Campo
24.06.2024

III Jornadas Internacionales Campo Limpio y Aidis

Los desechos del campo encontraron un mecenas

En Rosario especialistas de todo el país del sector público y privado debatieron sobre la ley de envases vacíos de fitosanitarios. También sobre el reciclado y reutilización de esos plásticos en la industria

Por: Sandra Cicaré mail

La mitigación de la huella de carbono ya es palpable. Una alianza entre dos empresas permitió reducir 180 toneladas de dióxido de carbono (CO2) equivalente, mediante la utilización de envases elaborados con plástico reciclado proveniente del campo, lo que equivale a las emisiones de 100 vueltas a la tierra para un auto mediano o lo que capturan 900 árboles por año.

“Eso ya está pasando, es un impacto positivo que se está logrando”, dijo Ricard Oharriz gerente general de la empresa Dosam, ubicada en Garin (provincia de Buenos Aires), que se dedica a la fabricación de envases tricapa con plástico proveniente de aquellos recipientes con agroquímicos que se desechan en el campo y que luego vuelven como materia prima para diferentes industrias, tras su paso por los Centros de Almacenamiento Transitorio (CAT) que tiene a su cargo la organización Campo Limpio.

Dosam puso en el mercado en julio de 2023 sus primeros envases comerciales, probados y aprobados para su uso comercial y desde entonces hasta la actualidad ya entregó 100 mil envases a la compañía de insumos y semillas Corteva, los cuales fueron elaborados con un 33% de plástico recuperado.

Desde la compañía se propusieron poner en números la mitigación de la huella de carbono, con la intención de aportar una información clara y precisa. “Tomamos el peor caso, que es el de los envases que van a incineración y comprobamos que significaban 6 kilos de CO2 equivalente por cada envase de 1.100 gramos”, explicó Oharriz. Luego, se hizo la misma medición, pero ahora con envases que pasaban previamente por el sistema de Campo Limpio, es decir tenían un tratamiento y comprobaron que la huella bajaba a 5 kilos por CO2 equivalente por el mismo envase. Finalmente, cuando se medía el envase tricapa  - con plástico recuperado al 33% y pasando por el sistema de Campo Limpio – la huella bajaba a 4 kilos por CO2 equivalente, es decir “logramos reducirla en un 33%”, explicó el empresario.

La empresa, apunta hacia una tendencia que está haciendo punta en la industria que es el ecodiseño, es decir pensar el destino final de un envase al momento de fabricarlo. De esa manera, se podrá administrar su reutilización.

La ley argentina sobre tratamiento de fitosanitarios (N° 27.279) y su decreto reglamentario en 2018, establece que el plástico recuperado no puede estar en contacto con las personas. De esa manera, desde la compañía idearon un sistema de envases tricapa, en los cuales la parte externa y la interna son de plástico virgen y la del medio con material reciclado, lo que corresponde a un 33% de la materia prima del producto.

Este recorrido fue el que Oharriz relató durante su disertación en las III Jornadas Internacionales sobre “Ley de envases vacíos de fitosanitarios”, organizadas por Campo Limpio y Asociación Argentina de Ingeniería Sanitaria y Ciencias del Ambiente (Aidis), donde se debatió los alcances de una legislación que tomó tiempo en instalarse en la conciencia del productor, no sólo en el marco de la responsabilidad extendida que le cabe por su actividad, sino además porque cuenta con un desecho que puede ser materia prima de otras industrias.

El mapa del reciclado

En Argentina hay 80 CAT de Campo Limpio y 20 provincias aprobaron el sistema de gestión, detalló el director ejecutivo de la entidad, Ignacio Stegmann, quien explicó que desde el año 2019 hasta la actualidad hay más de 13 millones de kilos de plásticos recuperados y 114 empresas están adheridas al sistema, que representan el 90% de los envases que se vuelcan al mercado.

Hoy el 75% de los envases que nos devuelven son reciclados y reutilizados, es decir se transforman en insumos”, indicó Stegmann y el resto va a deposición final. Sin embargo, estimó que si el productor realizara el triple lavado – contemplado en la ley y solamente posible durante el uso del producto – se podrían reciclar hasta el 98%”, dijo. Con lo cual “esos 23 puntos son los que perdemos por falta de lavado”, detalló.

La subsecretaria de Ambiente de la Nación, Ana Vidal de Lamas, explicó que en los ocho años de rodaje que tiene la ley y con la evolución de los CAT "se avanzó mucho" en cuanto a sacar envases de fitosanitarios de los  campos. "Tuvimos muchas denuncias de mal uso, hasta el punto de llegar a almacenar agua para consumo en ellos", reveló la funcionaria quien explicó que el desafío a futuro pasa por poner en marcha el sistema de trazabilidad de los envases. "Durante años estuvo enfrentado el campo con el ambiente y hoy felizmente estamos trabajando juntos", plantó Vidal de Lamas.

