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24.10.2024

Emprenden a gran escala

Metieron el banner en la mochila y montaron un negocio

Una empresa de Buenos Aires reutiliza lonas y material de cartelería urbana para fabricar mochilas y otros accesorios. Además le resuelven la gestión del residuo a otras compañías

Por: Eugenia Langone mail

Milagros Velázquez sabe de segundas oportunidades. Oriunda de Santiago del Estero, pero ya con más de 20 años en Buenos Aires, se dedicó a la publicidad y a  la cartelería en grandes formatos, y tuvo que esperar más de una década para encontrar complicidad y respuestas a su pregunta sobre qué hacer con las inconmensurable cantidad de enormes lonas y banners publicitarios que en ocasiones se utilizaban apenas una vez y que llegaban a tener cada uno hasta tres mil metros cuadrados. 

“Cada vez que retirábamos el material con la pregunta sobre su destino final, de las empresas nos respondían que hiciéramos lo que quisiéramos. En ese momento, cuando empezamos, a casi nadie le importaba dónde terminaba ese material”, dice la mujer que en la actualidad está al frente de En La Lona Reciclados, un emprendimiento que cada año recibe dos toneladas de lonas y banners a los que les da una segunda chance. “Ahora son las mismas empresas las que nos llaman”, dice a Ecobiz. 

En La Lona nació en 2012 y está íntimamente ligado al trabajo publicitario que Milagros y su socia llevaron adelante durante muchos años. “Siempre estuvimos en contacto con el material, lo mirábamos desde otro lado y pensábamos que podía servir para otra cosa”, cuenta sobre los inicios. 

“No había tanta conciencia sobre qué hacer con esos residuos porque no había normativa que obligara a las empresas a pensar qué hacer con esos descartes y gestionar su disposición final”, afirma. 

Para Velázquez, el proyecto es parte de una “militancia” que emprendieron y que con los cambios de paradigma, junto a hechos concretos como “los debates de la Agenda 2030, los acuerdos internacionales en sostenibilidad y los créditos y las ayudas a las empresas que trabajan de manera sustentable”, tomó volumen y se fue desarrollando.

Tanto que ahora cuentan que son las mismas empresas las que las convoquen a la hora del descarte para que esos materiales se conviertan en merchandising para las compañías o bien en otros productos que ellas comercializan.

Un trabajo artesanal

El proceso lo iniciaron con la venta directa de materas y lonas que confeccionaban siempre en talleres de pequeña escala, y hoy suman propuestas como mochilas, cartucheras y una amplia gama de productos que se fabrican con las dos toneladas de materiales de descarte que reciben al año. 

A esa modalidad, además, se sumó con los años la apuesta de las propias empresas que buscan un trabajo conjunto en materia de sostenibilidad, lo que implica hacerse cargo de los materiales y los residuos que ellos mismos producen.

En esos casos, explica Milagros, “lo que se trabaja es en ofrecer la generación de nuevos productos para la misma empresa, se hacen acciones y propuestas de revalorización de los materiales con muy buenos resultados”. 

Y añade que en el desarme de muchos espacios donde quedarán materiales en desuso, que el propio emprendimiento no reutiliza, ellas se convierten en el canal de contacto con cooperativas de recuperadores que “trabajan en la disposición final adecuada de esos residuos”. 

El triple impacto

Otro punto que remarca Milagros es el “trabajo artesanal” que requiere todo el proceso desde la llegada del material hasta la elaboración del producto final. “El trabajo de limpieza de las lonas se hace a mano, así como los cortes y demás tareas, no hay grandes máquinas que lo hagan a escala”, detalla Milagros y señala que todos esos pasos se concretan uno a uno con pequeños talleres y cooperativas.

“Lo que priorizamos es el trabajo de mujeres jefas a cargo de hogar, muchas son madres y muchas son abuelas, pero todas están a cargo de sus familias con todas las complejidades que eso implica”, cuenta. 

Sobre el cambio cultural que hoy atraviesan las empresas y, en ese marco su propio desafío desde hace más de una década, Milagros señala que “con el tiempo eso que comenzamos haciendo, en el mundo se le fue poniendo nombre". Y agregó: "Nosotros lo comenzamos a hacer casi intuitivamente y como una preocupación que teníamos, y hoy sabemos que lo que iniciamos en 2012 es economía circular y de triple impacto, conceptos que fueron apareciendo y enmarcaron nuestro trabajo y nos definen”.

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