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02.09.2025

Entrevista a Alberto Kornblihtt

"Sin ciencia básica sólo se puede pensar en un país productor de bienes primarios"

El prestigioso biólogo molecular recibió el Premio Científico 2025 de Fundación Bunge y Born. Dialogó con Ecobiz sobre sus investigaciones y su mirada sobre ciencia y desarrollo

Por: Eugenia Langone mail

Alberto Kornblihtt es biólogo molecular e investigador del Conicet, pero también da lecciones de latín y es un apasionado de la política. Lleva décadas haciendo ciencia básica y logró a lo largo de ese camino explicar no sólo cómo funcionan los genes, sino entender un poco más sobre los mecanismos fundamentales de las células vivas, descubrimientos que en muchas otras cuestiones pueden aplicarse a enfermedades como atrofia muscular espinal (AME). 

Kornblihtt es lo que popularmente se dice “una eminencia”, lo que en estas semanas vino a ratificar la Fundación Bunge y Born al otorgarle el Premio Científico 2025, que este año estarán dedicados a la Bioquímica y la Biología Molecular. 

“Es el premio más importante de la Argentina y lo han obtenido figuras como Leloir”, dice en diálogo con Ecobiz para dar dimensión de lo que el galardón significa incluso para él, reconocido mundialmente. Más aún, lo destaca en un contexto que define de “aniquilamiento” del sistema científico nacional y que plantea la inutilidad de la ciencia básica, ese terreno que abonó por años desde sus laboratorios.

“Sin ciencia básica no se puede pensar en desarrollo, sólo en un país productor de bienes primarios, como agricultura, ganadería y petróleo. Para eso, la ciencia y la tecnología no son necesarias, se traen de afuera, como ya sucede con la ropa y los juguetes”, afirma. 

- Usted es un investigador con decenas de reconocimientos. Sin embargo, ¿qué significa este galardón y cómo lo recibe en un contexto como el actual para la ciencia y la técnica en Argentina?

Este es el premio más importante en Argentina que lo han obtenido muchas figuras importantes de diferentes disciplinas, y además, hace más de 20 años que no se premiaba la bioquímica y la biología molecular. Es un placer por la calidad del jurado. La situación de la ciencia y tecnología en el país hoy es terrible porque no es simplemente un ajuste, sino la aniquilación del sistema porque se ahoga presupuestariamente al Conicet y eso sucede en los grupos y en todas las disciplinas que no están recibiendo fondos para trabajar. Hoy por hoy la Agencia de Ciencia y Técnica no funciona en su esencia y está sin director nombrado desde el inicio de la gestión. Todos los grupos, incluso instituciones bien equipadas, se están desarmando porque no pueden hacer su tarea. Y los jóvenes, aunque pudieran presentarse a becas, ingresarán a grupos sin fondos para hacer experimentación y trabajo de campo. Es un panorama  dramático que se suma a la pauperización de los salarios que perdieron un 40 por ciento del poder adquisitivo.

- A lo largo de su carrera siempre destacó conceptos como el Estado como motor de la ciencia y el valor del trabajo en equipo, ideas que están a las antípodas de la “destrucción del Estado”y el desarrollo individual.

Hay un contenido ideológico en esta aniquilación que estamos viviendo. Desde el punto de vista histórico, a los sectores del poder concentrado no les interesó nunca la investigación, a pesar de los sobrados ejemplos virtuosos que la ciencia puede dar: satélites, reactores nucleares, el trigo resistente a la sequía que desarrolló Raquel Chan y los avances sobre el tratamiento del cáncer de Gabriel Ravinovich. Incluso en el desarrollo de la geología para el desarrollo de la minería. Lo que ocurre es que hay un desprecio por todo lo que venga de la ciencia y ahí existe un fuerte componente ideológico que hace hace espejo con la agresividad de este gobierno, al igual que lo hace Donald Trump en Estados Unidos, una agresividad sobre todo lo que se vincule al conocimiento científico, el pensamiento crítico y los sectores vulnerables que aparecen como molestos, inservibles y como el enemigo.

