Negocios
15.12.2025

Naturaleza en acción

Con una mosca como aliada, gestionan residuos orgánicos y producen proteínas

Es una startup argentina que busca producir aceites, harinas y fertilizantes naturales a partir de desechos. Aquí los objetivos que se trazaron
 

Por: Florencia Boeri mail

Asentada en un modelo de economía circular, una startup utiliza todos los elementos de la naturaleza para fabricar proteínas, grasas y fertilizantes. Es la experiencia que comenzó a transitar Hermetia, la empresa que puso a trabajar a las moscas Hermetia illucens, conocida como soldado negra, una especie capaz de reducir residuos orgánicos hasta un 80% y generar productos con valor agregado para la industria farmacéutica, alimenticia, el agro y la energía.

Con una planta piloto en el barrio porteño de Barracas y un plan de escalado industrial, Hermetia busca validarse en el mercado y avanzar en la producción de insumos como aceites, harinas proteicas y fertilizantes naturales.

El objetivo a mediano plazo es procesar entre 10.000 y 15.000 toneladas anuales de residuos orgánicos y abastecer a industrias como petfood, agricultura y horticultura. Para lograrlo, la Hermetia illucens, conocida como mosca soldado negra, es su principal aliada, explicó Gastón Aramburu, fundador y gerente de la compañía en diálogo con Ecobiz.

Aramburu comenzó por su cuenta con el proyecto en 2024 y en marzo de este año se incorporaron 3 personas provenientes de la actividad agropecuaria que ahora forman parte de la sociedad, lo que dio el puntapié inicial a las operaciones de la startup.

La planta cuenta con una capacidad máxima de tratamiento del input de la materia prima de 10 toneladas, pero hoy están trabajando con 4 toneladas. Y si bien la maquinaria que requieren es específica, adaptaron equipos provenientes de la actividad agropecuaria.

“Nuestro modelo es más bien low tech”, afirmó Aramburu y agregó que lo que implica la alimentación del insecto y el postprocesamiento del que obtienen los productos lo tienen pensado a escala piloto, un modelo que también aplicarán a la etapa industrial pero con cierta automatización.

“Donde sí vamos a invertir es en toda la parte de reproducción de los insectos, que es lo más sensible”, dijo y planteó que “si los insectos no se reproducen a una tasa constante o esperada te quedas sin nuevas larvas para generar el negocio y hacerlo rotar”.

¿Por qué moscas soldado?

El gerente de Hermetia explicó el proceso. “El huevo eclosiona y en uno o dos días comenzamos un periodo de alimentación y luego de engorde. La función es degradar la materia prima, el residuo orgánico, cuya mayor parte se dedica a la producción. Eso se sanitiza, se seca, se prensa y se obtiene por un lado la harina y por el otro lado las grasas y el aceite”, dijo.

Además del aceite y la harina, el proceso genera frass, una enmienda orgánica de alto valor. Se compone de las excretas de las larvas, las mudanzas de sus exoesqueletos y una pequeña fracción del sustrato que no llega a degradarse.

La capacidad de las larvas para transformar residuos es notable: en apenas ocho días reducen la materia orgánica y están listas para su cosecha. En total, desde que nacen hasta que se obtienen como insumo productivo, el ciclo dura solo unos 15 días, lo que permite una rotación continua y una gran escalabilidad del modelo.

“Uno termina capturando hasta el 90% de carbono si ese residuo termina en la basura y hasta un 60% si ese residuo se composta. Acá tardamos 8 días, el compost tarda 6 meses”, destacó Aramburu.

La planta de Hermetia tiene una capacidad máxima de tratamiento del input de la materia prima de 10 toneladas, pero hoy están trabajando con 4 toneladas.

Tras esa etapa, el insecto continúa su ciclo natural: entra en una fase de depuración, en la que su exoesqueleto se endurece y oscurece hasta quedar inmóvil y de allí emerge la mosca soldado negra, un díptero dócil y poco activo. 

“Es una mosca que prácticamente no vuela; solo lo hace para aparearse”, explicó.

No todo es ciencia

El producto de Hermetia aún no está habilitado pero sí están empezando a hacer muestras con diferentes cultivos y productores, desde horticultores, jardineros, flores, frutales, hasta vides y viñedos.

Si bien el recorrido burocrático legal es largo Aramburu consideró que las desregulaciones ayudaron. Cuentan con la habilitación municipal de la planta y la inscripción ante Senasa. Les falta la inscripción de los productos y su posterior lanzamiento al mercado, un proceso que estiman les demandará al menos 2 años.

“Hoy lo estamos validando en el mercado, si eso sucede y las empresas lo eligen en su línea de producción, tendríamos que empezar a construir la planta y eso lleva 10 meses aproximadamente. Luego, sumar 1 año para hacer el escalado de la producción que se requiere”, detalló.

“La parte industrial estamos pensando en entre 10.000 o 15.000 toneladas de input de materia prima por año”, afirmó.

El principal input es bagazo de cerveza, el cual recolectan de cervecerías de la Ciudad de Buenos Aires (Caba), también, una fracción de panificados.

En Argentina existían otras experiencias de este tipo, como el que llevó adelante en Balcarce la empresa Procens, que tenían un acuerdo con la planta de papas fritas McCain para el procesamiento de desechos, pero que finalmente cerró a mitad de este año.
 

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