Cambio de paradigma
Empezó como una aventura océanica y hoy es una empresa que ayuda a desplastificar
Nacida en Argentina, una Empresa B acompaña a compañías de todos los rubros a minimizar el uso de plásticos descartables midiendo su huella y proponiendo acciones para reducirla
Por: Eugenia Langone mail
Agustina "Tati" Besada y Rocío González empezaron por una aventura: cruzar el Atlántico dos veces en velero durante el 2018 para poder abordar y comprender - casi sin oscuridades - la problemática del plástico en los océanos. Un año entero llevó la travesía que les permitió “entender en profundidad lo que sucedía y además vivenciarlo”, cuenta Agustina.
Ese recorrido fue el punto de partida de un mapeo de iniciativas y de compañías que trabajan en solucionar el problema, así como de Unplastify, la empresa que dirigen y que busca minimizar el uso de plásticos descartables en el mundo.
Lo aprendido hoy resulta clave y da por tierra con varios mitos. “Dicen que la bolsa plástica demora 300 años en biodegradarse y eso es mentira”, afirma sin dejar lugar a segundas interpretaciones y detalla: “Lo único que pasa con esa bolsa es que se rompe en pedazos tan chiquititos que no la vemos, pero el material no desaparece, no se biodegrada y jamás vuelve de manera natural a ser parte de la naturaleza”. De hecho, agrega que eso es lo que termina contaminando ríos y mares, y “vuelve como boomerang”.
La CEO de la Empresa B certificada señala que “hay muchos estudios que demuestran que ese plástico está en nuestro torrente sanguíneo, en nuestros pulmones y en otro montón de órganos, lo que afecta nuestra salud”.
Sin embargo, deja en claro que “el problema no es el material en sí mismo, sino cómo se utiliza” porque “estamos usando un material indestructible de manera descartable y lo utilizamos de manera excesiva”. A su juicio “ahí está el foco del problema”.
Desde esas certezas ambas socias comenzaron a trabajar en el diseño de soluciones para ir acompañando a empresas de diferentes rubros y necesidades en lo que llaman “la desplastificación”.
El reciclaje, parte del camino
Si bien desde Unplastify afirman que el reciclaje “es gran parte de la solución”, señalan que no es el único. “Sólo el 9% de los plásticos se recicla y por eso hay tantísimos esfuerzos que hay que hacer para mejorar eso”, agrega Besada, aunque “no es suficiente” dice y explica que el enfoque debe centrarse “aguas arriba antes de que sea un problema”.
Por eso, definen a Unplastify como “una empresa que busca minimizar el uso de plásticos descartables de un solo uso en el mundo, con la finalidad de regenerar los océanos” y eso se hace “hacia arriba, acompañando procesos de desplastificación que no es más que una acción progresiva donde se identifican los plásticos para reducirlos”.
La huella plástica
Allí entra en juego un concepto clave para esos procesos: la huella plástica. Un proceso de medición para el cual desde Unplastify debieron desarrollar una metodología, que comienza “en ver cuál es el input de plásticos en los procesos, porque hasta allí sólo había mediciones de la basura que se generaba”, explica. Además, se miden los esfuerzos y lo logrado.
En ese punto, puso como ejemplo el trabajo que llevaron adelante con la cadena de supermercados Carrefour. “Se llevaban adelante esfuerzos aislados que comenzamos a mirar haciendo foco en el camino que quedaba por recorrer y diseñamos un plan acorde para ellos”, recuerda.

Otros pasos son los que están dando en Aeropuertos Argentina 2000, trabajando con todas las marcas que operan en las terminales aéreas. Allí se hizo foco específicamente en resolver el uso de tapitas plásticas en los vasos de café y el resultado fue exitoso: lograron reducir su uso en un 30%. “Sólo eso significó la reducción anual de 14 toneladas de plásticos, el peso equivalente de una orca”, detalla.
El diseño de estrategias pensadas para cada cliente y en conjunto con ellos comienza una vez que se identifican los focos de acción y el mapa de huella plástica. Esa es la clave del trabajo que Unplastify lleva adelante con los equipos de cada una de las compañías que los convoca.
Sin embargo, eso no significa que no encuentren barreras por delante. El primer obstáculo es económico porque “todas piensan que es más caro”. Sin embargo, “no no siempre es así porque la mayoría de las veces, pensado el proceso de manera sistemática y con soluciones que tengan en cuenta el negocio, terminan resultando en ahorro”, aclara.
“Otra barrera es tener una mirada de solución rápida y no funciona así”, detalla la ejecutiva antes de señalar que debe pensarse en un proceso “progresivo porque el camino es largo y aún no están dadas todas las soluciones en el mercado”.
A ese escenario se suman las regulaciones existentes en cada país, el estadio en el que están cada una de las empresas y los déficits de la industria del reciclado: “Aún no funciona porque por un lado, no hay suficiente demanda y cuando la hay, no hay suficiente producto”, concluye.