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09.04.2025

Bacterias rendidoras

Con ingeniería genética mejoraron un biofertilizante vital para la soja

Logran editar un biofertilizante que suma productividad a la soja y por sus características no es un organismo genéticamente modificado (OGM)

Un equipo internacional de investigadores liderado por el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (Inta) realizó la edición génica de un biofertilizante que aumenta un 6% la productividad de la soja. Por sus características, estos microorganismos son considerados no OGM por las autoridades regulatorias de los principales países productores de alimentos.

Los investigadores editaron rizobios, bacterias que actúan como biofertilizantes ya que permiten la fijación biológica de nitrógeno, un proceso clave para la productividad agrícola.

La edición genética se realizó mediante la tecnología Crispr/Cas9 y se logró determinar fue precisa, sin modificaciones no deseadas ni incorporación de ADN foráneo. 

Al tratarse de organismos no-OGM por países como Argentina, Brasil, Estados Unidos, China, India, Indonesia, Bangladesh y Australia, facilitará su rápida comercialización.

La innovación se trata de un hito científico en el que participaron laboratorios de Argentina, Uruguay, Chile, Colombia y España y fue financiado por el Programa Nacional de Biotecnología del Inta y el Fontagro.

Nicolás Ayub, investigador principal del Conicet en el Instituto de Genética y del Instituto de Agrobiotecnología y Biología Molecular (Iabimo) del Inta, explicó que, en una primera etapa, el estudio se enfocó en la edición de los inoculantes comerciales E109 (Argentina) y Semia5079 (Brasil). 

Además del aumento en la producción de soja, “esta tecnología inhibe la pérdida de nitrógeno del suelo, reduciendo hasta un 10% los costos de fertilización en rotaciones con cereales”, indicó.
Silvina Brambilla, investigadora del Inta y codirectora técnica del proyecto, subrayó que el siguiente paso es validar la tecnología en distintas regiones productivas.

Además, “es fundamental generar la información necesaria para que la Comisión Nacional Asesora de Biotecnología Agropecuaria (Conabia) evalúe y apruebe la equivalencia de los rizobios editados con los inoculantes tradicionales. Una vez cumplidas las etapas técnicas y regulatorias, podremos avanzar en la transferencia de la tecnología al sector productivo”, afirmó.

Las aplicaciones futuras incluyen el uso de inoculantes y probióticos editados para mejorar la solubilización de fósforo en el suelo, el biocontrol de plagas, la fijación de nitrógeno en cereales y la degradación de metano en ganadería.

“Este desarrollo tiene un impacto directo en la sostenibilidad de la producción agropecuaria, permitiendo producir más con menos recursos”, puntualizó Brambilla, quien destacó que este avance representa una herramienta clave para alinearse con los principios de eficiencia y sustentabilidad promovidos por la comunidad científica y el sector productivo.

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