Industria
24.04.2025

En Alvear

Juntaban tapitas para un hospital y ahora forman parte de un negocio circular

Los chicos de la comuna recolectan las tapas de plástico en un polideportivo y se las llevan a la empresa GEA, que se las devuelve en forma de mobiliario

Por: Rodrigo Elias mail

El avance en materia de sustentabilidad no es sólo terreno de las empresas, sino también de los Estados, especialmente los locales donde la cercanía facilita las acciones vinculadas con el cuidado del entorno. Un caso es el de la comuna de Alvear (que este año se convierte de manera oficial en ciudad), en el sur santafesino, que lleva adelante un proyecto que une infancias, educación, industria local, política y economía circular. 

La propuesta es coordinada por la secretaria de Producción, Verónica Martinengo, y surgió a partir de una iniciativa espontánea de los más chicos en el polideportivo y en el área de Cultura de Alvear, donde recolectaban tapitas plásticas para donar al Hospital Garrahan de Buenos Aires.

Sin embargo, esa acción infantil no veía materializados sus frutos, con lo cual no se terminaba de generar conciencia. “Los chicos sabían que esas tapitas que juntaban iban al Garrahan, pero no comprendían en qué se convertían, y nos parecía importante que pudieran ver en qué se transformaban”, subrayó Martinengo en diálogo con Ecobiz.

El polideportivo de Alvear, donde los niños juntan las tapitas

Esa oportunidad apareció al recorrer empresas locales y tomar contacto con GEA Sustentable, una industria ubicada junto a la autopista que conecta con una unidad de negocios y un programa mediante el cual transforma plástico reciclado en mobiliario urbano: bancos, mesas y cestos de residuos, entre otros productos. "Se nos ocurrió juntar la industria, la niñez, la cultura, el deporte y darle fuerza a la sustentabilidad, que es en lo que estamos comenzando a trabajar en Alvear", señaló la funcionaria. De esta manera, lo que comenzó como una práctica solidaria infantil hoy se convirtió en una experiencia integral de reciclaje con impacto visible en la comunidad.

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Así, a través del acuerdo con GEA, las tapitas recolectadas por los chicos son entregadas como materia prima a la empresa, que a cambio devuelve mobiliario fabricado a partir del mismo material. Uno de los primeros resultados fue un cesto de residuos instalado en el polideportivo, símbolo tangible del ciclo virtuoso.

“Para fabricar un cesto pequeño de 32 kilos se necesita una tonelada de plástico, es muchísimo, y ya la juntamos”, detalló Martilengo. 

La arista educativa

El acuerdo implica un ida y vuelta: la comuna lleva tapitas, la empresa produce y devuelve productos útiles para la comunidad. Si no se alcanza el peso necesario, el municipio evalúa la posibilidad de adquirir directamente la mercadería, fortaleciendo así la cadena de valor local.

Pero no concluye ahí, ya que los niños, además de informarse acerca de la importancia de la reutilización de residuos, ven de cerca el proceso de producción. "Fuimos a la fábrica de GEA con un grupo de chicos del polideportivo, les enseñaron cómo era el proceso, y luego nos trajimos el cesto de residuos para que vean plasmado lo que se hacía con esas tapitas", aseguró Martinengo. Y agregó: "Incluso a los grandes nos llama la atención cómo a partir de tapitas se pueden fabricar tantas cosas". 

Otras empresas se suman al programa

Además de GEA, la comuna trabaja con otros actores regionales como Fenikks, emprendimiento liderado por Tomás Machuca, que fabrica canilleras deportivas con tapitas recicladas. “Estos días entregamos 200 canilleras a los clubes de la ciudad, como el Rojo, el Club de Alvear, La Carolina, Leones y Renato Cesarini”, enumeró.

El proyecto ya genera impacto y contagia entusiasmo. “Desde que lo hicimos público, mucha gente empezó a escribir preguntando dónde podían llevar tapitas. Queremos sumar colegios, crear centros de recolección y seguir ampliando la red”, afirmó Martilengo. En paralelo, la comuna trabaja con la Red Argentina de Municipios frente al Cambio Climático (RAMCC) en la medición de su huella de carbono y planifica acciones de sensibilización ambiental.

Con cerca de 200 emprendedores locales y un ambicioso proyecto de reciclaje y economía circular en marcha, Alvear comienza a consolidarse como ejemplo de cómo la articulación público-privada puede sembrar conciencia y transformar residuos en recursos.

 

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