Federico Pucciariello
"Argentina tiene la gran chance de entrar en los biocombustibles de tercera generación"
El titular de Essential Energy, empresa que en sociedad con YPF reactivará la ex Refinería San Lorenzo, dijo que "muchas industrias se van a transformar para procesar cereales energéticos"
Por: Sandra Cicaré mail
“Argentina tiene la gran oportunidad de entrar en los biocombustibles de tercera generación para áreas donde el mundo necesita descarbonizar de aquí a 2050 como es la aviación”, dijo con entusiasmo Federico Pucciariello, titular de la empresa de biocombustibles Essential Energy que en sociedad con la petrolera YPF crearon Santa Fe Bio, una biorrefinería que reactivará las instalaciones de la ex Refinería San Lorenzo para fabricar combustible sostenible de aviación (SAF) y alternativamente HVO (Aceite Vegetal Hidrotratado) con propiedades similares al gasoil. Se trata de un proyecto de u$s 400 millones que prevé la aplicación al Régimen de Incentivo a la Grandes Inversiones (Rigi). “Los trabajos van a empezar en octubre pero recién en tres años se podrá producir el primer litro de SAF”, aseguró el empresario. En ese camino, consideró que se viene un ciclo de "cereales energéticos" orientados menos a la alimentación y más a la producción de energía y el Gran Rosario, otrora polo petroquímico y luego agroindustrial, sumará un nuevo actor.
- ¿Cómo es la inversión que se va a realizar en la ex Refinería San Lorenzo junto a YPF? ¿Cuáles son los plazos para empezar a producir?
Argentina tiene una ventana de oportunidad muy importante que es la de entrar en los biocombustibles de tercera generación para áreas donde el mundo necesita descarbonizar de aquí a 2050, como es la aviación. El país tiene los recursos naturales para hacerlo, los recursos humanos y siempre pelea por los recursos económicos y la tecnología. Vimos la oportunidad, la ventana de inversión, a través de un Rigi, para este tipo de tecnología. Los trabajos en la planta van a empezar a partir de octubre, para poner en valor los activos y dar la actividad comercial a la refinería nuevamente. Pero todo el trabajo hasta llegar a producir el primer litro de biocombustible de aviones (SAF) demandará tres años.
- ¿Cómo es el mercado del SAF, el combustible de aviación sustentable?
La tecnología lo que hace es obtener un combustible idéntico al fósil, pero de origen biológico, renovable. Pero esto depende mucho de las regulaciones. Europa, por ejemplo, no permite esta importación. O sea, nosotros no podríamos en teoría exportarles SAF de origen soja, aunque Estados Unidos, sí. Pero, al mismo tiempo, todos los países están regulando su espacio aéreo, de modo que Argentina tranquilamente puede hacer una regulación espejo para protegerse de las regulaciones europeas o americanas, ya que de lo contrario estaríamos importando SAF de acá al 2027 - cuando entra en vigencia la primera regulación en el mundo - porque al tomar un avión en Argentina, esa aeronave traería el SAF producido por ejemplo en Francia o en Alemania. Tenemos que evitar eso, producirlo acá y agregar valor a nuestros recursos naturales en origen.
- ¿Esto demanda la evolución hacia una nueva generación de biocombustibles?¿Implica cambiar de cultivos?
Hay nuevos cultivos que se están pensando con un crecimiento continuo como la carinata, la camelina. Hay una cerealera que ya está haciendo inversiones para transformar eso en un activo, extrayendo el aceite de estos cultivos. Creo que eso va a venir en Argentina, porque el negocio de la soja mutó. Hace 20 años el crecimiento de la soja tenía sentido porque el crecimiento demográfico del mundo generaba una demanda de harina muy grande y el negocio sojero estaba basado en eso. Ahora el foco está en la venta de aceites. Pero la soja es muy ineficiente en ese aspecto. Solo el 18% de un grano se convierte en aceite. Por lo tanto, creo que van a venir nuevos cultivos que serán más rentables para el productor y que van a ayudar a la rotación y mejora de los suelos.
- ¿Qué significa este proceso para el cordón industrial que nació como polo petroquímico, luego incorporó la agroindustria y ahora los biocombustibles?
Sí. Es así. Yo creo que algunas industrias se van a transformar en plantas con tecnologías nuevas para poder procesar estos nuevos cereales que van a empezar a estar en la Argentina, llamados cereales energéticos, porque no están tan orientados a la alimentación sino a la energía que producen para hacer biocombustibles de tercera generación. Estos cereales sí están aceptados por la Unión Europea para hacer SAF porque tienen el balance de carbono necesario según sus normas. Esta es una revolución que se produce con todos los saltos tecnológicos. Antes una tecnología tardaba 20 años en adoptarse, ahora todo es mucho más rápido y cada 5 años tenemos que hacer cambios.
- ¿Esta asociación entre YPF y Essential Energy cierra la grieta que se había trazado entre petroleras y el sector de los biocombustibles, que venían teniendo una relación compleja?
Creo que hay un antes y un después. No cabe duda. Porque participa la petrolera más grande del país y también la empresa más grande en facturación, que decidió mirar al futuro y arrancar con un proyecto de esta envergadura. Si bien los biocombustibles tienen distintas generaciones y usos, no es lo mismo el biodiesel para corte obligatorio, que un SAF para un avión que no lleva corte obligatorio. El uso del SAF es simplemente un mandato de reducción de CO2, con un mercado libre de oferta y demanda en Rotterdam. Son mercados distintos. Esto está pensado para exportación como el primer Rigi ambiental. Es importante además que YPF revalorice una refinería que estuvo parada desde el 2018 y que va a generar mucha actividad en la zona.
