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24.09.2025

7° Convención Cemas

Conservar y producir: las empresas se ponen el traje verde

Minería, agro e industria rearman sus modelos de negocios hacia una matriz más sostenible. Aquí casos tangibles de cómo se reconvierten

Por: Sandra Cicaré mail

Una empresa agropecuaria que recupera envases de fitosanitarios o recicla silobolsas; una industria que ayuda a otras a hacer más eficiente el uso de la energía con compresores que minimizan las pérdidas; frigoríficos que reutilizan el agua de sus procesos industriales; tambos que convierten sus desechos en grasa o enmienda orgánica y compañías mineras que en el norte de la Argentina incorporaron tecnología de punta para mejorar los procesos de extracción, pero también para utilizar agua más salada y así reducir la huella hídrica en sus comunidades. Todas son experiencias reales y concretas de cómo en Argentina la consigna de “producir conservando” se está haciendo posible.

La frase fue la que utilizó subsecretario de Ambiente de la Nación, Fernando Brom, durante la apertura de la 7° Convención de la Cámara Empresaria de Ambiente y Sostenibilidad (Cemas), un encuentro co - organizado junto a la Eurocámara Argentina y el Consejo Profesional de Ciencias Económicas de Buenos Aires, en el cual se debatió el rol de los distintos sectores - público, privado y academia - para hacer posible la sostenibilidad, una demanda que pasó de la consigna a la urgencia, impelida por el avance de las normativas internacionales que “no son un sello”, sino son requisitos exigentes y comprobables, como dijo Manuel Frávega - presidente del departamento de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Unión Industrial Argentina (UIA)

“Se habla mucho de sostenibilidad pero transitar ese camino no es lo mismo”, dijo el presidente de Cemas, Roberto Derosa al explicar que ese espacio anual permite plantear en primera persona las necesidades que tienen las empresas.

En ese tono, uno de los principales cuestionamientos que realizó el referente de la UIA fue el de las demoras administrativas que enfrentan las industrias para lograr permisos ambientales en materia de seguridad ambiental, residuos peligrosos o tratamiento de efluentes. “El sector industrial viene trabajando en la descarbonización hace mucho tiempo, pero a pesar de este cumplimiento, si el Estado no responde con los permisos, se generan muchos problemas”, aseveró.

Más verde

La UIA, a través de programas como Ruta Verde y Ruta X viene trabajando al interior del sector para ayudar a las empresas a reconvertir su matriz productiva, especialmente de las pymes. Para eso diseñó una asistencia dinámica adaptada al perfil de cada compañía con relevamiento, autodiagnóstico, capacitación e incluso financiación para llevar adelante los cambios. Pero además, la entidad se involucró con un proyecto de ley de envases o en propuestas para las Contribuciones Determinadas a nivel nacional de tercera generación (las NDC 3.0 por sus siglas en inglés).

Eficientizar procesos es uno de los desafíos del sector industrial, especialmente en el Alcance 2 que es el consumo energético. En ese punto, la experiencia que relató Guillermo Piccardo, gerente de línea de Negocios Compressor Technique de la multinacional sueca Atlas Copco, con presencia en Argentina, fue clave. 

La minería ante el desafío de reducir la huella de carbono fue el debate del que participaron referentes del sector del ámbito público y privado.

La compañía que elabora soluciones inteligentes de aire para aire comprimido y gases de uso industrial enfocó su horizonte de sustentabilidad en lograr productos que optimicen el uso de la energía a sus clientes y reduzcan las emisiones. “Tenemos convertidores de frecuencia que ajustan el aire del compresor a la necesidad del consumo, de velocidad variable”, explicó. También en una secadora de aire que absorbe el agua y la regenera. “Recuperamos el 90% de la potencia consumida y agregamos agua caliente al proceso productivo”, detalló sobre la forma de optimizar un proceso altamente utilizado en muchas industrias. Todo eso se combina con el uso de materiales reciclables en determinados equipos que le dan más vida útil y menos necesidad de mantenimiento.

También en Lartirigoyen, la empresa de servicios agropecuarios nacida en Catriló (La Pampa), reorientaron su negocio para alinearse a una economía sustentable. “Nos importa el modo y el de qué manera producimos”, dijo Sofía Wullich, responsable de sustentabilidad de la compañía que realizó acuerdos con otras organizaciones para darle nueva vida a grandes residuos del campo como son los envases de agroquímicos usados y los silobolsas.

En el primer caso hicieron un acuerdo con la organización Campo Limpio, un sistema que gestiona estos desechos en todo el país a través de Centros de Acopio Transitorio (CAT). En ese caso Lartirigoyen construyó dos CAT en sus predios (Catriló y Pehuajó) y en el último año logró recuperar en ambos 176 mil envases, el 45% del total usado en esas localidades.

Por otro lado, junto a Siclo Rural, empresa dedicada al reciclado de plásticos rurales logró recolectar 67.220 kilos de silobolsas en el ciclo 2023/24.

Se trata de “convertir costos en valor”, como planteó en la Convención Cemas Carlos Moreno, Ceo de Macs, una empresa que asesora a otras en la transformación productiva a través de eficiencia energética y tratamiento de efluentes. Allí relató el caso de empresas con las que trabajan como los frigoríficos Frimsa (Escobar) que “logró reducir un 30% la huella hídrica mediante el recupero de una laguna y la reutilización del 100% de esa agua”. Otros casos también fueron los de Gorina o Frigochaco (Chaco) o también las operaciones de la fábrica láctea de Nestlé en Firmat (Santa Fe) donde recuperaron lagunas, hicieron pulido de agua que se usó para irrigación y con los sedimentos se elaboraron grasas y enmiendas orgánicas. 

