2° Congreso Abappra - Felaban
Inclusiva y sostenible: el perfil de la banca del futuro
Los principales referentes del sistema financiero de América latina se reunieron en Buenos Aires para debatir sobre la nueva agenda del sector bancario frente a los desafíos que impone el cambio climático
“La sostenibilidad es una nueva forma de hacer negocios”, dijo la presidenta del Comité de Banca Sostenible e Inclusiva de la Federación Latinoamericana de Bancos (Felaban) para explicar la sintonía que debe comenzar a afinarse entre el mundo financiero y los proyectos que incluyan la preservación del ambiente y la mitigación del cambio climático. Se trata de una agenda que está lejos del snobismo y es una realidad palpable que impacta en la vida de las personas y las comunidades, y que se expresa en grandes sequías, inundaciones intempestivas y, en última instancia, en la profundización de la pobreza.
“Atrás quedó la banca que solamente trabajaba por la rentabilidad económica” expresó Chaves durante la apertura del 2° Congreso Latinoamericano de Banca Sostenible e Inclusiva que se realizó lunes y martes en Buenos Aires organizada por Felaban y la Asociación de Bancos Públicos y Privados de la Argentina (Abappra).
De hecho, las entidades están interpeladas por esta nueva agenda y sus inversores quieren que el dinero se reinvierta en proyectos sostenibles. “Hoy las partes interesadas nos están exigiendo un mandato, que es generar valor ambiental, con prácticas amigables con el ambiente para que generen una economía próspera y donde no quede nadie atrás”, dijo Chaves y cuando habló de sostenibilidad se refirió a tres grandes componentes, uno ambiental, “donde vamos a trabajar esos riesgos que pueden poner peligro negocios, pero que generan oportunidad de cambio”.
El segundo, “la parte social, que es darle rostro humano a nuestras operaciones, ya que cuando estamos generando crédito, estamos acompañando a las personas para que puedan cumplir sus sueños y a las empresas para que puedan dinamizar la economía mundial”. Finalmente dijo que “la sostenibilidad es el tercer elemento, donde hablamos de gobernanza, que muchas veces se nos olvida, las prácticas éticas, transparentes y robustas de un gobierno corporativo sólido que pueda desplegar políticas de derechos humanos y de sostenibilidad en toda la organización”.
Ese desafío aún tiene mucho camino por transitar. “Hay mucho desarrollo en materia de bonos sostenibles, pero falta idear otras herramientas para mejorar la inclusión financiera y sostenibilidad en las finanzas públicas”, dijo Marcela Ponce, líder de Servicios de Asesoría Financiera Sostenible para América Latina y el Caribe en la Corporación Internacional de Finanzas (IFC, por sus siglas en inglés) y lo puso en números.
Planteó que se espera que los bancos aporten el 80% del financiamiento climático, pero que, hoy se está lejos de ese porcentaje, sobre todo en Latinoamérica. “Brasil tiene el porcentaje más amplio de la cartera de la banca nacional en instrumentos sostenibles en la región con el 20% y México, por ejemplo, apenas el 3%”, mencionó al disertar en el panel sobre el rol de los bancos de desarrollo para promover una banca más sostenible.
Aunque América latina no es una fuente de problemas en materia de cambio climático, ya que emite menos del uno por ciento de los gases contaminantes, “la región sí es terriblemente vulnerable a los problemas del cambio climático, dadas las inundaciones, la menor oferta del agua y los deslizamientos de la geografía como la cordillera de los Andes”, recordó Giorgio Trettenero, secretario general de Felaban al calificar a la región como una “víctima” y “carente de fuentes de financiamiento, ya que nuestros mercados no son desarrollados y no tenemos profundidad”, dijo.
“Necesitamos movilizar capital para financiar planes de mitigación climática, para acelerar la inclusión social y para ello debemos generar incentivos”, planteó a la hora de considerar que las políticas públicas “deben jugar un papel protagónico, y la banca y el sector financiero deben facilitar la movilización de capital”.
Según dijo Trettenero, “necesitamos que la oferta de crédito atienda a empresas que puedan contribuir a proyectos que pueden parte de la solución del problema”.
A la hora de pensar en determinados instrumentos para avanzar en este sentido, Ponce (IFC) dijo que la “taxonomía”, es decir la clasificación de activos que tiene impacto positivo en el ambiente y la sociedad, es una herramienta importante. Mencionó al respecto varios países como Panamá y Costa Rica, que trabajan en esto.
“Ese es un desafío grande porque las empresas que van a obtener inversiones son las que tengan en cuenta este valor, su aporte sostenible”, enfatizó Douglas Ricardo Elespe, presidente de la calificadora Fix SCRA, la encargada de evaluar al Banco Nación Argentina y acompañarla en el proceso que derivó en la certificación en materia de valores Sociales Ambientales y de Gobernanza (ASG), inédita para un banco público y el primero en dar este paso en el mercado local.
También aclaró que esto implica un compromiso serio. “Se puede emitir una evaluación buena sobre alguien que tiene un buen propósito pero no se puede descuidar el análisis de la solvencia del proyecto”, dijo Elespe y también señaló que hay que tener mucho cuidado de no caer en la trampa del “greenwashing, que es algo que existe y es necesario evitar”.