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31.10.2025

Congreso ISWA

El caso de cuatro ciudades que entendieron cómo sacarle valor a sus residuos

Un grupo de municipios de Argentina mostraron cómo escalar la economía circular desde lo local. Aquí te contamos las experiencias

Por: Gabriela Arias mail

Construir ciudades sostenibles es, esencialmente, idear espacios que representen un buen lugar para vivir y la gestión de los residuos es un elemento central. Así lo entendieron cuatro municipios de la Argentina - Rafaela (Santa Fe), San Luis, Caba y San Isidro - que se enfocaron en el manejo y reutilización de los desechos orgánicos de los hogares como punto de partida, para fomentar el compostaje y el reciclado y convertirlo en proyectos replicables a gran escala.  

Lo hicieron de diferente forma: algunas fomentando desde la municipalidad el compostaje domiciliario o la recolección de residuos orgánicos con un modelo trazable tecnológicamente, y otras con modelos de separación en origen orientado a industrias. 

Estas experiencias fueron las que compartieron en el marco del Congreso y Exposición Mundial de ISWA, la Asociación Internacional de Residuos Sólidos, que se realizó en Buenos Aires esta semana, donde Ecobiz estuvo presente y uno de cuyos ejes fue la gestión de los residuos urbanos y su relación con el cambio climático. 

En el panel sobre innovaciones municipales participó el referente de Delterra y representantes de las distintas localidades.

Bajo el lema “Hacia un futuro sin residuos o un planeta sin futuro”, el congreso reunió a expertos de todo el mundo para debatir estrategias que permitan reducir las emisiones de metano, uno de los gases de efecto invernadero más vinculados con la deficiente gestión de residuos. Reunió a más de 1.000 asistentes de 52 países, se presentaron 421 trabajos de investigación y hubo 199 oradores.

Estuvo organizado por la Asociación para el Estudio de los Residuos Sólidos (ARS), miembro nacional de ISWA, junto a Messe Frankfurt Argentina y al Capítulo Regional ISWA LAC (Latinoamérica y el Caribe) y se convirtió en el principal foro internacional sobre gestión sustentable de residuos y cambio climático celebrado en la región.

En ese marco, en el panel “Innovaciones Municipales en la Gestión de Residuos Orgánicos”, representantes de las cuatro localidades argentinas compartieron experiencias concretas de transformación en la gestión de los residuos orgánicos desde la gestión pública. 

En este proceso, fueron acompañadas por Delterra –organización ambiental sin fines de lucro-, que propone una mirada práctica y colaborativa para construir ciudades más sostenibles, cuantificando información precisa sobre los resultados a través de herramientas digitales, análisis de datos y estrategias de cambio de comportamiento para fortalecer las capacidades municipales y acelerar la adopción de modelos circulares.

Rafaela: hogares y comunidad

Rafaela, cabecera del departamento Castellanos, lleva más de 15 años de trabajo ambiental articulado entre el municipio, las empresas y las instituciones educativas. Los representantes de la ciudad presentaron su piloto de compostaje domiciliario, desarrollado junto al Instituto para el Desarrollo Sustentable (IDSR) y Delterra.

La estrategia incluyó talleres puerta a puerta, entrega de composteras y materiales educativos, y la creación de un grupo digital de acompañamiento. “Queríamos que compostar se convirtiera en un hábito cotidiano, algo que una a las familias y refuerce el compromiso ciudadano”, señaló Enrique Soffietti, referente del IDSR.

El programa abarcó más de 500 hogares en el barrio El Bosque y permitió obtener una línea de base sobre los hábitos de separación y las principales barreras. Con los resultados obtenidos, el municipio busca ampliar la red de compostaje domiciliario y fortalecer la educación ambiental en escuelas y barrios, promoviendo una cultura ciudadana orientada a reducir los residuos desde el hogar.

San Luis: compostar para grandes generadores

La ciudad de San Luis presentó un piloto de separación en origen para un generador industrial, como parte de su hoja de ruta hacia un sistema de compostaje a gran escala. El proyecto –que está en fase de inicio– aplicó herramientas de trazabilidad digital y capacitación operativa, integrando los residuos orgánicos de un comedor industrial con los del Centro Municipal de Compostaje.

