Menos tóxicos
Pyme argentina le hizo ahorrar un 76% del agua industrial a una multinacional
Desarrollan un tecnología que hace más sustentable los procesos industriales. Es utilizada en todo tipo de industrias. Aquí te contamos cómo lo hacen
Por: Juan Ignacio Paur mail
Hasta hace poco, el lavado de tolvas y reactores en la planta sanjuanina de Ayudín - la marca argentina de productos de limpieza y desinfección - demandaba grandes volúmenes de agua, lo que implicaba costos elevados y un significativo impacto ambiental. Hoy, gracias a un sistema de aguas electroactivadas, ese consumo se redujo drásticamente, con un efecto directo en la eficiencia operativa y el cuidado del medioambiente.
Ayudín logró reducir el consumo de agua en los procesos de lavado industrial de 2.500 a 600 litros por ciclo y la clave está en una tecnología sustentable desarrollada y distribuida por EnviroLife, una pyme de ingeniería ambiental radicada en Buenos Aires que automatiza el lavado y sustituye productos químicos tradicionales por soluciones inocuas generadas a partir de agua y sal.
“Nuestro sistema se basa en la electrólisis de agua y sal común para generar soluciones desinfectantes y detergentes que no utilizan químicos tóxicos ni generan residuos contaminantes. Es una forma limpia y eficiente de mantener la higiene industrial, que protege tanto a las personas como al planeta”, explica el fundador de la empresa, José Mazzatelli.
La implementación de esta innovación marcó un punto de inflexión: redujo el consumo de agua, al igual que los efluentes industriales, las emisiones gaseosas y la huella hídrica de la planta. Este avance refleja un cambio de paradigma en la industria, donde la innovación ya no se limita al desarrollo de productos, sino que abarca toda la cadena de suministro.
En este caso, se trata de conocimiento y tecnología argentinos que se convierten en herramientas clave para que otras industrias sean más sustentables.
Producir sin contaminar
EnviroLife distribuye en Argentina generadores de agua electroactivada desarrollados por Envirolyte, una empresa con sede en Estonia que perfeccionó una tecnología surgida en la ex Unión Soviética. Estos equipos producen dos soluciones clave —anolito, con poder desinfectante, y catolito, con propiedades detergentes— a partir de agua y sal común. El proceso no utiliza químicos tóxicos, lo que representa un cambio radical frente a los métodos tradicionales de limpieza industrial.
Esta innovación, ya aplicada en sectores como la industria alimentaria, la agroindustria, la hotelería, los hospitales y las plantas de tratamiento de agua, permite una desinfección más eficiente, segura y ecológica. “Lo que proponemos es una tecnología limpia, efectiva y segura, una herramienta que mejora la eficiencia de los procesos de limpieza y desinfección y reduce el impacto ambiental de las industrias”, reafirma el referente de EnviroLife.
La generación in situ de estas soluciones elimina la necesidad de transportar, almacenar o desechar sustancias peligrosas. Esto, a su vez, mejora la seguridad laboral y disminuye costos operativos y facilita la automatización. Además, al requerir menos agua, reduce la cantidad de efluentes contaminantes y por tanto la huella hídrica como la de carbono de las industrias que la adoptan.
Uno de los sectores donde esta tecnología muestra mayor potencial es la agroindustria, que enfrenta desafíos crecientes en materia de seguridad alimentaria y sostenibilidad. En este caso, el sistema de aguas electroactivadas permite, por ejemplo, conservar mejor el forraje, garantizar higiene en tambos y criaderos porcinos, y desinfectar frutas y verduras sin dejar residuos dañinos.
“Se estima que cerca del 40% de los alimentos producidos a nivel mundial se pierden antes de llegar al consumidor, y casi la mitad de esas pérdidas se deben a la descomposición por contaminación microbiana”, comenta Mazzatelli.
“En ese contexto, nuestras soluciones permiten no solo reducir desperdicios, sino también prolongar la vida útil de los alimentos y garantizar mayor seguridad sanitaria”, agrega.
La eficacia de esta tecnología ya tuvo resultados concretos en situaciones críticas. En la provincia de Catamarca, por ejemplo, su implementación ayudó a controlar un brote de gastroenterocolitis, al mejorar la calidad del agua potable y reducir la presencia de patógenos. “Fue un caso claro de cómo una intervención rápida, con un sistema simple y no tóxico, puede evitar consecuencias sanitarias graves”, agrega el empresario.
La propuesta no solo responde a las exigencias actuales en materia de salubridad y eficiencia, sino que también anticipa el rumbo que muchas industrias deberán tomar frente a las regulaciones ambientales emergentes.
En tiempos en que la trazabilidad, la economía circular y la reducción de residuos ganan protagonismo, este tipo de tecnologías demuestran que es posible producir más y mejor, sin descuidar el entorno.
Escalar desde Argentina
A pesar de los avances logrados, uno de los principales desafíos que enfrenta EnviroLife es el acceso al financiamiento necesario para seguir desarrollando y expandiendo sus soluciones. El socio gerente y fundador explica que están trabajando activamente en la búsqueda de líneas de crédito blandas que permitan a productores e industrias incorporar esta tecnología sin grandes barreras de entrada.
En Argentina sigue siendo clave construir puentes entre el conocimiento científico local, la producción nacional y las políticas de financiamiento. “Es un problema común, incluso en Estonia. Allá acuden a organismos estatales. Nosotros necesitamos ese mismo respaldo para seguir innovando desde acá”, remarca.
Con este enfoque, EnviroLife busca consolidar un modelo de producción sustentable, nacional y tecnológicamente autónomo, capaz de integrarse y competir en un ecosistema global.


