Vinos ecológicos
Un trago certificado: con producción orgánica se ganaron las góndolas del mundo
No usan agroquimicos para la produccion de uva y cuidan el agua.Son pioneros en certificaciones y exportan el 70% de lo que elaboran
Por: Rodrigo Elias mail
En el mundo vitivinícola, dos copas del mismo varietal pueden compartir sabor, color y aroma, pero no necesariamente el mismo origen ni impacto. Mientras que los vinos tradicionales suelen apoyarse en prácticas agrícolas intensivas, con uso de agroquímicos y conservantes, los vinos orgánicos apuestan por una elaboración más natural, con mínima intervención y un fuerte compromiso con el ambiente.
En Argentina, aún son pocos los que transitan ese camino. Pero en el este de Mendoza, más precisamente en La Paz, Vinecol (Vino Ecológico) encara desde 1998 una forma distinta de producir: sin pesticidas, sin fertilizantes químicos, y con la convicción de que lo sustentable también es sinónimo de calidad.
“Vinecol es una de las cinco bodegas pioneras en certificación orgánica en Argentina”, aseguró Pablo Dessel, titular de la empresa, en diálogo con Ecobiz. Y amplió: “Esto nació buscando una diferenciación en el mercado, y a medida que fuimos certificando nos involucramos cada vez más con esta filosofía de cuidado del medio ambiente”.
Exportación como canal principal
Vinecol es una bodega 100% familiar, que cuenta con 60 hectáreas. Tiene una capacidad de elaboración de 350.000 litros y el 70% de su producción está destinada a la exportación, mientras que el 30% apunta al mercado interno. Esto se debe a que, en los inicios, el mercado interno rechazaba lo orgánico por desconocimiento, por lo que hallaron en la demanda externa el sostén del negocio.
Tener estas características sustentables les permitió ganar varios mercados internacionales. Hoy los tres principales que tiene la bodega son Brasil, Estados Unidos e Inglaterra. Y también exportan a Canadá, Italia y Japón, entre otros.
“Hoy, en un mercado de bebidas y alimentos cada vez más exigente, las certificaciones te dan un diferencial que abre puertas, pero hago hincapié en que el vino tiene que gustar, porque por más certificación orgánica que tenga y sustentable que sea, si no gusta, lo vendés una vez y nunca más. Lo más importante es la calidad del producto”, afirmó.
En cuanto al mercado interno, explicó que está atravesando “un contexto económico difícil, recesivo, y el sector vinícola todavía no repunta”, pero señaló que “el consumo de lo orgánico tiene un potencial interesante y la capacidad de crecer, porque hay cada vez más consumidores que se vuelcan a la sustentabilidad y al cuidado del medio ambiente”.
El precio de sus vinos está alineado con el valor que tienen los premium convencionales, pero con el plus de lo sustentable. “El consumidor de entre 30 y 40 años, que empieza a conocer el vino y tiene una conciencia volcada a lo orgánico y lo sustentable, prefiere comprar este vino más natural, certificado, con menos intervención que uno tradicional”, sostuvo el empresario.
La bodega no tiene venta online directa, pero llega al consumidor mediante una red amplia de vinotecas en todo el país, entre las que se encuentran grandes ciudades como Buenos Aires, Rosario o Córdoba.
Filosofía y práctica
La clave de la producción de Vinecol es la ausencia de agroquímicos. En la finca no utilizan insecticidas, herbicidas ni fertilizantes químicos. Por otra parte, la vinificación es de baja intervención, con uso mínimo de anhídrido sulfuroso (sulfito).
“Cuanto menos sulfitos y conservantes tiene, para el consumidor es mejor, y es clave informar eso en una etiqueta, en una publicidad, en redes sociales”, mencionó a la hora de dar cuenta de una publicidad responsable.
Además, la empresa encaró un proceso de cuidado del agua a través de un riego dual: goteo y surco, con represa propia para gestionar el recurso que proviene del Río Tunuyán, desde la Cordillera de los Andes. Este manejo es esencial debido al estrés hídrico de Mendoza.
Por otro lado, la finca está aislada, lo que evita la contaminación por deriva de agroquímicos de fincas vecinas, lo que también preserva la integridad del viñedo. “En Mendoza hay bodegas que están al lado de pozos de petróleo por ejemplo, y La Paz es una zona alejada, no padecemos que otro viñedo esté utilizando herbicida o pesticida cerca, porque eso con los vientos, como el zonda, te puede afectar a tu finca orgánica”, resaltó.
Vinecol cuenta con certificación orgánica, autovegana y trabajan para certificar como Empresa B. Además, adaptan sus procesos a normativas diferenciadas según destino (UE, Brasil, etc.).
En su proceso de envasado, utilizan insumos como botellas livianas y tapones reciclables (producidos localmente por Vivetion) en lugar de corchos de alcornoque.
Según Dessel, los vinos orgánicos pueden ser ricos y buenos o no. “El vino orgánico es vino ante todo, y la clave es la materia prima, que es la uva”, aclaró. Y agregó: “Cuando tomás dos copas y no tenés ningún dolor de cabeza ni malestar estomacal, quiere decir que es bueno”.
Y realizó una diferenciación con algunos vinos tradicionales: “Cuanto más baja es la calidad del vino, más químicos le tienen que agregar, y cuando eso ocurre es peor para el cuerpo”.
La bodega está orientada a un tipo de vinos frutales, suaves y livianos y según detalló el empresario, “la relación precio calidad es muy buena”, porque “no estamos hablando de vinos de $50.000, sino de $12.000 o $15.000, que además son orgánicos, naturales, certificados y de calidad”.
Uno de los puntales de Vinecol es la diversificación, ya que además de Malbec (que siempre es la variedad más vendida), ofrecen Bonarda, Cabernet Franc, uva criolla, Freiza, Marcelán. Entre las novedades más llamativas, hace poco hicieron un Malbec blanco y un vino naranjo.
Por sus características, la bodega participará de la 11ª edición de la Feria de Vinos Orgánicos de Argentina que se desarrollará el 1 y 2 de agosto en el hotel Marriott de Buenos Aires, de la que participarán más de 30 bodegas de todo el país.
Vinecol fue una de las bodegas pioneras en participar de este gran encuentro del sector y estuvo presente en la primera feria organizada en 2014, en una especie de garage, donde eran cinco o seis bodegas y a lo sumo 30 personas.
En estos eventos aprovechan para lanzar productos distintos, con cepas no convencionales para el mercado argentino, y para conectarse con el consumidor consciente y curioso. “En la feria siempre presentamos cosas nuevas, este año será un Malbec licoroso y uvas no tradicionales, como Freiza y Marcelán, y el Cabernet Franc”, contó. Y agregó: “Esto al público le gusta, se quiere encontrar con cosas nuevas, no solo Malbec”.
En cuanto a los objetivos de la empresa, apuntó: “A fin de año queremos certificarnos como Empresa B, y nuestra idea siempre es incorporar tecnología y mejorar la calidad, por ejemplo ahora estamos incorporando unos tanques nuevos para vinificar”. Y concluyó: “No nos interesa producir más, sino mejorar la calidad y buscar nichos de productos nuevos”.


