Empresas del futuro
Las nanocápsulas inteligentes que se quieren comer el mercado
Una startup argentina patentó una innovadora solución para la industria agroalimentaria. Están tramitando la licencia comercial para trabajar en el mercado de berries en México
Por: Sandra Cicaré mail
Una nanocápsula biológica - porque está hecha de proteínas - 100% degradable, de costo accesible y, además, inteligente, es decir con la capacidad de detectar cuándo hay un problema para recién ahí salir a atacarlo. Así puede describirse, en una resumida síntesis, el core del negocio de Vexxel, una biotech nacida en Rosario, pero con sede en Estados Unidos, que logró hacer el salto virtuoso del laboratorio al mercado y hoy, después de varias etapas, se encuentra levantando una ronda de capital para desarrollar una plataforma bioinformática que les permita apalancar el crecimiento a través de un contrato de manufactura donde otras empresas se encarguen de hacerlos escalar.
Esta agtech llega para atender uno de los principales desafíos que hoy tiene el sector agroalimentario: producir en forma segura, sostenible y eficiente, un paradigma que incluye reducir el uso de agroquímicos.
La innovadora tecnología que desarrolló el equipo de Vexxel - un nombre que surge de combinar la V de vesícula o cobertura y la doble XX en alusión al doble cromosoma que se puede modificar - es que incorpora a través de la nanotecnologías distintos compuestos que pueden ser liberados de manera inteligente en el momento en que una planta o cultivo lo necesita. Pero además, esa cubierta no es tóxica porque está elaborada en base a la proteína de un microorganismo.
En principio es una tecnología que se enfoca en dar respuesta al sector agroalimentario, pero como se trata de una plataforma de encapsulación también puede ser utilizada para uso animal o humano. “Nuestra patente está en varias industrias”, especificó Mili Romano, CEO y co fundadora de Vexxel al explicar que arrancaron por este segmento por el know how que hay en el campo en materia de desarrollo tecnológico e innovación, que agiliza muchos tiempos.
La compañía tiene la propiedad intelectual - la patente - de la nanoencapsulación y la tecnología inteligente que contiene, y trabajan en un modelo de negocios por licencia para que cualquier compañía, grande o mediana, que compra esta innovación puede incorporarla a su formulación, sea química o de bioinsumos, lo que permite un modelo B2B.
“Es una tecnología preventiva, que se despliega cuando la planta lo necesita, para atacar un hongo, una bacteria o también determinadas condiciones del ambiente como temperatura, radiación, Ph”, explicó Romano, es decir una suerte de prestación on demand.

“Es como si le pusiéramos en el bolsillo a la planta un blister de pastillas y le dijéramos que las tome cuando se siente mal, así funciona”, relató en forma simple.
La tecnología es aplicable a insumos químicos y biológicos, en este último caso, para darles más estabilidad. “Los bioinsumos son moléculas biológicas y a la hora de aplicarlos no son tan eficaces como los químicos que pueden resistir diversas temperaturas o cuestiones ambientales, esencialmente el tiempo de vida en la hoja o el suelo”, detalló Valeria Campos Bermúdez, biotecnología, investigadora del Conicet y una de las fundadoras de Vexxel junto a Romano, Lucas Fux y Sebastián Rius.
Sin embargo, desde la startup ponen el foco en el mercado de biológicos. “Hoy representan solamente del 5% o 6% y por eso van a tener un crecimiento exponencial en los próximos años, frente a un mercado de químicos ya establecido”, indicó Rius, hoy director de operaciones de la firma. “Nosotros estamos apuntando a darle estabilidad a los bioinsumos para ayudar al agrónomo y al agricultor a que confíen en esos productos con nuestra tecnología”, agregó.
También desde Vexxel pensaron en el alto precio que representa generalmente una nueva tecnología para el bolsillo del productor, por eso “desde el primer momento lo que hicimos fue armar una estructura de costos para llegar a un precio competitivo”, dijo Romano, la ejecutiva que recorre el mundo explicando esta revolucionaria tecnología.