- Su trayectoria es de décadas de trabajo en lo que se llama ciencia básica. ¿Cómo puede un país, si es que puede, desarrollarse y pensarse a largo plazo sin tener esas líneas de investigación que luego den lugar a aplicaciones concretas en la salud, la industria y otros sectores de la economía?

No puede pensarse en ningún desarrollo sin ciencia básica, sino que sólo puede pensarse en la privatización de la economía del país, en la destrucción de su industria y del sector tecnológico. Sólo se lo puede considerar un productor de bienes primarios, como son la agricultura, la ganadería y el petróleo. Entonces, no se necesita ciencia y técnica porque se trae de afuera, como ya pasa con la ropa, los juguetes y el trabajo, donde la industria nacional no puede competir. Entonces lo que tenemos es un país desigual.  

El Dios mercado

Una de las líneas de trabajo por las que Kornblihtt es reconocido tiene que ver con el desarrollo sobre la regulación del splicing alternativo del ARN mensajero, que es el mecanismo celular que permite que cada gen pueda dar la orden para fabricar más de un tipo de proteína. 

Kornblihtt es reconocido por el desarrollo sobre la regulación del splicing alternativo del ARN mensajero, incorporado en laboratorios de investigación de todo el mundo.

Uno de los hallazgos de su equipo a nivel internacional da cuenta de que ese proceso, denominado splicing, está controlado por lo que actualmente se llama epigenética (la modificaciones en la expresión de los genes y no en su información) y por la velocidad con que se copia el gen para fabricar el ARN. 

Este avance fue incorporado en los laboratorios de investigación del mundo, lo que modificó la visión sobre este proceso y permitió comprender cómo funcionan las células y pueden tener aplicación en la salud para la cura de enfermedades. 

De hecho, desde hace una década, su equipo cuenta con una línea de investigación aplicada a la cura de atrofia muscular espinal (AME) que llevan adelante en colaboración con el principal centro estadounidense de estudio de esta enfermedad, a cargo de Adrián Krainer. A partir de allí, los investigadores argentinos desarrollaron a pedido de los familiares de personas que padecen AME una terapia combinada que permite mejorar la potencia del medicamento que se utiliza en la enfermedad. 

Este proceso fue probado exitosamente tanto en células de laboratorio como en ratones, fue patentado y publicado en 2022 en la revista Cell, la más prestigiosa sobre biología. El próximo paso es realizar el estudio clínico, pero requiere una inversión que ningún laboratorio quiere afrontar, ya que no les representa un alto beneficio comercial por tratarse de una enfermedad que no es frecuente.

“Es un tratamiento que controla casi totalmente la enfermedad, casi que les permite caminar”, cuenta el investigador, que además señala el abaratamiento de los costos que el tratamiento combinado tendría para las familias de los pacientes. 

“Llegamos a ratones a los ratones con resultados contundentes, pero nos encontramos que las empresas no están interesadas en invertir en un tratamiento combinado que beneficia a los pacientes, pero no a las empresas”, dice Kornblihtt y agrega: “Esto se solucionaría con un ensayo financiado por el Estado o fundaciones, pero eso hoy no sucede porque cuesta mucho dinero. Antes podría haber ocurrido en Estados Unidos, pero actualmente también allí es mucho más difícil”.

Kornblihtt ya es parte de la comunidad científica del mundo y en un escenario donde los individualismos priman por sobre los proyectos colectivos, insiste en la idea de que “nadie puede hacer ciencia en soledad”. 

“El sistema científico requiere de becarios, de técnicos, de investigadores que se reúnan con sus grupos y con otros, que intercambien y busquen porque la ciencia es un trabajo colectivo. Ya no existe más el modelo de (Isaac) Newton o (Charles) Darwin, y sobre todo la ciencia tiene que ver con valores de respeto y la no existencia del principio de autoridad: y las cosas no son ciertas porque las que las haya dicho un Premio Nobel, sino porque se pueden defender y sostener con evidencias que muchas veces son transitorias; no son afirmaciones que se puedan medir en números de likes”, concluye.
 

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