Del plástico al diseño
La vieron: ahora los marcos de los anteojos nacen del reciclado
La empresa transforma residuos plásticos en productos de óptica. Propone un nuevo modelo de consumo circular que ya conquista empresas y mercados internacionales
Por: Agustina Roldán mail
Lo que para muchos son simples desechos, para Grupo Bond es el inicio de un nuevo ciclo. La marca nació en 2019 con el propósito de transformar residuos plásticos en anteojos de diseño y hoy busca revolucionar la industria óptica bajo el concepto de economía circular.
“Grupo Bond surge a raíz de la cantidad de plásticos que terminan en las playas de los ríos y mares. Las costas de San Isidro o Vicente López estaban cubiertas de botellas tiradas que no se degradan y contaminan. Así surgió la idea de los anteojos, con el concepto de abrirle los ojos a la gente para no contaminar los ríos al desechar los plásticos”, explicó Martín Centeno, CEO de la firma.
Dos líneas, un mismo propósito
Grupo Bond desarrolla dos líneas principales de productos. La primera se basa en el reciclado de residuos domiciliarios, en su mayoría botellas plásticas. “Fabricamos armazones a partir de botellas de PET recicladas, que recuperamos de plantas recicladoras y de campañas en las que los clientes traen sus propios plásticos”, explicó Centeno.
La segunda línea apunta a materiales biobased, elaborados con insumos de origen vegetal. Se trata de una resina proveniente del algodón, que permite producir un material biobasado de muy buena calidad. El resultado es un producto resistente, liviano y biodegradable, con una impronta innovadora en una industria que tradicionalmente depende de plásticos derivados del petróleo.
El diferencial está en el impacto final: mientras que los anteojos de PET reciclado reingresan al circuito una y otra vez, los biobased son compostables. “En caso de ser desechados, los anteojos se degradan en 100 días. El objetivo es no seguir generando residuos”, dijo el empresario y agregó que en paralelo “tenemos una política de economía circular que permite que, si te aburriste, se rompieron o querés otro modelo, los traés y te llevás otros con un descuento. Nada se desecha, todo se reutiliza”, enfatizó.
Así, Grupo Bond se propone cerrar un círculo virtuoso: el residuo se recicla para volver al mercado transformado en un producto útil y duradero.
Economía circular en acción
Además de la materia prima, la compañía incorporó dinámicas de economía circular a su modelo de negocio. Además del sistema de devolución de armazones viejos para reacondicionarlos o transformarlos en nuevos productos, la campaña “Pagá con plástico” consiste en que los clientes acercan botellas o residuos domiciliarios y por cada kilo de plástico, suman un descuento en sus anteojos.
“Lo importante para nosotros es que la economía circular no llegue solamente al consumidor final, sino también a las empresas”, resaltó Centeno. Por eso, “venimos trabajando mucho en todo lo que tiene que ver con salud visual y también en ofrecer servicios que sirvan como regalos corporativos o merchandising sustentable”, agregó al señalar que se trata de “algo distinto, que ayuda al planeta y al mismo tiempo tiene impacto social”.
“Hoy el triple impacto está en el centro de la agenda y nuestro producto se adapta muy bien a esa ola”, explicó Centeno.
En esa línea,Grupo Bond ya desarrolló propuestas junto a compañías como Audi, McDonald’s, Shell y Lollapalooza, que encontraron en los anteojos hechos con plásticos reciclados una manera concreta de transmitir valores vinculados a la sustentabilidad y la innovación.
Mercado y expansión
Si bien sus productos llegaron a mercados como México, Chile, Uruguay y Panamá, el foco inmediato está en consolidar su presencia en la Argentina. Para eso, la compañía apuesta a la venta desde su local en San Isidro (Buenos Aires), al canal online y a una red de ópticas que trabajan con Bond a lo largo de distintos puntos del país.
“El vínculo con las ópticas es fundamental, porque son quienes pueden ofrecer un producto con valor agregado en un mercado que todavía es muy tradicional”, explicó Centeno.
En ese camino, la empresa lanzó el programa Óptica Sustentable, que busca reducir los residuos generados en el propio circuito de la industria óptica. “Cuando una óptica recibe un anteojo recetado, suele venir con una lentilla plástica provisoria que después se descarta. Es un desperdicio enorme que se repite en todas las ópticas del país. Lo que estamos proponiendo es que nos junten esas lentillas: nosotros las retiramos, las reciclamos y las convertimos en nuevos anteojos. De esa manera, las ópticas se suman a la red de Bond y dejan de generar un desecho innecesario”, detalló el CEO.
Para Centeno, el desafío es claro: “Queremos demostrar que se puede producir de otra manera, sin comprometer al planeta. Con cada anteojo reciclado, buscamos que las personas también se pregunten qué hacen con sus residuos”.
De esta manera, para el grupo empresario, la innovación y la economía circular son el camino hacia un futuro en el que se puede mirar el mundo con otros ojos.

