Financiamiento climático
Fondos de inversión apuestan al verde y a los verdes
El financiamiento en América latina está enfocado a proyectos que sean sustentables pero también rentables. Qué opinan los que manejan la plata
Por: Eugenia Langone mail
Si algo dejaron en claro los fondos de inversión es que para una empresa o producto, “ser verde no es suficiente”, sino que el éxito del negocio está en que “haya un cliente dispuesto a consumirlo”.
Así lo señalaron los principales referentes del sector que pasaron por el Santa Fe Business Forum, la gran ronda de negocios inversa que organizó la provincia para contactar de primera mano oferta y demanda y que convocó a empresas de todo el mundo.
El panel “Innovación climática con impacto y retorno” reunió a especialistas de distintos fondos de inversión que operan en América latina que analizaron las oportunidades, cuellos de botella y desafíos de las startups climáticas en la región.
“El sector ambiental creyó que el hecho de que un producto sea sustentable era un argumento de venta suficiente para conseguir mercado”, indicó Rubén Altman, co-founder de Antom, un fondo de inversión para proyectos regenerativos que invierte en startups y emprendimientos climatech y de economía circular en toda Latinoamérica. Sin embargo, fu enfático: “Que un startup sea regenerativa y sustentable está buenísimo, pero para que realmente sea negocio y pueda tener impacto, tiene que ser un producto donde haya un cliente dispuesto a consumirlo”, afirmó.
Daniel Block, es socio de Mercy Corps Ventures - la división de inversión de impacto de Mercy Corps, una de las organizaciones humanitarias más grandes del mundo - fundada hace una década. Reconociendo tempranamente que las soluciones de mayor impacto y con posibilidad de escalar giraban en torno a la resiliencia climática, MCV invirtió en más de 56 empresas en fase inicial y canalizó más de u$s 500 millones en capital con una notable tasa de supervivencia del 80%.
Enfocados en la adaptación climática, Block detalló que trabajan sobre tres áreas principales: la agricultura y alimentación sostenible; las fintech con orientación a proveer soluciones frente al cambio climático y, por último, la tecnología aplicada a la energía basada en la naturaleza.
“Funcionamos a través de dos mecanismos”, dijo Block para señalar que el primero “es un fondo de inversión en soluciones en etapas tempranas, donde hemos invertido en empresas a nivel global enfocados principalmente en África y América latina”.
El segundo de los mecanismos, lanzado hace tres años, es su iniciativa Crypto for Good Fund, que apoya startups centradas en la inclusión financiera y la resiliencia climática en mercados emergentes. “Es un vehículo para desarrollar pilotos mostrando puntos de éxito y ya hemos lanzado más de dos docenas de pilotos en soluciones de blockchain”, agregó.
El financiamiento como clave
Antes de llegar a poner en marcha Antom, Altman fundó la blockchain RSK, una plataforma maneja activos por u$s 50 millones y que aboga por un sistema financiero más justo e inclusivo. Sobre su último emprendimiento, que lleva adelante junto a Elvira Museri, lo definió como un “fondo de inversión” haciendo hincapié en que “el financiamiento es uno de los nutrientes más relevantes que necesitan las startups para poder empezar”.
“Siempre apuntamos a proyectos donde el impacto ambiental vaya de la mano con el negocio”, dijo y explicó que “mientras más plata genere el proyecto también tendría que tener más más impacto positivo y eso se mide en variables como el secuestro de gases de efecto invernadero, protección de hectáreas o reducción de insumos contaminantes”.
En Argentina se enfocan en tres áreas específicas como son agua, alimentación y uso de suelo.
“Creemos que en Latinoamérica es allí donde hay comparativamente una oportunidad de impacto ambiental grande junto con una oportunidad de negocio importante”, dijo.
Para Altman, conseguir los fondos y los proyectos son los dos “desafíos”, como los definió.
“En nuestro caso, el tema es conseguir proyectos en donde invertir y donde los founders realmente tengan la función de cambio, de construir un plan, un sistema económico que sea más sustentable y más amigable con el ambiente y que eso en el camino sea un negocio”, señaló y en ese punto, dejó en claro que una iniciativa sustentable no es en sí suficiente.
“El trabajo que tratamos de hacer es decir que un producto o una startup sea sustentable está buenísimo, pero que para lograr un impacto real tiene que tener un producto donde haya un cliente dispuesto a consumirlo, independientemente de que sea regenerativo”, insistió y por tanto, uno de los desafíos para los emprendedores es justamente “encontrar un modelo de negocio” y, según planteó “todavía hay que trabajar bastante en eso”.
Así, mientras Altman apuesta, casi como la enunciación de un deseo, que en los próximos cinco años “exista un caso claro de éxito climático que motivar a más participantes a meterse en la industria y muestre que vale la pena invertir”, Block va por el camino de “seguir buscando soluciones verdaderas para los problemas”.
“Es controversial”, advirtió Block antes de cerrar y concluyó: “No hay que estar hablando demasiado del tema del de clima, sino que hay que seguir apostando por los grandes problemas que existen, como el clima y a partir de allí, ofrecer soluciones directas a esos problemas”.



