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31.08.2025

Finanzas sostenibles

Cómo los bancos se ponen al hombro el financiamiento verde

Cada vez más las entidades financieras respaldan proyectos con impacto. Aquí tres de ellas explican cómo y qué hacen 

Por: Eugenia Langone mail

Casi indispensables para hacer realidad proyectos sustentables de largo aliento, los bancos también ya son parte de la agenda de sostenibilidad y cambio climático tanto a nivel regional como local. Con productos específicos adaptados a la agenda verde como respaldando colocaciones en el mercado de capitales, las entidades forman parte de un ecosistema que comenzó a consolidarse.

Así lo explicaron los referentes de diferentes entidades financieras, que operan activamente en este segmento en la Argentina - cada una con su perfil y según sus características y la de su cartera de clientes-  que participaron de la Semana del Clima Rosario, como Banco Coinag, Banco Galicia y Banco Municipal. 

“En las ciudades se suceden el 80% de las emisiones de dióxido de carbono y es importante que en ese contexto nos preguntemos por nuestro rol, que tiene que ver con la movilización de capital”, afirmó Antonella Di Santo, gerenta de Sostenibilidad del Banco Coinag, una entidad nacida con perfil cooperativo y con fuerte llegada al sector agropecuario con una decena de sucursales en Santa Fe, Córdoba y Buenos Aires. 

“Porque más allá de las acciones hacia adentro, el impacto está en lo que nosotros financiamos, en las acciones que decidimos apoyar, y en los productos y servicios financieros que diseñamos”, agregó.

Siendo el primer banco en abrir al mercado un plazo fijo verde y a poco de colocar en el mercado la primera Obligación Negociable (ON) con etiqueta sustentable en lo que va del año, que buscará licitar $500 millones para impulsar el desarrollo de proyectos de impacto ambiental e inclusión, Di Santo señaló que a la hora pensar acciones y productos buscan “resolver las necesidades de sus clientes” que, en general, son pequeñas y medianas empresas, productores, mutuales, cooperativas y entidades de la economía social. 

“Somos un banco de cercanía”, lo definió antes de detallar los cinco ejes sobre los trabajan a la hora de desarrollar su plan de sostenibilidad, y dentro de los cuales está el “negocio sostenible” que es donde se definen qué proyectos se financian desde la entidad. 

En esa línea Coinag ofrece “condiciones más beneficiosas” que las líneas convencionales, desde donde se impulsan proyectos de impacto en transición energética, preservación de recursos hídricos, agricultura, economías inclusivas y, además, el primero en trabajar específicamente sobre ganadería regenerativa.

“Somos los únicos que trabajamos una línea específica porque nuestra cartera es muy agro y decidimos darle importancia a eso”, explicó.

El impacto local

A la hora de pensar el impacto climático sobre las ciudades y la respuesta que ante fenómenos extraordinarios deben dar las entidades financieras, Natalia Diruscio, la gerenta de Sostenibilidad del Banco Municipal de Rosario, puede dar cuenta de eso con amplitud.  “Estuvimos en todas cada vez que hay un fenómeno fuerte en la ciudad”, dice respecto de granizadas e inundaciones que afectaron fuertemente a vecinos y comerciantes, así como situaciones de otra índole como fue la explosión del edificio de Salta 2141. 

“Tenemos esa agilidad que la ciudad y la región necesita cada vez que hay que acompañar esas situaciones y lo hacemos con líneas de crédito a tasas muy bajas, o conciso a tasa cero para mantener el valor del capital y eso nos caracteriza”, afirmó. 

Con una estrategia de sostenibilidad apunta hacia el interior de su organización con el uso de paneles solares para la producción de energía y la medición de su propia huella de carbono, como hacia afuera, el Banco Municipal es unas de las entidades que integran el Protocolo de Finanzas Sostenibles en 2021 y es un actor clave en el Plan de Acción Climática que tiene Rosario.  

“Dentro de nuestra línea de impacto ambiental estamos trabajando en financiar cualquier proyecto que venga a aportar al plan local de acción climática”, apuntó Diruscio y adelantó que además inician los estudios para el desarrollo de una experiencia energética con el gobierno de la provincia de Santa Fe. 

En ese punto, marcó la importancia de la articulación con otros actores, sea a través de las alianzas público privadas como la herramienta de los fideicomisos a la hora de pensar en el financiamiento de proyectos sostenibles de mayor envergadura. 

“Muchos de los fideicomisos que administramos, que en muchos casos son de articulación público-privada, tienen la particularidad de que permiten acciones mucho más grandes que  por la línea de crédito de un proyecto”, dijo. 

“¿Qué pasa con estos proyectos?”, indagó y planteó que “en general son iniciativas que requieren de  muchos actores”, a la hora de pensar en la puesta en marcha de obras de mayor impacto y también de mayor costo, como son redes cloacales, compra de luces para distintos municipios que están trabajando en eficiencia energética e incluso acciones de reducción de emisiones.

El rol de la banca privada

Convencido de su papel clave para “la aceleración de proyectos o iniciativas que son fundamentales para afrontar esta tarea titánica que es la adaptación al cambio climático”, Matías Pirasi, representante del Banco Galicia, señala que son la intervención del sector financiero “muchos proyectos no podrían ver la luz o demorarían largos años en concretarse”. 

Piraso recordó que el Grupo Galicia incorporó hace ya tiempo “el criterio de sustentabilidad en su estrategia de negocios a través de indicadores y metas que se miden anualmente”. Un programa que se desarrolla en cinco ejes que tienen que ver con la educación, la inclusión financiera, el cambio climático, el desarrollo local y las finanzas sostenibles.

Sin embargo, no es un proceso que llevan adelante en soledad. “La cantidad de recursos que hay que movilizar es enorme, entonces lo que intentamos es generar mercado y construir con otras entidades a través de la financiación directa e indirecta”, explicó. 

“En esta última se trata de aportar no el capital, sino la estructura que les permita obtener esos recursos a través de otra manera como es la emisión en el mercado de capitales de bonos etiquetados que tienen la particularidad de que los fondos no pueden ir a cualquier tipo de iniciativa, sino que deben tener una trazabilidad muy importante”, detalló. 

Más allá de los avances, reconoció que aún falta lograr volumen. “Muchas veces se puede empujar desde la oferta de productos, pero necesitamos también que haya una contraparte que esté dispuesta a invertir sus excedentes de liquidez en este tipo de instrumento”, agregó. Y sumó la utilidad de un instrumento creado hace algunos años atrás: un fondo común de inversión que tiene la particularidad de que solamente puede invertir en bonos certificados SVS (Sociales, Verdes y Sustentables) certificados SBS u otros instrumentos de empresas listadas en el panel de de sustentabilidad de Byma”.

En materia de financiamiento directo, el referente del Galicia se refirió a la línea sostenible dirigida específicamente a pymes y que el banco logró apalancar desde una taxonomía propia, ya que recordó que Argentina es aún uno de los pocos países de Sudamérica que no cuenta con una taxonomía propia. Un punto que, a su criterio, representa uno de los desafíos que tiene por delante el sistema financiero.
 

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