Campo
04.07.2024

Experiencia en el norte santafesino

Los guardavidas de la fauna silvestre

En el establecimiento "Isleta Linda", departamento 9 de Julio, idearon dispositivos para evitar el ahogamiento de pájaros, mamíferos y reptiles en tanques de agua. Eficiencia productiva y conservacionismo

Pájaros, mamíferos y reptiles muertos dentro de los tanques australianos era una postal habitual para los administradores del establecimiento "Isleta Linda", ubicada en el noroeste santafesino, en el departamento 9 de Julio. Allí las especies se acercaban, sobre todo en épocas secas, en busca de agua y encontraban una trampa mortal. Frente a eso, en una combinación de espíritu conservacionista y la necesidad de producir con eficiencia, implementaron distintos modelos de rampas que permiten el acceso seguro para que estos animales puedan acercarse a beber, pero también como una vía de escape cuando caen dentro.

“Hace algunos años encontré un aguará guazú muerto en un tanque australiano y fue un dolor en el alma por no haberlo podido salvar”, contó el médico veterinario Said Asad, uno de los propietarios del campo. 

De los primeros en inscribirse en la provincia de Santa Fe como Reserva Privada de Usos Múltiples (RPUM), el establecimiento cuenta con 22.000 hectáreas en San Bernardo, departamento 9 de Julio, donde practican agricultura y ganadería, con una marcada impronta conservacionista

Allí aplican técnicas regenerativas, como la ganadería silvopastoril o el pastoreo rotativo, además de la cosecha de agua en grandes represas, desde donde se abastecen unos 15 tanques australianos sobreelevados que distribuyen la bebida por pendiente hacia los potreros. 

Estas grandes cisternas a cielo abierto suelen ser una trampa mortal para la fauna silvestre, especialmente en época de sequía o estación seca, cuando los animales no encuentran bebida en los bajos naturales. “Ahí es cuando tenemos las mayores probabilidades de tener percances”, afirmó el productor.

Además de la pérdida de biodiversidad que significa, la descomposición de cada animal que muere dentro perjudica la calidad del agua, afectando la producción ganadera. Incluso si se detecta a tiempo, rescatarlo -sobre todo si es una especie de grandes dimensiones- puede significar una pérdida de tiempo en la rutina de trabajo. 

Formatos variables

“Me he pasado horas alrededor de un bebedero, queriendo sacar una víbora que se metió y que sabía que sola no iba a podía salir”, relató Asán. Y agregó: “hemos tenido que vaciar tanques australianos para sacar un yacaré”. Esta operación puede durar dos días, a lo que debe sumarse que luego se requieren dos o tres personas intentando durante un rato enlazar al animal para sacarlo vivo. Frente a esto, razonó: “no podemos vivir sacando animales de adentro o correr el riesgo de que se mueran”.

Por estos motivos, el productor prestó especial atención durante una charla del biólogo Diego Gallego García en una escuela de la zona. Como integrante del Centro para el Estudio y Conservación de las Aves Rapaces en Argentina (Cecara), el investigador mencionó, entre otras acciones para la conservación del águila coronada (declarada por ley como Monumento Natural de Santa Fe), la utilización de rampas de muy fácil construcción.

Sólo con una malla metálica con dobleces atada de un extremo al borde del estanque y colocando un bidón plástico como flotador se obtiene una solución práctica. “El dispositivo sube o baja, según el nivel del agua, y los animales se trepan hasta que una persona lo pueda sacar o salgan ellos por sus propios medios”, detalló Asán.

Desde entonces, cada tanque del campo tiene una. Pero en distintos formatos, según los recursos disponibles: con un pallet en lugar de malla; o con dos bidones; atadas con sogas o alambres; o de reja, a su vez combinada con tejido de alambre para que tenga dos medidas o “calibres” y sirva tanto a pequeños animales como a los grandes. “Vamos cambiando y viendo cual es la mejor”, dijo.

Los productores idearon distintos dispositivos con los materiales disponibles en el campo para evitar el ahogamiento de los animales.

Entre las especies salvadas de ahogarse gracias a este sistema, mencionó yacarés de hasta un metro y medio; un ternero, que si bien no logró salir por sí mismo pudo mantenerse a flote aferrado al dispositivo; carpinchos; y aves de todo tipo, como perdices, patos pichones y águilas.

Al poco tiempo de colocar una, Said registró una cría de yacaré usando la rampa para salir del tanque. Resulta, contó, que las madres tienen los pichones en la represa, pero “los meten en la boca y los llevan para el tanque porque sienten que es un lugar más seguro”. En la represa, explicó, tienen más riesgo de que los coman otros yacarés o alguna cigüeña.

Otras ideas y beneficios

Además de las rampas, en “Isleta Linda” implementaron otro método para disminuir el riesgo de ahogamiento de animales. Se trata, ni más ni menos, que de mantener el tanque lleno con el nivel del agua lo más cerca del borde para facilitar el escape de un animal que cayó dentro. Esto se logra con un “retorno”, para que el agua vuelva hacia el reservorio antes de rebalsar, y un bombeo permanente. “En la parte superior del tanque se hace un agujero con una mecha copa de 2 pulgadas o de pulgada y media; eso hace que cuando el tanque se llena por rebalse retorne el agua al pozo o la represa”, precisó.

Los productores del establecimiento santafesino detectaron todo tipo de fauna en busca de agua que podía perder la vida en el intento.

No sólo es un beneficio para los animales, sino que también le simplifica el trabajo al productor, que no precisa estar atento al nivel del agua del tanque para ir a cerrar el molino o apagar la bomba solar. Este mecanismo beneficia a la calidad de agua, ya que el retorno genera movimiento y oxigenación, tanto en la represa como en el tanque. Y si hubiera un animal muerto en descomposición, con el agua estancada la putrefacción se aceleraría. 

Otro detalle para brindar seguridad a los animales es no llevar el talud de tierra circundante al tanque (terraplenado, en la jerga) hasta el borde. “En los tanques nuevos, lo estamos dejando a un metro del borde, a esa altura no tengo riesgo de que un zorrino ingrese a tomar agua”, concluyó.

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