Negocios sustentables
Revolvió entre escombros y encontró una nueva veta a la construcción
Miguel Ippolito, director ejecutivo de Grupo Mitre, la primera de demolición en el mundo en certificar como empresa B, contó como fue ese proceso
Por: Sandra Cicaré mail
“Para nosotros es negocio tener una mirada sostenible, nos abrió un montón de oportunidades para trabajar con el sector industrial”, dijo en forma categórica Miguel Ippolito, director de finanzas del Grupo Mitre - la primera compañía de demolición del mundo en certificar como empresa B- y también presidente de la Unión Argentina de Jóvenes Empresarios (Unaje).
Segunda generación de una firma familiar tradicional en el rubro de la construcción de la Argentina, Ippolito consideró que “si queremos hacer sostenible el mundo donde estamos, las empresas son un factor determinante” y son un eslabón esencial de “la nueva economía”. Así lo expresó durante su disertación en el panel “Negocios Sustentables, estrategias para compartir”, organizado por Ecobiz en la sede de la UCA en Ciudad Autónoma de Buenos Aires (Caba).
Ese protagonismo al que hizo referencia es parte del ADN de las pymes en el país porque “tenemos más flexibilidad y posibilidad de adaptarnos y comprender que la sosteniblidad es algo que se puede lograr”, dijo, aunque aclaró que no se trata ni de un proceso fácil ni tampoco una moda, sino que exige mucho trabajo y al mismo tiempo tiene que estar entroncada con el negocio para que sea sostenible a lo largo del tiempo.
La empresa que fundó su padre hace 40 años, comenzó realizando demoliciones. “Él comenzó sin saber mucho porque era mecánico de autos”, contó como anécdota Ippolito, pero “ya tenía el concepto de economía circular antes de que fuese conocido”, agregó al mencionar que cada vez que comenzaba con una obra pensaba qué destino podría darle a las cosas que había allí una vez demolida y dónde reutilizarlas.
El joven empresario, que formalmente comenzó a trabajar en la empresa cuando terminó sus estudios universitarios en 2009, ya estaba muy familiarizado con las obras porque desde muy chico se movía entre escombros acompañando a su padre en la actividad que encaró.
“A partir de mi ingreso a la empresa se vivió todo un proceso de profesionalización y tuvimos como desafío transmitirles a los potenciales clientes que hacíamos la gestión de las obras de infraestructura y las demoliciones de una forma distinta”, recordó. Pero eso “nos costaba un poco porque cuando le tenés que decir a alguien esto sólo a través de un presupuesto expresado en un PDF no le podés transmitir todo”, agregó.
El camino que eligieron fue hacerlo con credenciales, es decir, lograr certificaciones que avalaran esta nueva forma de hacer las cosas. Un paso fundamental fue la certificación como empresa B, “un mundo nuevo, disruptivo, pero que al mismo tiempo reflejaba muchas cosas que nosotros ya teníamos en nuestro ADN”, dijo Ippolito y recordó el momento en el cual se presentó ante sus familiares y socios para explicarles que ese era un camino a recorrer. “Al principio no sabían si les hablaba de una fundación o qué, pero creyeron en mí y me acompañaron”, dijo.
Grupo Mitre certificó como empresa B en mayo de 2020 y logró el hito de ser la primera de demolición a nivel global. En paralelo realizaron el proceso de certificación de ISO 9001 - que garantiza un sistema de gestión de la seguridad y salud en el trabajo - y desde allí no pararon. “Como dicen los fundadores del movimiento B en Argentina, cuando querés llegar a serlo parece un techo, pero cuando lo lográs, es un piso”, indicó Ippolito.

“A partir de la certificación empezamos a profundizar un montón de acciones, siempre atadas al impacto económico pero en la esfera social y ambiental”, dijo el empresario y presidente de Unaje. De hecho, la empresa desarrolló una unidad de negocios de reciclaje y montó una planta de residuos de la construcción que es innovadora en Argentina.
A medida que fue pasando el tiempo también hubo nuevos desafìos, como por ejemplo, la forma de reutilizar nuevos materiales que fueron apareciendo. “Nosotros hasta hace poco demolíamos construcciones de los años 40 o 50 y nos encontrábamos con materiales para los cuales hay bastante tecnología para su reciclaje, sobre todo cascotes y hormigón. Pero cuando empezamos con edificios de los 80 y 90 encontramos otros nuevos que son menos amigables a la hora de reciclar, porque aún no hay tanta tecnología para hacerlo y porque son menos nobles”, precisó el empresario.
Un nuevo concepto
Ippolito dejó en claro que en todos los rubros, incluso uno tradicional como la construcción, puede tener un abordaje sustentable y de economía circular. Pero “deben ser decisiones que se sostengan en el tiempo”, porque de lo contrario sólo quedan en acciones de RSE y no tienen mayor impacto.
"Descubrimos en las empresas B un sistema nuevo, disruptivo, pero que al mismo tiempo reflejaba muchas cosas que nosotros ya teníamos en nuestro ADN”
Eso también involucra un abordaje de toda la cadena, explicó Ippolito, quien reconoció que no siempre es fácil trabajar con todos los proveedores debido a las diferentes escalas. “A muchos cuando les hablábamos de sustentabilidad nos decían `tengo que cubrir el banco’ y en esas ocasiones evaluamos que no era el momento”, detalló, pero nunca abandonaron la posibilidad de sumarlos.
“Nos enfocamos en los clientes y les empezamos a hablar sobre qué pasaba con el residuo generado en su obra, o con las personas que trabajaban en su proyecto, que era algo invisible para ellos”, dijo Ippolito y “descubrimos un nuevo mundo”.
De esa manera, comenzaron a generar reportes de impacto de cada una de las obras ejecutadas por la empresa y la medición de la huella de carbono. “Eso fue muy gratificante y generó otras conversaciones con los clientes y otras oportunidades de negocios”, reveló.
También la empresa puso énfasis en la sostenibilidad en su proceso operativo, a través de la utilización de maquinaria más eficiente en términos energéticos y fueron armando un ecosistema de proveedores que estaban en la misma sintonía. Además, trabajando con las comunidades donde operaban a través de acciones comunitarias.
Esta forma distinta de producir y encarar el negocio también les abrió las puertas a nuevos financiamientos. “Hay empresas que hicieron ON sostenibles, lo cual me parece un cambio de época.Nosotros accedimos a financiamiento con los distintos bancos con los que trabajamos en líneas verdes para ampliar nuestra planta de reciclaje y para distintas acciones”, reconoció. “Ahi hay una oportunidad, porque hay más fondeo que necesidad”, agregó.
Ippolito reconoció que este camino hacia la sustentabilidad abrió nuevos negocios al grupo para poder trabajar en un sector que tenía una demanda tal vez insatisfecha. “Nos dio la posibilidad de poder trabajar con el sector de la construcción y poder validar esa diferencia de precio que existe entre hacer las cosas de una manera y hacerlas de otra”, dijo a la hora de ponerlo en números, pero también de mostrar la impronta de una compañía que hoy emplea a 450 personas. “Hacemos un negocio con mirada de triple impacto y sin dudas podemos demostrarlo”, concluyó.