La minería mira hacia el mar en el camino hacia la sustentabilidad

La industria minera encontró en el agua de mar desalinizada una salida rápida y expeditiva para dar respuesta a la huella ambiental que genera la utilización de este recurso y que tantos conflictos provoca con las comunidades donde los proyectos se asientan. 

En Argentina y Chile, dos países que tienen un Tratado Minero Binacional de características únicas en el mundo, las empresas asentadas a un lado y el otro de la Cordillera de los Andes comenzaron a trabajar fuerte en la instalación de plantas desalinizadoras (desaladoras para Chile) que transforman el agua de mar para su uso en la industria minera y evitando así la utilización de agua dulce de consumo humano para la producción, una de las principales críticas que enfrenta el sector en términos de impacto ambiental.

Las ventajas que este sistema aporta en forma rápida fue un tema central de debate durante el VII Encuentro Minero Chileno Argentino, que se realizó en Santiago de Chile el 29 de agosto, organizado en conjunto por la Embajada Argentina en Chile y la Cámara Chileno Argentina del que participó Ecobiz. Allí participaron los principales directivos de las empresas mineras asentadas en territorio chileno y argentino, representantes de cámaras que nuclean a proveedores de la actividad y funcionarios como la ministra de Minería de Chile, Aurora Williams y el secretario de Minería argentino, Luis Lucero. El cierre estuvo a cargo del ex presidente del país trasandino, Eduardo Frei.

El ex mandatario chileno recordó que en su país hay 24 plantas desalinizadoras funcionando con inversiones que suman u$s 18 mil millones y otras 25 en proyectos de ejecución, al tiempo que planean llegar a 100 en poco tiempo. “Hace cinco años nadie hablaba de esto en mi país y hoy con lo proyectado se pueden llegar a suministrar hasta 50 mil litros por segundo y resolver el tema del agua para el sector minero”, dijo Frei, quien además detalló que hoy la minería chilena se provee entre un 50% o 60% de agua desalinizada.

Estos proyectos entusiasmaron a las autoridades de la Secretaría de Minería argentina, quienes señalaron que, de ser técnicamente factible y económicamente viable, la importación de agua desalinizada desde Chile despejaría todos los cuestionamientos ambientales sobre la presión que ejerce la actividad minera ejercer sobre los acuíferos, los glaciares o periglaciares. 

Para el director comercial de la compañía Techint con operaciones en Chile, Oscar Navas, el camino más rápido para pensar una minería sostenible pasa por este tema. “Más allá de que la industria minera puede aprovechar la transición energética y particularmente el hidrógeno verde que se genera en Chile, o utilizar el potencial solar y eólico, vemos como más tangible e inmediata la posibilidad de usar los recursos hídricos de agua de mar chilenos”, dijo.

Techint está construyendo el sistema de impulsión de agua de mar en Collahuasi para la Compañía Minera Doña Inés, la segunda faena minera más grande de Chile, a través de un ducto que transporta en 195 kilómetros agua de mar hasta la mina a más de 4.000 metros de altura. También está haciendo lo propio con un proyecto para tres minas de la empresa estatal chilena Codelco (Radomiro Tomic, Chuquicamata y Ministro Hales).

Esto representa una oportunidad para Chile como proveedora, ya que hay mucha menos distancia desde la Cordillera al mar y ya tiene la infraestructura bastante aceitada, lo que le permitiría a ese país proveer a la gran cantidad de proyectos mineros ligados al cobre que comenzaron a surgir en Argentina, especialmente en San Juan, pero también ahora en etapa inicial en Mendoza.

“Creo que en Argentina la minería va a tomar el camino de la sostenibilidad y del uso de los recursos hídricos de agua de mar tal como está sucediendo en Chile, donde hoy un tercio del agua que se consume en minería viene de esa fuente y esperamos que pronto llegue a dos tercios”, dijo Navas.

Las prácticas de extracción a cielo abierto, el uso indiscriminado de recursos como el agua en desmedro de las comunidades y la contaminación generada por los insumos que demanda la minería, pusieron a esta actividad en el foco de los cuestionamientos ambientales. Pero al mismo tiempo, es un sector que hoy aporta los minerales críticos necesarios para migrar la matriz energética de fósiles a renovables, como es el caso de la electromovilidad. Y ese antagonismo sólo puede resolverse acentuando las buenas prácticas productivas desde lo privado y con un sector público que controle rigurosamente estos procesos.

“Para hacer frente al cambio climático en el mundo se requieren minerales críticos como el litio o el cobre y, entre Argentina y Chile, podemos proveerlos”, dijo la ministra Williams y recordó que el vecino país “el mandato del presidente Gabriel Boric es encarar una minería responsable, que distinga al país en estándares ambientales y sociales”.

Energía y tecnología

En ese camino otro de los puntos para promover una minería sostenible está vinculado con el aprovechamiento de la energía renovable. “Hemos invertido unos u$s 2.000 millones para construir más de 1.800 MW de energía renovable para acompañar a la minería en Chile”, dijo Javier Dib, CEO de AES Andes, compañía proveedora del sector quien destacó la estrategia Greentegra, lanzada en 2018 que apunta a descarbonizar la propia matriz energética de la compañía, hacer sostenible el suministro a los clientes y fortalecer la inversión en ese portfolio.

“En Chile desde 2013 hasta ahora logramos que el 32% de la energía que se genera sea con fuentes renovables no convencionales”, dijo y destacó que, siguiendo ese rumbo, “Argentina tiene condiciones para hacer algo similar”. En Chile ese camino provocó que “desde 2019 hasta ahora las emisiones de CO2 se redujeran un 50%”, agregó. De todos modos, Dib consideró que a partir de ahora los pasos son más difíciles y exigen inversiones cada vez mayores.

Tambien el transporte marítimo, otro de los socios estratégicos para la minería contribuye a reducir la huella de la industria en general haciendo lo propio al interior del sistema. Así lo explicó Teresa Matamala, gerena de Excelencia Operacional de la compañía portuaria Ultramar. "Estamos verificando el alcance uno y dos de nuestras operaciones en materia de sustentabilidad y en el alcance tres, vamos hacia la forma de lograr el shore power (suministro de energía en tierra) de las navieras que llegan a nuestros puertos y allí tendremos necesidad de instalar subestaciones", agregó.

La tecnología es otro de los pilares para la sostenibilidad de esta industria. Marcelo Castiglione, CEO de la consultora especializada Sonda, dijo que “la minería de litio y cobre tiene una acción gravitacional en la electromovilidad” y Latinoamérica está en una posición inmejorable. Ante esto, “la revolución digital como la Inteligencia Artificial, Big Data, blockchain, entre otras, que permiten capturar millones de datos y procesaros para predecir comportamientos, son de un uso muy práctico para la minería, especialmente para el cuidado del medio ambiente, el uso eficiente del agua y el manejo de residuos”, dijo.

El especialista explicó que “hoy existen sensores de Internet de las Cosas (IoT) que permiten capturar esa información, ver cómo se mueven las variables en tiempo real y así se pueden tomar acciones preventivas en términos medioambientales, permitiendo corregir situaciones de riesgo para las comunidades, las personas que trabajan”.

Explicó, por caso, que se pueden georreferenciar a las personas que trabajan en lugares remotos, utilizar equipamientos autónomos en áreas peligrosas, o chequear operaciones industriales como fallas de equipos, desgastes, etcétera. “De aquí a 5 años el proceso minero va a ser muy distinto con estas herramientas y por eso el sector debe subirse a este conocimiento”, finalizó.