Campo
10.10.2024

Negocios verdes

Arman un test para ver qué fertilizante deja más huella

Una empresa de Ramallo busca comparar el impacto ambiental de los productos líquidos que fabrica con los tradicionales del mercado

Por: Eugenia Langone mail

La apuesta ciento por ciento nacional que desde 2011 Agri Liquid Solutions Argentina SA (ALS) lleva adelante con la fabricación de fertilizantes líquidos de máxima biodisponibilidad, dio un nuevo paso con otra acción: la medición de su huella de carbono.

La empresa nacida en Ramallo, provincia de Buenos Aires, se propone medir comparativamente la huella de carbono entre el uso de los fertilizantes líquidos que producen y la utilización de los métodos de aplicación tradicionales. 

Leandro Armoa, ingeniero agrónomo y gerente general de la compañía, señaló que la decisión de medir la huella de carbono es la ratificación del “compromiso con el impacto que ALS genera” y agregó: "Trabajamos dentro de un área y un sector particular, que es proveer alimentos al mundo, y son importantes las buenas prácticas agrícolas para hacerlo”. 

La intención de la empresa es “ser un pilar que genere beneficios y que al mismo tiempo minimice el impacto, entregando alimentos de calidad y sanos”, planteó Armoa.

ALS produce desde su planta en territorio bonaerense fertilizantes líquidos, que a diferencia de los tradicionales, cuenta con una máxima biodisponibilidad, lo que permite que sean directamente asimilados por los cultivos sin necesidad de procesos de descomposición como los requieren los insumos sólidos. 

“Esto los hace más eficiente que otras fuentes, lo que permite reducir las dosis utilizadas manteniendo el resultado buscado, lo que redunda en beneficios económicos”, especificó en referencia a la optimización del uso que esta tecnología genera tanto a través de menores costos del propio insumo pero también logísticos y operativos ya que se utiliza menor cantidad de producto. 
“Esto también contribuye en términos ecológicos y ambientales, porque se reduce el impacto y se generan menores residuos”, detalló Armoa quien destacó que el proceso que llevan adelante es ciento por ciento nacional.

Llevar conciencia

Desde la planta formulada de Ramallo ALS no sólo comercializa en el mercado interno, sino además despacha sus productos a países de la región, como Uruguay, Paraguay y Brasil y en función de esa presencia en el mercado, el gerente de la empresa hizo hincapié en la necesidad de sensibilizar sobre la urgencia “de proteger los sistemas productivos”. 

“La idea es que podamos impactar de forma positiva sobre la protección y concientizar al productor argentino que eso debe hacerse manteniendo el capital que tenemos que es nuestro suelo”, dijo a la hora de poner énfasis en la necesidad de fertilizar como una práctica necesaria en cualquier unidad productiva. “Tenemos un suelo fértil, pero si no lo cuidamos en el corto plazo vamos a pasar a tener suelos magros, eso redundará en menor producción agrícola”, dijo y planteó que en ese encadenamiento las empresas de insumos “tenemos que ser un eslabón positivo”.  

Y a esa apelación a “un cambio de paradigma y de costumbres”, Armoa le puso datos concretos. “Los productores solo reponen el 30% de los nutrientes que se extraen del suelo”, dijo.

En ese marco, el primer paso de ALS fue llevar adelante este año el proceso de medir su huella de carbono para contar con datos concretos sobre el impacto que dejan en el ambiente. Sin embargo, irán por más en el marco de lo que su gerente llamó “un plan interno de sustentabilidad”.   

El proyecto es medir comparativamente el impacto del uso de los métodos tradicionales de fertilización versus la utilización de menores dosis a través de los fertilizantes líquidos producidos por la compañía. “La idea es mediano en el proceso de siembra del productor”, explicó Armoa, que volvió a recalcar que es necesario “asumir el impacto que se le va a dejar a las nuevas generaciones y mitigarlo”.
 

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