- ¿Será cada vez más frecuente encontrar estas asociaciones entre empresas del sector del petróleo, de la energía fósil y el agro?
Creo que sí. En el mundo ya se está dando. En la Argentina creo que YPF fue la primera en dar el puntapié inicial. Tenemos la suerte de que esa petrolera estatal tenga como presidente, por primera vez, a una persona del sector y con la potestad de hacer lo que hace. Hay tres factores que se alinearon para que esto suceda: hay una ley como el Rigi que permite una inversión de tal envergadura en este tipo de proyectos; contar con un titular de YPF disruptivo, que lo demuestra todos los días por el trabajo que está haciendo - por caso tomó una sociedad que valía u$s 16.000 millones y ahora vale el doble - y sobre todo tener un gobierno provincial muy alineado al futuro y promoviendo lo que somos como sector. Si esto se demuestra como un caso de éxito, será la reactivación no solamente del cordón industrial en la parte de exportación, sino también el desarrollo de toda una línea nueva de proveedores metalmecánicos, repuesteros, que hoy están un poco en crisis por la parada de inversiones que hay. Llegamos a un límite en lo que es el crushing de soja, algo natural que ocurre en otros procesos industriales. En el caso del cordón aceitero estamos en ese punto y esto puede ser una iniciativa nueva y el relanzamiento de un montón de cosas que sin duda van a ayudar a motorizar la actividad. Por lo tanto, creo que las otras petroleras van a tener que tomar cartas en el asunto y hacer algo. De todos modos esta alianza entre sectores es complementaria. No se trata de petróleo o biocombustible sino de ambos. Tener hoy un producto que se pueda mezclar con otro muestra la complementariedad química. Por lo tanto, no se pueden luchar continuamente entre estos dos sectores.
- ¿Cuál es el recorrido de tu empresa para llegar a esta instancia? ¿Cómo logró visualizar el desarrollo de uno de los sectores económicos más nuevos de la economía argentina?
Yo soy un fanático de la energía de toda la vida. Siempre estudié estos casos, siempre me gustó el movimiento continuo. Estando en Europa, donde me fui a jugar al rugby muy joven (ndr Pucciariello es ex jugador de rugby de la selección italiana y varios clubes europeos), empecé a ver la incipiente pero enorme necesidad de desarrollar todo tipo de energía. Ví que la solución no pasaba por un producto u otro, sino por una canasta de productos. Empecé a darme cuenta que la Argentina tenía un potencial bioeconómico y bioenergético gigantesco. En 2003 fundé la primera empresa de biodiesel del país, Rosario Bioenergy, aún cuando no había ley, porque sabía que esa energía se iba a usar. Con o sin ley el mercado la necesitaba, y así fue. Después fuimos innovando, reinvirtiendo continuamente para tener uno de los grupos de mayor avanzada tecnológica y más importantes de la región. El vínculo con YPF arrancó en 2015 cuando quería traer esta tecnología a la Argentina. No me fue fácil, y gracias al ex gobernador Miguel Lifchitz - quien me acompañó en un viaje comercial - y con el esfuerzo de la provincia y de la fundación en aquel momento Nueva Generación Argentina que había firmado un convenio de senadores californianos con Santa Fe, se logró hacer el contacto con Honeywell, que es el líder en esta tecnología a nivel mundial. A partir de ahí empezó a arrancar este proyecto que costó muchos años. En el medio hubo un pozo en términos políticos donde no se pudo innovar y ahora se logró.
- ¿Cómo está ahora el mercado de biocombustibles en general?
La ley actual es imperfecta porque no funciona, porque hay quejas continuas de todos los sectores. Claramente la víctima siempre es el biocombustible porque somos la variable de ajuste. Para componer 1 litro de combustible en el surtidor, está el costo del barril de petróleo, el costo de refinación, el del biocombustible y el tipo de cambio. Esas son las cuatro patas de la mesa para saber cuánto vale el combustible en el surtidor. La única variable que la Argentina o el gobierno puede controlar es la del biocombustible. El costo de extracción depende de factores exógenos, como el hecho de que las petroleras tengan que hacer extracciones más profundas o se mueren pozos, derrames, con lo cual el precio del petróleo sea difícil de manejar. Argentina no es miembro de la Opep y no maneja el precio del barril. Al tipo de cambio hoy no lo controlamos, no es fijo, fluctúa y eso también afecta un montón. El biocombustible es la variable de ajuste de las otras. Esto es disfuncional. Por el otro lado, las petroleras te dicen, "yo no quiero un corte obligatorio y tener precio fijado porque ustedes se van a cartelizar y en poco tiempo deberé pagar cualquier precio por el biocombustible". En el mundo eso se resolvió con licitaciones bien programadas, con precio de referencia, con precio de paridad de importación (PPI) o de exportación (EPP). Hay fórmulas que se pueden empezar a elaborar. Pero la realidad es que la petrolera está cómoda con una regulación de precio y muchas veces éste no cubre los costos del biocombustible. Y del otro lado tenés los proveedores del aceite, que son las aceiteras, que como no están involucradas en el negocio de alguna forma sacan la renta por una cartelización de precio y tampoco hay forma de regular eso. Entonces, las pymes de biodiesel siempre están en el medio. Esto no pasa en el etanol porque en ese biocombustible a base maíz el precio arranca desde el grano. El biodiesel no se produce desde el grano sino de un subproducto como es el aceite.





