó un producto reutilizable y compostable que cambia la forma conservar alimentos. Lo vende en todo el país y suma mercados 

Por: Eugenia Langone mail

Utilizando un proceso que sucede en la naturaleza, pero reconvertido de manera artesanal, una empresa de Necochea (Buenos Aires), logró desarrollar un producto que permite sacar de la cocina el papel film, uno de los elementos más utilizados en los hogares y altamente contaminante. 

Así nació Tuna Guri, una alternativa de uso hogareño sustentable creada por Andrea Christiansen que hoy se comercializa en todo el país. Se trata de un paño de cocina que permite conservar alimentos sin recurrir al plástico, que está tratado previamente con una fórmula que combina cera de opérculo - utilizada por las abejas para cubrir su producción de miel -, resina de pino (con propiedades antisépticas y antibacterianas), y aceite de coco.

Este envoltorio para alimentos, que es reutilizable y compostable, fue el resultado de una investigación previa y una tarea de laboratorio que Andrea realizó en su casa. Con los restos de material, produce bolitas de cera que se comercializan como iniciadores de fuego. 

“La primera vez que vi un producto parecido al que ahora comercializamos fue varios años antes de la pandemia, cuando una amiga los trajo desde Chile y me fascinó la posibilidad de dejar de usar film en la cocina para conservar los alimentos”, cuenta desde el bosque donde vive, en la ciudad costera bonaerense, un lugar donde cada vez preocupa más la contaminación por plásticos que afecta a los ambientes marítimos.

En 2022 un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente realizado a través de investigadores del Conicet había alertado que el 85% de la contaminación de los océanos está dada por residuos plásticos, fundamentalmente microplásticos. En enero de este año, un censo realizado en las playas bonaerenses mostró que el 74% de los residuos son plásticos.

El papel film, un plástico casi imposible de reciclar que se descubrió casualmente en Michigan (EEUU) en la década del 30 y masificado en los años 50, es parte del problema justamente por la practicidad que tiene en el hogar y su uso para la conservación de alimentos.

“Yo lo usé durante años, pero cuando llegó esta alternativa a mis manos me voló la cabeza” reconoció la emprendedora y dijo que como se lleva bien con las mezclas porque es técnica de laboratorio de profesión, se puso a investigar y logró crear los paños que logran reemplazar al papel film.

Se trata de un producto con diferentes diseños y colores que la empresaria ahora comercializa en ferias y comercios de Necochea y otras ciudades de la costa, y que encontró tanto en restaurantes de Buenos Aires como en el nicho de regalos corporativos, otro mercado. 

De la naturaleza a la cocina

Alcanzar la fórmula que hoy le permite a Andrea y a su compañero producir las bolsas y paños que ofrecen al mercado llevó su tiempo. “Se trata de un proceso artesanal y manual”, cuenta la mujer, quien reconoce que el proyecto que pensó durante la pandemia a pequeña escala, casi familiar y vecinal, tuvo un crecimiento importante y hoy entregan unas mil unidades al mes. 

Trabajando sobre vistosos géneros de 100% algodón, el proceso se lleva adelante implementando un proceso químico que proviene de la naturaleza y replicándolo de manera artesanal, combinando cera de opérculo, resina de pinos y aceite de coco. 

“La cera es la que utilizan las abejas para el resguardo de su producción de miel y la resina es un fuerte antibacteriano que utilizan los pinos para regenerarse ante un corte”, explica. 

Los paños de algodón son pasados por esa mezcla que les otorga las propiedades necesarias para la conservación de los alimentos. De todos modos requieren algunos cuidados básicos, como no exponerlos al calor debido a que los componentes se derretirían. Es necesario lavarlos con agua fría y evitar la exposición al sol para lograr extender su vida útil que puede llegar hasta un año. 

El material tanto de las bolsas como de los paños que tienen un uso similar al de papel film, permite mantener en la heladera todo tipo de alimentos, con la única excepción de la carne y el huevo crudo. “En esos productos proliferan bacterias que sólo se retiran con agua caliente y los paños no pueden lavarse, por lo tanto no pueden utilizarse”, explica Andrea que enumera que frutas, verduras, panes y restos de comida pueden ser almacenados “sin problemas”.

Si bien el Código Alimentario Argentino no tiene aún una regulación para este tipo de productos, la empresaria contrató a un laboratorio certificado para realizar un ensayo de migración global sobre sus productos, de manera de garantizar su inocuidad de manera científica. Ese análisis determina la cantidad total de sustancias que se transfieren de un material de empaque a un alimento y permite evaluar la aptitud de los envases y establecer que no liberan componentes dañinos para la salud.

El resultado fue positivo. “Nosotros sabíamos que iba a dar correctamente este análisis, pero es importante poder certificar para seguir trabajando”, dice Andrea desde Necochea para plantear la próxima meta de su negocio. 
 

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