Un aporte para la industria
Un plástico verde, resistente y comestible
Los investigadores del prestigioso Instituto Weizmann crearon un material compuesto biodegradable que podría ayudar a combatir la crisis mundial de residuos plásticos
Verde, resistente y comestible. Así es el nuevo plástico que descubrieron los investigadores del prestigioso Instituto Weizmann, quienes crearon un material compuesto biodegradable que podría contribuir a combatir la crisis mundial que generan lo residuos plásticos en el mundo.
Este nuevo material, producido mediante la combinación de un polímero biodegradable con cristales de una sustancia biológica, tiene tres ventajas principales: es barato, fácil de preparar y muy resistente.
En un estudio publicado en ACS Nano, los doctores Angelica Niazov-Elkan, Haim Weissman y el profesor Boris Rybtchinski del Departamento de Química Molecular y Ciencia de los Materiales del Instituto de Ciencias Weizmann, dieron cuenta de la creación de un nuevo plástico compuesto que se degrada fácilmente mediante bacterias. También participaron en el estudio el difunto doctor Eyal Shimoni y sus pares XiaoMeng Sui, Yishay Feldman y el profesor Daniel Wagner.
En su afán por crear un plástico compuesto que respondiera a las necesidades de la industria y que al mismo tiempo fuera respetuoso con el medio ambiente, los investigadores de Weizmann decidieron centrarse en materiales básicos de uso común y económico cuyas propiedades pudieran mejorarse.
Descubrieron que las moléculas de tirosina (un aminoácido muy común que forma nanocristales excepcionalmente fuertes) podrían utilizarse como un componente eficaz en un plástico compuesto biodegradable.
Los investigadores crearon un plástico compuesto que respondiera a las necesidades de la industria pero al mismo tiempo que fuera respetuoso con el medio ambiente
Después de examinar cómo se combina la tirosina con varios tipos de polímeros, eligieron la hidroxietilcelulosa, un derivado de la celulosa que se utiliza ampliamente en la fabricación de medicamentos y cosméticos.
La hidroxietilcelulosa es un material débil que se desintegra fácilmente. Para combinarla con la tirosina, se mezclaron los dos materiales en agua hirviendo. Cuando se enfriaron y se secaron, se formó un plástico compuesto excepcionalmente fuerte, hecho de nanocristales de tirosina similares a fibras que crecieron dentro de la hidroxietilcelulosa y se integraron con ella.
En un experimento que reveló la resistencia del nuevo plástico, una tira de 0,04 milímetros de espesor del material soportó una carga de 6 kilogramos. Además, el equipo descubrió que el nuevo material tenía otras características únicas que lo hacían aún más útil para la industria. Por lo general, cuando un material se fortalece, pierde plasticidad. Sin embargo, este nuevo plástico compuesto, además de ser muy fuerte, también es más maleable que su componente principal, la hidroxietilcelulosa.
En otras palabras, la combinación de los dos materiales creó una sinergia que se manifiesta en la aparición de propiedades extraordinarias y, en consecuencia, tiene un potencial industrial enorme.
Como la celulosa y la tirosina (cuyos cristales se encuentran en diversos tipos de queso duro) son comestibles, este plástico compuesto biodegradable también se puede comer.
¿Es sabroso? Habrá que esperar para saberlo: como el proceso de producción en el laboratorio no es lo suficientemente higiénico para los alimentos, los investigadores aún no han probado nada.