Campo
13.10.2025

Tecnología que rinde

Dieron vuelta la cama de pollo y lograron que la industria avícola duerma tranquila

Una empresa de Entre Ríos transforma desechos avícolas en soluciones ambientales. Más de 750 granjas son sus clientes. Mirá cómo lo hacen

Por: Juan Ignacio Paur mail

Desde una comunidad menonita en Estados Unidos hasta el corazón avícola de Entre Ríos, fue el camino que recorrió una empresa argentina que, con tecnología, innovación y una solución ambiental y productiva para la industria avícola, le dio una vuelta de tuerca al tratamiento sanitario de la cama de pollo - el sustrato que se coloca en el suelo de los galpones donde habitan las aves - mediante un proceso de compostaje controlado, que se convirtió en un negocio que hoy utilizan más de 750 granjas en el país.

Se trata de IQU SA, una empresa fundada en Concepción del Uruguay en 2017, que nació del trabajo de un grupo de ingenieros entrerrianos vinculados al sector metalúrgico, quienes identificaron en la gestión de residuos orgánicos de las granjas una oportunidad ambiental y productiva. “Acá estamos en el corazón de la avicultura, y el problema de la cama usada se repite en todos los establecimientos.

Vimos que podíamos ofrecer una solución tecnológica local para un desafío global”, explicó Emiliano Godoy, director y fundador de la firma.

IQU SA ofrece un servicio innovador para el tratamiento sanitario de la cama de pollo mediante un proceso controlado de apilado sanitario. Su tecnología, inspirada en prácticas estadounidenses y validada por organismos técnicos, contribuye a una producción avícola más limpia, eficiente y sustentable.

El sistema que desarrollaron consiste en sanear la cama avícola usada mediante un proceso de compostaje controlado que combina temperatura, aireación y volteo mecánico. Así se eliminan patógenos, se reduce la carga orgánica y se genera un material reutilizable, ya sea para volver a emplearlo en los galpones o como enmienda orgánica, evitando su disposición contaminante en el ambiente.

Para perfeccionar la tecnología, el equipo de IQU SA se capacitó en una comunidad menonita en Estados Unidos especializada en compostaje. “Allí estudiamos prácticas avanzadas de manejo de residuos orgánicos que nos sirvieron para adaptar metodologías eficientes y sustentables a la realidad argentina”, recordó Godoy.

Hoy la empresa trabaja con más de 750 granjas en el Litoral argentino a las cuales les ofrece acompañamiento técnico y equipamiento adaptado a cada escala productiva. 

En total, la empresa realiza un promedio anual de 4 millones de metros cuadrados de tratamiento de cama, lo que equivale a unos 600.000 metros cúbicos de material saneado por año, que no se retira ni se ingresa nuevamente a las granjas, lo que permite activar un proceso de economía circular y un manejo sustentable de los residuos avícolas, que a su vez, reduce costos.

Un sistema probado

La metodología desarrollada por IQU SA convierte la cama avícola usada —mezcla de viruta, estiércol y restos orgánicos— en un material higienizado mediante fermentación aeróbica controlada, todo dentro del galpón, sin trasladar residuos ni incorporar insumos externos, lo que disminuye costos y riesgos sanitarios.

La actividad microbiana del material de desecho produce calor intenso que elimina bacterias y patógenos.

El proceso se inicia con la recolección y apilado del material en hileras de 60 a 70 centímetros, donde la actividad microbiana genera calor interno que elimina bacterias y patógenos. “Ese calor lo produce el propio material, es energía biológica. Nosotros solo controlamos que se mantenga y que actúe en toda la masa”, explicó Godoy.

A los cuatro días, los operarios realizan el volteo de la pila con un implemento diseñado por IQU SA, reacomodando el material para asegurar una fermentación uniforme. Tras otros cuatro días, el equipo nivela la cama, dejando el galpón listo para recibir un nuevo lote de pollos.

En total, el proceso dura entre ocho y nueve días. Al finalizar, el productor obtiene una cama saneada, libre de patógenos y con textura estable, que puede reutilizarse con seguridad o emplearse como enmienda orgánica. “Nuestro trabajo no es fabricar fertilizante, sino brindar un servicio ambiental que sanee el material y le dé una nueva vida productiva”, resumió el empresario.

El servicio cuenta con validación técnica del Inta, del Área de Medio Ambiente de Entre Ríos y del Cetafa (Centro Tecnológico Avícola de la Facultad de Agronomía de la Universidad Nacional de Entre Ríos), y se aplica en un numeroso número de establecimientos, entre los que se encuentran grandes empresas como Granja Tres Arroyos, Las Camellias, Soichu, Noesma y Felipasa.

Manejo responsable, legado sustentable

Actualmente, IQU SA busca consolidar esta práctica ampliando su presencia en la zona del Litoral argentino. Están trabajando con granjas de la costa del río Uruguay, del Paraná y su zona base es la provincia de Entre Ríos. 

Godoy destacó que aún es necesario concientizar a más productores sobre la importancia de manejar correctamente los residuos avícolas. “Nuestro objetivo no solo es sanear la cama de pollo, sino también generar conciencia sobre prácticas responsables y sustentables en toda la cadena productiva”, señaló.

Además, la empresa busca diversificarse e innovar explorando proyectos de energía solar en las granjas con las que trabaja. La idea es aprovechar la infraestructura existente para instalar sistemas fotovoltaicos, reducir costos energéticos y contribuir a una producción más eficiente y sostenible, manteniendo la filosofía de la empresa: tecnología aplicada a la sustentabilidad productiva.
 

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