El sistema permitió generar 285 kilos mensuales de compost de alta calidad y medir el desvío de residuos del relleno sanitario, validando la viabilidad técnica y económica del modelo.

En San Luis organziaron separación en origen para un generador industrial de residuos orgánicos desde el municipio.

Además, la implementación del software de balanza digital —que automatiza el pesaje y reduce errores humanos— se convirtió en un punto de inflexión para la gestión de datos y la toma de decisiones.

Con apoyo de Delterra, el municipio proyecta ampliar la iniciativa a otros sectores productivos —como la gastronomía, la agricultura periurbana y la poda urbana— con el objetivo de escalar el modelo a toda la ciudad.

Caba: eficiencia y trazabilidad digital

El Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires compartió los avances de su plan para eficientizar la recolección de residuos orgánicos, con un enfoque basado en datos y tecnología. El proyecto, desarrollado junto a Delterra, reemplazó los remitos en papel por una app móvil que permite a las empresas recolectoras cargar información en tiempo real y mejorar la trazabilidad de los materiales.

La iniciativa se centró en las verdulerías, uno de los principales generadores de residuos orgánicos de la ciudad, y logró optimizar la comunicación entre los comercios, las cooperativas y los equipos municipales. Gracias al nuevo sistema, se digitalizan más de 1.200 remitos semanales, lo que agiliza la resolución de incidencias, mejora la coordinación logística y reduce significativamente los errores de registro.

La próxima etapa prevé la creación de un panel de indicadores en línea que mostrará métricas de eficiencia, volúmenes recolectados y niveles de cumplimiento del servicio. El sistema se prepara para escalar a toda la ciudad, integrando los residuos verdes de verdulerías y espacios públicos, fortaleciendo así la trazabilidad y la gestión circular en el área metropolitana.

San Isidro: la escuela como primer eslabón

Finalmente, San Isidro presentó su programa de compostaje institucional en escuelas, desarrollado en el marco del programa municipal Ecoescuelas. En su fase piloto participaron cuatro instituciones educativas que incorporaron composteras, talleres y materiales pedagógicos para promover la educación ambiental y la separación en origen.

El proyecto incluyó capacitaciones a docentes y equipos escolares para que funcionen como multiplicadores del aprendizaje y se conviertan en referentes dentro de sus comunidades. Además, el compost obtenido en cada establecimiento fue utilizado en los espacios verdes de las propias escuelas, reforzando la idea de circularidad y cierre del ciclo.

El programa municipal Ecoescuelas incentiva el compostado en distintos colegios de San Isidro.

“Lo que los chicos aprenden en la escuela llega a sus casas y transforma hábitos”, señaló Sol Wilkinson Barral, de la Dirección de Ambiente del municipio. En 2026, el programa prevé expandirse a 15 escuelas más, fortaleciendo el vínculo entre gestión ambiental y comunidad educativa.

“Lo que vemos en estas ciudades es el poder de los datos y del trabajo en red. Cada municipio está generando evidencia que permitirá escalar soluciones reales para un futuro más circular”, señaló Sebastián Ratero representante de Delterra en Argentina. “Nuestra meta es crear políticas públicas basadas en evidencia y soluciones que sean sostenibles, no solo en lo ambiental, sino también en lo operativo y económico”, agregó.

El proyecto de Rafaela comenzó con una experiencia piloto en 500 hogares.

Este proyecto que trabaja con políticas públicas, fue cofinanciado por GMH Global Methane Hub y la Climate and Clean Air Coalition (CCAC), organizaciones internacionales que impulsan acciones concretas para reducir las emisiones de metano y mejorar la calidad del aire.

“Cada municipio tiene su propio punto de partida, pero todos enfrentan el mismo desafío: cómo reducir la fracción orgánica de los residuos y transformarla en valor. Nuestro enfoque es simple: probar, aprender y escalar. La evidencia es la base para construir soluciones que puedan replicarse en todo el país”, señaló Ratero.
 

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