Campo
01.08.2024

Empresas y ambiente

El huevo argentino deja menos huella

Un estudio solicitado por la cámara empresarial revela que la producción en Argentina genera menores emisiones de CO2 que en otros países y demanda menos agua que productos como el café, la leche o la carne

El huevo en Argentina tiene menor huella de carbono y huella de agua que en otros países y respecto de otras producciones, según se desprende de un informe elaborado por el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (Inti) a pedido de la Cámara de Productores Avícolas (Capia), conformada por las principales empresas que se dedican a esta actividad, que buscaron conocer el desempeño ambiental de este producto.

En Análisis de Ciclo de Vida (ACV) que realizó el Inti tomó dos indicadores: la huella de carbono y la huella de agua por escasez. Participaron del estudio 10 empresas, 5 de las cuales ya terminaron la certificación, con una producción en su conjunto de 1.300 millones de huevos por año.  

Los resultados indican que la huella de carbono es de 0,92 kg de CO2 eq/kg (dióxido de carbono equivalente por kilo) de huevo a granel, 1,04 kg de CO2 eq/kg de huevo en maple y 1,29 kg de CO2 eq/kg de huevo en estuche.

Este impactó tiene muestra una excelente performance a nivel internacional. De hecho, Argentina aparece como mejor posicionada frente a Reino Unido (3,95 kg de CO2 eq/kg) o Suecia, Irán o Colombia.

Esta huella de carbono se distribuye en las etapas de postura (25,1%), recría (13,9%), plantas de alimentos balanceados/piensos (60,3%), clasificado (0,8%).

Se trata de un estudio del tipo “de la cuna a la puerta” e incluye las siguientes etapas de producción: granja de recría de pollas, granja de postura y clasificación. En algunos casos se incluyó el estudio del molino de piensos, donde se producen los alimentos para todas las etapas de crecimiento de los animales y los transportes que conectan las mencionadas etapas. 

El inventario ambiental incluyó datos de producción agrícola de granos e insumos que componen los piensos y los recursos energéticos y materiales utilizados en todas las etapas del ciclo productivo y de faena (energía eléctrica, combustibles, envases, productos de limpieza y desinfección, entre otros). Esos inventarios se construyeron con datos agrícolas de la campaña 2021/2022.

El uso del agua

Por otra parte, se midió también la huella de agua por escasez y el resultado mostró que fue de 0,39 m3 equivalente de agua/kg de huevo a granel, que luego sube a 0,43 en huevo de maple y a 0,47 huevo en estuche.

Esto muestra que para producir huevos en el país se necesita menos agua que para una taza de café, un vaso de jugo o un vaso de leche, según las mediciones internacionales sobre la huella hídrica.

El desempeño ambiental se distribuye en las etapas de postura (19,2 %), recría (21,6 %), plantas de alimentos balanceados/piensos (57,5 %) y clasificación (1,7%).

El mayor contribuyente de los impactos en las granjas de postura son los piensos, seguido por los aportes ocasionados por la energía y los transportes. Estos resultados posicionan al huevo como la proteína animal con menor huella hídrica

El estudio se realizó conforme a las normas ISO 14040 e ISO 14044 de ACV y las específicas para huella de carbono (ISO 14067) y huella de agua (ISO 14046), como también con la norma de Ecoetiquetado tipo III ISO 14025 y con la reglas de categoría de producto publicada por “The International EPD System AB”.

Los datos permiten conocer los distintos escalones que van transitando las empresas en el camino de procesos de producción más sostenibles. Mucho más si se tiene en cuenta que en Argentina las granjas de aves ponedoras pueden ser un importante foco de contaminación si no se tratan adecuadamente ya que producen alrededor de 1,5 millones de toneladas de heces por año.

Es por eso además que el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (Inta) como la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires (Fauba) vienen trabajando en el tratamiento adecuado de los residuos que pueden constituir un foco de contaminación y de plagas. Apuntan a aprovechar estos residuos como abono a través de los sistemas de compostaje para aplicarlos a los suelos agrícolas.
 

arrow_upward