Una vuelta de tuerca
Envases con varias vidas: la reencarnación que propone una grande del negocio lácteo
Una de las compañías líderes con presencia en Argentina logró que el 95% del material que usa para sus productos sea reciclabe. Van por lo que falta y otras cosas más
“Para nosotros el plástico es una necesidad y sin él no podríamos llevar alimentos a las personas ni llegar a 100 mil puntos de venta en Argentina, desde La Quiaca hasta Tierra del Fuego”, dijo en forma contundente Ana Guerello, gerenta de Sustentabilidad de la multinacional Danone para Argentina y Uruguay.
Pero también reconoció el impacto de esta materia prima esencial en su cadena productiva. “Sabemos eso, no estamos orgullosos, lo medimos y conocemos la toneladas del material que ponemos en el mercado todos los años, pero la realidad es que no podemos cambiar el modelo de negocio de un día para el otro", agregó.
La afirmación de la ejecutiva plantea el escenario crudo que tiene el gigante alimentario que comercializa fundamentalmente lácteos, bebidas y productos a base de vegetales. Sin embargo, en el análisis no deja afuera el principal desafío que tiene la compañía a corto y mediano plazo: disminuir el impacto.
Sobre ese objetivo, aseguró que el grupo empresario ya trabaja en alcanzar metas concretas. Lo hizo durante su participación en un panel sobre “Desplastificación y reciclaje: el desafío de dejar atrás viejos modelos", durante el Día B, el gran encuentro del sector organizado por Sistema B Argentina.
“El plástico tiene muchos impactos: desde su origen, y más si es fósil, hasta el consumo energético para su extracción y en la disposición final”, aseguró. Además recordó que el 90% de lo que se consume, no se recicla y con suerte termina en un relleno sanitario”.
Así describió Guerello una realidad que “duele” - dijo - y más aún cuando “se trata de un producto que tiene muchísimo valor económico, que puede volver a utilizarse, pero que termina impactando y contaminando”.
El camino a una meta más alta
Frente a la imposibilidad de dar un giro brusco en el modelo de negocio a corto plazo, la firma se planteó objetivos concretos de reducción. El primero es lograr que el 100% del material que se pone en el mercado sea reciclable, una meta en la que están en el 95%.
“Hay un 5% de los envases que aún no se pueden reciclar porque están elaborado con plásticos multicapas o porque tienen tecnologías que aún no se pueden transformar”, detalló la gerenta, aunque dijo que “se avanza” en ese sentido.
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La segunda meta es reducir la cantidad de plástico de origen fósil que se utiliza en un 30% teniendo como plazo el 2030. “Es super desafiante”, remarcó y explicó que “una manera de lograrlo es bajar la cantidad de plástico que se utiliza en los envases, pero eso tiene un límite en cuanto a calidad”. La segunda opción es “incluir material reciclado, que es sobre lo que estamos trabajando”, agregó.
Fomentar la cadena de la recolección y reciclaje de los potes es la tercera de las apuestas, ya que es el paso fundamental para que el material llegue a una cooperativa y se transforme para volver a la industria. Para eso, ya se avanza en el trabajo junto a distintas organizaciones de recuperadores urbanos.
La vida del plástico
Guerello admitió que los desafíos de la compañía, “son muchos” y además, exige un proceso de búsqueda de soluciones más sostenibles en un camino donde también aparecen obstáculos.
“En esa búsqueda nos encontramos, por ejemplo, que queremos avanzar en incorporar material reciclado en los envases. Sin embargo, en Argentina no todos los plásticos tienen regulación para hacer eso, porque no están autorizados para estar en contacto con alimentos”, aseguró. Explicó que “por ahora sólo puede hacerse con el PET, el plástico de las botellas, pero no con el resto”, dijo y planteó que eso es algo que no solo sucede en el país sino también en Europa.
Así y todo Guerello reconoció que en el escenario actual se transita un “momento de cambios” y agregó: “Hay proveedores de plásticos de origen fósil que están buscando modificar el modelo de negocio para ir a otras alternativas; eso acelera los procesos porque permite que la cadena de valor avance y ya lo haga porque ven que ese cambio se viene tanto por el pedido social como en materia de regulaciones”.
Sobre el futuro, señaló que “el ideal es lograr una gran circularidad cerrada, es decir, que el plástico que se va, venga”, dijo.
Sin embargo, sobre las posibilidades reales, en el presente se debe ir por “una circularidad abierta: es decir velar porque el plástico se colecte, se reciba y se utilice en otro producto”, indicó.
“En el futuro hay que repensar no solo el modelo de negocios, sino el modelo en que vivimos, el sistema en sí mismo y el modelo en que consumimos”, concluyó la ejecutiva.