En ese punto, indicó que a la hora de hacer más accesible la innovación, ayudó mucho la nanotecnología, la cual por su escala y su concentración, demanda menor cantidad de producto. Pero además, como la nanoencapsulación prevé el uso sólo si se necesita, “se elimina mucho desperdicio”, agregó.
Los berries mexicanos
Teniendo en cuenta que en Argentina compiten grandes jugadores en el mercado de insumos agropecuarios - especialmente para atender el segmento de cultivos extensivos y comerciales como soja, trigo o maíz - desde Vexxel decidieron poner el foco en la producción de berries de México, donde están tramitando la licencia comercial. Se trató de una decisión de estrategia de negocios, ya que por un lado es un producto de especialidad, con mayores márgenes, está muy cerca de Estados Unidos - donde por otra parte están los inversores que pueden financiar a la startup - y además enfrenta un problema con hongos que puede ser atendido por esta tecnología.
De todos modos, la intención es escalar y para eso, “estamos hablando con varias empresas, algunas grandes, pero también muchas de tamaño mediano, que nos permiten ser mucho más dinámicos a la hora de interactuar con ellos, hacer las pruebas que tenemos que hacer y demás”, especificó Fux.
Explicó en ese sentido que hay tres líneas estratégicas. “En el corto plazo, estamos saliendo con nuestra operación, nuestro producto en berries; en un mediano plazo - donde estamos muy enfocados hoy - es en estos partnerships con empresas medianas; y en un tercer nivel, ya estamos haciendo pruebas con grandes corporaciones”, dijo y explicó que aunque ese proceso demore más, como las compañías globales son “multiindustria” una vez que se abre esa puerta son ellas las que distribuyen la tecnología hacia otras áreas puertas adentro.
Del laboratorio al mercado
Como toda biotech, la historia de Vexxel nació en un laboratorio. En este caso, fue en la década del 90 mediante el trabajo conjunto de dos investigadores de Conicet como Campos Bermúdez y Rius.
“Veníamos trabajando con Sebastián buscando alternativas para tratar de controlar las enfermedades de las plantas y aunque ya había una tendencia de tratar de hacer mejoras genéticas, queríamos una alternativa que no sea tan controversial y más amigable con el medio ambiente”, recordó Campos Bermúdez.

Fue así que le pusieron atención a los microorganismos benéficos que generan en las plantas un mejor estado de sanidad. “Es similar a lo que ocurre en el organismo humano, cuando está equilibrada la microbiota intestinal se ve reflejado en un buen estado de salud e incluso emocional”, dijo la doctora en ciencias biológicas y licenciada en biotecnología por la Universidad Nacional de Rosario (UNR).
“En esa búsqueda vimos que esos microorganismos tenían un montón de potencial, porque no solamente le daban sanidad a la planta, sino que la hacía crecer mejor y mejoraba el suelo”, relató y dijo que la intención no era plasmar esto en un paper científico sino rápidamente transformarlo en una solución concreta para el sector.
“Teníamos mucha base de microbiología, de biología molecular, de proteínas, plantas, patógenos, pero recién en los últimos años habíamos incursionado en algo de nanotecnología usando los biológicos que nosotros teníamos”, recordó Rius graduado en la Universidad Nacional de San Martín . Pero fue con el nacimiento de Vexxel que se unieron todos los saberes y se creó la cubierta nanotecnológica con inteligencia. “Podemos decir que logramos la tecnología 3.0 de los biológicos”, dijo.
Justamente el equipo de trabajo se conformó en la aceleradora de biotecnología GridX donde los científicos llegaron con su desarrollo y se unieron a Romano que viene del sector comercial y financiero, equipo al que también se sumó Fux de la Universidad Nacional del Litoral.
“No somos un equipo científico, somos una startup. Ya no es ciencia, es una empresa, y con eso se entra el mercado”, definió Romano.
La empresa levantó capital de la aceleradora GridX inicialmente y ahora está haciendo lo propio con la ronda seed (o capital semilla) ampliando mercados, hablando con líderes de la industria para darle un impulso a la empresa, que esta inserta en un mercado que demanda mucha inyección de capital para crecer y consolidarse. “No se trata de crecer, sino de ser exponencial, y en eso estamos”, concluyó Romano.