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Auditores de watts: el nuevo oficio que prende
La demanda de eficiencia energética abrió el camino a una nueva generación de profesionales. ¿Qué hacen y dónde se forman?
El incremento de las tarifas de energía eléctrica y un escenario orientado a acelerar la sustentabilidad, potenció la demanda de equipos más eficientes en Argentina, donde el sector residencial consume alrededor de un tercio de la electricidad del país. Ante esto, la formación de expertos en eficiencia energética de viviendas no sólo abre una nueva veta profesional, sino también se transforma en una oportunidad de negocios en crecimiento.
“Argentina avanza a paso firme en la implementación de un sistema que promete revolucionar el mercado inmobiliario y la forma en que concebimos el consumo energético en nuestros hogares”, señalaron desde la Asociación Nacional de Materiales de Aislación Térmica (Andima), entidad que puso en marcha cursos de formación para profesionales del sector.
En el primer semestre de este año se dictaron 17 cursos oficiales y se formaron más de 900 profesionales en todo el país.
El Programa Nacional de Etiquetado de Viviendas (Pronev), impulsado por la Secretaría de Energía de la Nación, busca clasificar el rendimiento energético de las propiedades con una escala que va de la 'A' (máxima eficiencia) a la 'G' (menor eficiencia), similar a la que ya están disponibles en los electrodomésticos.
Un nuevo nicho
El proceso de etiquetado va más allá de una simple calificación. El certificador realiza un análisis exhaustivo de la vivienda, evaluando la calidad de su envolvente: muros, techos y pisos. También considera los sistemas de climatización, iluminación y producción de agua caliente.
El resultado es un diagnóstico preciso que no solo indica cuánta energía consume la propiedad, sino que además identifica sus puntos débiles y puede ser utilizado tanto como herramienta de diseño para mejorar un proyecto como para proponer un plan de mejoras o rehabilitación energética.
En ese punto, la aislación térmica eficiente cobra un protagonismo absoluto. Según estudios desarrollados por Andima, una envolvente – techo, muros y pisos – bien aislada es el factor más determinante para reducir la demanda de energía.
Según especialistas del sector, mejorar la aislación térmica de una vivienda -mediante lana de vidrio, poliestireno expandido y poliuretano - puede disminuir el consumo de energía para calefacción y refrigeración hasta en un 35%.
"Una casa mal aislada es como un colador. Podemos tener el sistema de calefacción más moderno, pero si el calor o el frío se escapa por el techo y las paredes, estamos derrochando energía y dinero", explicó Javier Maltz, presidente de Andima.
También indicó que “para que este sistema sea una realidad tangible en todo el territorio, la pieza clave es la formación de profesionales capaces de realizar estas evaluaciones", por eso “los cursos para certificadores o etiquetadores se convirtieron en el motor de esta transformación”, dijo.
En ese sentido, señaló que “arquitectos, ingenieros y maestros mayores de obra de todo el país se están capacitando para aplicar la normativa y emitir las etiquetas que, en un futuro cercano, podrían ser un requisito para vender o alquilar una propiedad".
Una red de formación
Hasta la fecha, ya son catorce las provincias adheridas al programa nacional: Santa Fe, Catamarca, Chubut, Córdoba, Corrientes, Entre Ríos, La Pampa, La Rioja, Mendoza, Neuquén, Rio Negro, Salta, San Juan y Santa Cruz.
En estas jurisdicciones, los colegios profesionales y universidades tomaron un rol protagónico, organizando capacitaciones que ya han formado a cerca de mil especialistas.
Los cursos de etiquetado ponen un fuerte énfasis en enseñar a los futuros certificadores a detectar deficiencias en la aislación térmica. Aprenden a identificar puentes térmicos, analizar la calidad y eficiencia de los materiales y medir su transmitancia térmica.
Este conocimiento es fundamental, ya que las mejoras más efectivas y con mayor retorno de inversión suelen estar relacionadas con la aislación térmica de la envolvente.
El impacto es doble. Por un lado, se crea una nueva generación de profesionales con una profunda conciencia sobre la importancia de construir y refaccionar con criterios de eficiencia. Por otro lado, se ofrece a los propietarios una herramienta clara para valorizar sus inmuebles.
Una vivienda con una buena etiqueta energética (A, B o C) no sólo garantiza facturas de servicios más bajas y un mayor confort térmico interior, sino que también aumenta su valor de mercado.
"En un contexto de actualización de tarifas energéticas y una creciente conciencia ambiental, la eficiencia energética ha dejado de ser un concepto abstracto para convertirse en una necesidad concreta. La capacitación de etiquetadores es el primer gran paso para que Argentina construya un futuro más sostenible, un hogar a la vez", concluyó Maltz.
Los cursos válidos son aquellos que se enmarcan dentro del Pronev y cualquiera que esté fuera de ese circuito no cuenta con el reconocimiento oficial para certificar con el software de cálculo y formar parte del registro de etiquetadores.
El gobierno argentino habilitó una herramienta online de acceso gratuito para evaluar la eficiencia energética, aunque solamente pueden realizar la certificación los habilitados, que está disponible aquí