Dónde está parado cada sector

Así como la industria a través de la robótica, la IA, el uso de gemelos digitales o las energías renovables va haciendo tangible la sostenibilidad, los sectores vinculados a la extracción de recursos naturales como el agro, la minería o el oil & gas, tienen un camino más cuesta arriba que no sólo involucra sus procesos sino además requiere la licencia social de las comunidades.

“La transición energética, la electromovilidad, requiere de minerales como el cobre”, afirmó Roberto Moreno, secretario de Gestión Ambiental y Control Minero de San Juan, la provincia con más proyectos mineros en operación en Argentina. Pero al mismo tiempo, también la primera productora de energía solar fotovoltaica. 

Para armonizar el debate entre producción y cuidado del ambiente y las comunidades “agilizamos la evaluación ambiental y también la fiscalización y el control”, dijo el funcionario. Así, según planteó, se lograron armonizar la demanda de las empresas y las de la población. El funcionario dijo que la provincia pudo unificar un decreto - reuniendo varios anteriores - para las evaluaciones ambientales. Además, para generar “confianza” en la población se trabajó en una fiscalización eficiente a través de un “catastro minero digital”, que estará disponible en dos semanas y será de acceso público. Para 2026 prevén que esté en funcionamiento un expediente digital sobre las explotaciones mineras.

En Mendoza, que viene más rezagada en la minería pero aceleró y tiene aprobados 38 proyectos de cobre, la salida fue modificar el código minero y fomentar la participación ciudadana y la fiscalización, según indicó Jerónimo Shantal, director de Minería de Mendoza.

Aunque los minerales del futuro como cobre o litio son esenciales para descarbonizar la matriz productiva y de movilidad, el principal desafío “es la huella hídrica que deja una actividad extractivista”, aseveró Sebastián Seró, gerente de marketing de la compañía WET, dedicada al tratamiento integral de agua. 

Explicó que "el cobre requiere entre 40 y 70 m3 de agua por tonelada extraída, con lo cual con los proyectos en curso se necesitarían unos 7.000 millones de m3, lo que equivale al consumo de una ciudad de un millón de habitantes en medio siglo”.

Cómo financiar proyectos sostenibles fue otro de los ejes de debate en Convención Cemas.

Por eso, “estamos trabajando para hacer una minería inteligente ante el cambio climático”, dijo María Fernanda Milli, directora de recursos humanos de Cía Minera Aguilar en Salta, y explicó que están trabajando con las comunidades, con mujeres líderes comuneras, para lograr la licencia social en los territorios.

En tanto, Renato Dos Santos Neves Kahwagi, gerente de Ambiente de la minera Río Tinto, minera que tiene operación del litio en Jujuy, explicó que para reducir la huella ambiental tomaron dos grandes decisiones, por un lado un cambio tecnológico que fue modificar la extracción tradicional de evaporación por otro de absorción, y por otro, usar agua de menor calidad, con más cantidad de sal no apta para consumo humano y en lugares alternativos alejados de las comunidades.

Estas empresas también están atentas a la política fiscal para el cambio climático que están fijando organismos internacionales como el BID y poniendo en acción regiones como la Unión Europea.
“Se vienen imposiciones a la emisión de carbono”, dijo el especialista Edgardo Ferré Olive, del Instituto de Finanzas Públicas y mencionó el ajuste fiscal de C en frontera de la UE o distintos impuestos ambientales. En Argentina la ley 27.430 establece un tributo a los combustibles y al C02 pero a juicio del especialista no es un impuesto ambiental porque no tiene ese fin. 
“Los impuestos ambientales buscan orientar conductas, no recaudar”, agregó.

De dónde sale la plata

El camino hacia una matriz verde, como todo proceso de transformación, exige costos que hoy las empresas encuentran poco en el sistema financiero, pero sí mucho más en el mercado de capitales. Una de las más usadas son las emisiones de deuda a través de instrumentos como los bonos verdes. “En el mundo hay 100 billones de dólares en colocaciones de este tipo y Latinoamérica tiene solo el 5%”, apuntó Daniela Luz Clara, gerente de finanzas de la empresa de auditoría SMS Latinoamérica. Y agregó que Chile, Brasil y México llevan la delantera.

En eso está enfocada la Bolsa de Valores de Argentina (Byma) que tiene cuatro productos orientados a financiar proyectos sostenibles, para los cuales hay mucho financiamiento disponible. “El 80% de las colocaciones de los Bonos Sociales, Verdes y Sustentables (SVS) tuvieron sobreoferta”, aseguró Rocío Mendillo, de gobierno corporativo y sustentabilidad de Byma.

Ese camino fue el que exploró la empresa argentina EcoFactory que, enfocada en reducir el consumo de plásticos de un solo uso, fabrica bolsas reutilizables y ahora también compostables a partir de un bioplástico, que se degradan en 180 días. La firma emitió una Obligación Negociable con la intención de captar u$s 500 mil para bienes de capital y materia prima y las ofertas casi cuadruplicaron esa cifra.

“El mercado de capitales es una alternativa hoy en Argentina que nos permite a las empresas crecer más velozmente”, dijo Martín Jersonsky, fundador y gerente general de EcoFactory y explicó que hay muchos inversores “que quieren financiar a empresas de este tipo por distintas razones, que pueden ser económicas - ya que les gusta la tasa -  o por principios, porque les gusta qué vas a hacer con ese dinero”, dijo. Por eso, “nosotros vamos a seguir incursionando en el mercado de capitales ya sea mediante esta herramienta, una ON etiquetada u otras como cheques verdes”, concluyó el empresario, quien junto al resto de los que participaron de la 7° Convención Cemas mostraron que - como dijo Brom- se puede “producir conservando, pero también conservar produciendo”.
 

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