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02.08.2024

Día del sobregiro de la Tierra

Vivimos a crédito: La humanidad ya agotó los recursos naturales del año

Los seres humanos gastan más recursos de los que la Tierra puede generar atentando contra el planeta. Es clave pensar que es posible desacoplar el crecimiento económico del consumo excesivo

 

Por: Maite Durietz (*)

Todos contamos con un presupuesto mensual o anual para vivir. Si gastamos más de lo que ingresamos, empezamos a estar en problemas. Algo similar pasa con nuestro planeta. Cada año, la Tierra tiene un presupuesto natural de recursos que podemos usar. Sin embargo, ya hace décadas que la humanidad está gastando más de lo que la Tierra puede regenerar. Estamos viviendo “a crédito” con la naturaleza y con las futuras generaciones, consumiendo recursos a un ritmo insostenible.

El 1 de agosto de 2024, según Global Footprint Network, se prevé que la humanidad haya agotado todos los recursos naturales que la Tierra puede generar en un año completo. Será el famoso “Día de sobregiro de la Tierra”. Esto equivale a decir que, al ritmo de este año, estamos usando 1.7 planetas (y no hace falta aclarar que, por lo menos hasta ahora no hay Planeta B).

Al igual que cuando usamos una tarjeta de crédito, acumulamos una deuda cada vez más grande. Y esta deuda socioambiental también tiene intereses: la escasez de agua, la pérdida de biodiversidad, los eventos climáticos extremos más frecuentes e intensos, y diversos impactos negativos en la calidad de vida, son solo algunas de las consecuencias directas de este sobregiro.

Pero aún hay esperanza. El sobregiro se adelantó significativamente en los últimos años pasando de finales de septiembre en el año 2000, a principios de agosto este año. Esto quiere decir que algunas de las cosas que ya empezamos a cambiar, sirven.

¿Cuál es el desafío? Retrasar la fecha, todo lo que podamos. Empezar a vivir dentro los límites de la naturaleza es técnicamente posible, económicamente beneficioso y, en definitiva, la única chance para un futuro próspero.

¿Cómo podemos colaborar? Teniendo en cuenta que este fenómeno se da principalmente debido al modelo de producción y consumo basado en la extracción constante de recursos naturales y en la generación de grandes cantidades de residuos, hay dos palabras clave que dan una pista de por dónde empezar: consumo y residuos.

En Argentina se generan 19 millones de toneladas de residuos anuales y sólo se recupera el 12%.

La cultura de usar y tirar está más que instalada, ya es parte del ADN de la sociedad. Para empezar a ser consumidores más responsables hay que empezar a hacerse preguntas: ¿realmente lo necesito? ¿de dónde viene? ¿quién lo fabricó? ¿con qué materiales? ¿tiene componentes contaminantes? ¿se puede reutilizar, reparar y/o reciclar?, son algunos de los interrogantes que podemos hacernos como sociedad para empezar a tomar mejores decisiones a la hora de comprar.

La situación en Argentina

En Argentina se generan 19 millones de toneladas de residuos al año y ese número va en crecimiento. Hoy, solamente se recupera un 12%, siendo optimistas. Lo curioso es que más de la mitad del 88% restante podría estar recuperándose mediante prácticas simples y conocidas como el reciclaje, el compostaje o la biodigestión. Y ni hablar de todos los residuos que se podrían evitar.

"Empezar a vivir dentro los límites de la naturaleza es técnicamente posible, económicamente beneficioso"

Para reducir la cantidad de basura que termina en basurales, rellenos sanitarios o en el ambiente en general, podemos evitar envases innecesarios, elegir productos reutilizables y abandonar los descartables, y separar reciclables y compostables para darles una nueva vida.

Por otro lado, hay que tener en cuenta que un 60% de esta gran demanda de recursos que visibiliza el sobregiro de la Tierra, se refleja en nuestra huella de carbono. Reducir nuestras emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), nos ayuda a mover la fecha. Para lograrlo podemos elegir alimentos locales y de temporada, preferentemente de origen vegetal; elegir caminar, ir en bicicleta o transporte público en vez de subirnos al auto particular; y cuidar el consumo de energía, entendiendo que cada tecla de luz, cada lamparita LED, y cada grado menos en la caldera, cuenta.

Suele suceder que cuando planteamos este tipo de prácticas, entran en juego las dudas de la compatibilidad entre la protección ambiental y el desarrollo económico y social. Ya varios estudios demuestran que es posible desacoplar el crecimiento económico del consumo excesivo de recursos naturales. Un ejemplo muy claro de esto, que nos traen las métricas de Global Footprint Network, es el de Estados Unidos: su huella ecológica per cápita se redujo casi un 20% entre 2005 y 2013, después de alcanzar su pico en 2005.

Este cambio significativo, que incluye una recuperación post recesión, está asociado principalmente a la disminución en las emisiones de GEI. El PBI de Estados Unidos, creció cerca de un 20% por persona en el mismo periodo. Al parecer, es posible hacer las cosas de otra manera, solamente tenemos que encauzarlas hacia el lugar correcto.

Vivimos en un planeta finito. Es hora de asumir nuestra responsabilidad y actuar de manera más sostenible. El futuro de nuestro planeta está en nuestras manos.

(*) Lic.en gerenciamiento ambiental, especialista en sustentabilidad y consultora B (@unaovejaverde).

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