En las provincias la utilización de los envases vacíos o su tratamiento varía según la legislación territorial que cada una adoptó. En Buenos Aires, donde el actual gobierno tomó una agenda activa en el tema, hay en funcionamiento 35 CAT y la recuperación de envases crece 20% por mes. “Recuperamos 2,38 millones de bidones, un 50% de lo que ingresa a la provincia y se está realizando una trazabilidad entre el CAT y los operadores”, detallaron Luis Couyoupetrou, subsecretario de Control y Fiscalización Ambiental del Ministerio de Ambiente y Cristian Amarilla, subsecretario de Desarrollo Agrario y Calidad Agroalimentaria de Buenos Aires.

Leer más: "La bioeconomía plantea transformar desecho en materia prima"

En Córdoba, el reciclado llega al 50% detalló el secretario de Agricultura de esa provincia, Marcos Blanda y explicó que “es un punto de no retorno”, cuyo camino va hacia la “trazabilidad, la economía circular y la tecnología”.

En el caso de Río Negro, se tratan anualmente entre 15 y 20 toneladas de envases, según precisó María Judith Jiménez, secretaria de Ambiente y Cambio Climático de esa jurisdicción. Mientras que Mario Alsina, jefe del departamento de Control Ambiental de Misiones, detalló que en su jurisdicción trabajan para consolidar la idea de que “no hay divorcio entre producción y ambiente”. Detalló que en la ruta nacional 12 donde está asentada la producción forestal hay más envases de tipo B (a los que no se les aplicó la norma Iram de triple lavado) mientras que en la ruta 14, donde se concentra la producción de yerba y té, hay más del tipo A (con triple lavado).

En este punto, Santa Fe está mas rezagada. “Estamos por debajo de la media nacional, en una provincia donde tenemos 6 millones de hectáreas sembradas y 20 millones de toneladas de producción que genera una alta demanda de envases”, reconoció el secretario de Agricultura Ignacio Mántaras, quien planteó que “la política de envases vacíos es una historia  de frustración y tiempo perdido en Santa Fe”, en alusión a la imposibilidad por resolver la tensión social que generó la forma de producir en este territorio, con comunidades afectadas por el abuso o mal uso de productos agroquímicos.

“Queremos apurarnos para aprobar cuanto antes el primer CAT”, agregó el funcionario una tarea para la cual son claves los municipios, actores locales claves en esta problemática de la disposición de envases vacíos de fitosanitarios. 

Según indicó Stegman, Campo Limpio presentó proyectos para instalar 13 CAT en Santa Fe, para empezar con cuatro o cinco en los primeros años, que esperan la aprobación.

"Hoy el 75% de los envases que nos devuelven son reciclados y reutilizados, es decir se transforman en insumos”, dio Stegmann, de Campo Limpio.

En los últimos 30 años la agricultura en Argentina atravesó por procesos acelerados de adopción de tecnología. “De una agricultura mecanizada que quemaba mucho rastrojo de trigo pasamos a la siembra directa; se comenzaron a utilizar muchos fitosanitarios y se prescindió de los ingenieros agrónomos; luego llegaron las malezas y el conflicto urbano rural”, resumió Pablo Palazzesi, decano de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Rosario (UNR). “Fuimos haciendo todo eso, pero nos quedó el problema de los envases, porque no es tan fácil llegar al territorio y hacer docencia con quien vende un producto o lo usa”, agregó.

Por eso, saber qué hacer con los envases de fitosanitarios y cómo hacerlo requiere del involucramiento de toda la cadena. “Nos educaron para producir y consumir, pero no para cuidar”, dijo claramente el ministro de Ambiente de Santa Fe, Enrique Estévez, quien llamó a “desterrar la idea de que producción y ambiente van por caminos separados”.

Empresa que se sumó

En ese camino, la empresa entrerriana Daser Agro SA, que comercializa y distribuye insumos para el agro, asumió el concepto de “responsabilidad compartida”, recordó su encargada de marketing, Mariela Andrian.

Como parte de la cadena de retail se sumó a la construcción de centros de acopio de envases luego de que la provincia de Entre Ríos aprobara el sistema de gestión de envases vacíos en el marco de la ley nacional. Instalaron uno en la localidad de Victoria y de la mano de Campo Limpio fueron administrando el CAT.

Otro paso que dieron fue la instalación de una planta de reciclado donde se reutiliza todo el plástico y también el agua. “Nuestro desafío es tener la capacidad para procesar todo el plástico que se genera en la provincia”, planteó Andrian.

Con una legislación vigente, pero sobre la cual aún queda mucho por trabajar, el desafío del sector es como dijo el economista y especialista en bioeconomía, Roberto Bisang: “transformar los desechos en materia prima industria”.

Para dar ese paso, son claves “la trazabilidad, la digitalización de procesos y la problemática jurisdiccional “, indicó la presidenta de Aidis, Rosalba Sarafian, quien planteó que eso se consigue “con mejores prácticas y herramientas de fiscalización en un marco de diálogo y consenso”.

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