Cambio de paradigma
Armó un plan y se convirtió en la primera molienda en obtener certificación B
La empresa de origen familiar de La Plata, que desde 1888 fabrica harinas para el mercado interno e internacional logró reducir un 80% la huellade carbono utilizando energía eólica
Por: Florencia Boeri
Pioneros en la molienda y en obtener una certificación de sustentabilidad internacional en su rubro: la empresa platense que cuenta con 180 empleados y 4 plantas productivas, Molino Campodonico, viene implementando un programa de reducción de emisiones de carbono que coronó con el sello de Empresa B.
El Sistema B, promovido por la compañía norteamericana B Lab, nuclea empresas que se comprometen a medir, comunicar y mejorar el impacto socio-ambiental de sus operaciones. Para poner en contexto: existen más de 8.300 Empresas B distribuidas en 96 países, 1.100 son latinoamericanas y sólo 218 argentinas.
Molino Campodonico, nacida en 1888, estableció su programa de sustentabilidad tres años atrás, pero el responsable del área de recursos humanos y sustentabilidad, Maximiliano Rusconi, aseguró que venían trabajando bajo los lineamientos del triple impacto desde antes. En diálogo exclusivo con Ecobiz, contó que la formalización del programa permitió ordenar acciones que ya se ejecutaban.
“El ordenamiento nos permitió que lo que cualitativamente teníamos claro tenga una medición y un registro”, explicó el profesional. En este sentido, desde 2022 elaboran un reporte anual de sustentabilidad. En su primera edición, la medición de la huella era de alrededor de 2.000 toneladas de dióxido de carbono, de las cuales más del 80% provenía de la energía.
Con este dato, avanzaron con la compra de energía renovable. “Fuimos al mercado mayorista para adquirir energía renovable y en una primera etapa logramos reducir la huella un 50%”, relató Rusconi. En la segunda etapa del plan de acción, alcanzaron una reducción de casi el 80%, mayormente gracias a la implementación de energía eólica.
“Actualmente estamos en un nivel 1 o 2 en lo que reducción de huella y apuntamos a un nivel 3, en el que se busca involucrar a proveedores y clientes en el proceso”, señaló Rusconi y redobló la apuesta: “El objetivo para el futuro es la neutralidad de carbono”.
Más allá de las ambiciones, el responsable del área contempló que primero queda un camino para analizar cómo seguir mitigando, “lo poco que nos queda compensar parece que va a ser mediante la compra de bonos de carbono”, compartió. Una de los sectores en los que quieren reducir huella es en transporte, y si bien la implementación de vehículos eléctricos resulta tentadora, no es una posibilidad por el momento debido a los precios.
El área que conduce Rusconi desde este año tiene el nombre de “Sustentabilidad y Recursos Humanos” poniendo en valor el proceso que vienen gestionando. Para el responsable, la organización interna con la que ya contaba la empresa facilitó que el área funcione de forma transversal.
“Con el trabajo articulado logras que este tipo de acciones sean positivas de implementarse, en esta empresa vos como área agregas valor y no sos considerado un costo adicional”, afirmó el gerente, en relación a la decisión política de los directivos de hacer la sustentabilidad la cultura de Molino Campodonico.
En esta línea, remarcó que el compromiso excede las exigencias actuales del mercado y de los clientes, ya que hay un vínculo muy sólido entre la compañía y la comunidad: por política de donaciones, vinculación con el municipio, convenios de pasantías y convenios de prácticas profesionales.
Alianzas comprometidas con la huella
Uno de los mayores desafíos de las empresas certificadas tiene que ver con lograr una cadena de proveedores, clientes y profesionales que sean consecuentes al paradigma de la sustentabilidad y puedan darle fuerza a una nueva economía basada en estos valores.
En este sentido, Rusconi, ejemplificó: “Tenemos una flota propia de camiones con la que trasladamos la materia prima. Para el trigo orgánico implementamos un QR en donde tenemos la trazabilidad del trigo que se termina cosechando, se carga el camión y viene al molino. Se complejiza cuando queremos trabajar con una empresa de logística externa y no tiene políticas de sustentabilidad”.
A la empresa también le toca estar del otro lado. “Viene PepsiCo con su propia consultora a pedir información pidiendo mi huella de carbono para poder seguir siendo cliente, viene Nestlé y hace una auditoría vinculada a sustentabilidad para que podamos seguir comercializando harina. No nos cuesta hacerlo porque previamente se transitó todo un proceso con las certificaciones de inocuidad que te hacen trabajar mucho estos aspectos”, explicó.
La empresa desarrolló un proceso integral para gestionar normas de certificación y asegurar el cumplimiento de estándares como la FSC 22.000: una certificación reconocida a nivel mundial para la seguridad alimentaria. En este contexto, uno de los proyectos es la creación de un comité de trabajo conjunto que integre las áreas de inocuidad, seguridad e higiene, y medicina laboral, lideradas por recursos humanos, para centralizar la gestión de todas estas normas.