Todo se transforma
Fabrican envases, reciclan el plástico y cuidan los alimentos
Con plantas en cinco países y una visión de triple impacto, buscan crecer en Argentina. Son proveedores de grandes cadenas
Por: Rodrigo Elias mail
Lejos de demonizar al plástico, una gran empresa con presencia en Latinoamérica y Europa hizo de ese material un aliado de la seguridad alimentaria con una receta simple: uso de material reciclado, recuperación del scrap y creación de envases biodegradables y compostables. Ahora quieren replicar esa experiencia en Argentina, donde producen productos PET, envases rígidos y de acrílico con una capacidad mensual de 70 toneladas y al mismo tiempo avanzar en la utilización de energía renovable.
Se trata de Darnel, compañía dedicada a la fabricación de envases y soluciones de empaque sustentables, nacida hace 60 años en Colombia, con plantas en cuatro países y más de 4.500 empleados. Tiene 17 fábricas distribuidas entre Cartagena, Madrid y Bogotá, y operaciones en Brasil, Uruguay y Argentina, donde desde 2022 adquirió la distribuidora La Pilarica y comenzó a fabricar en Zárate envases rígidos para alimentos, como cunitas para alfajores y bandejas termoformadas.
En Argentina están enfocados en ampliar el uso de material reciclado y reutilizar el 100% del scrap en productos como maderas plásticas, pinturas y asfalto. “El post consumo que surge del recorte cuando se elabora una cunita para alfajores vuelve a ser materia prima y evitamos tener residuos”, explicaron Anahí Lorenzo, jefa de marketing y sostenibilidad de Darnel, y Matías Saladino, jefe de Gestión Humana de Darnel Argentina, en diálogo con Ecobiz. “Buscamos que nuestros productos tengan un cierre de ciclo: reciclables, compostables o biodegradables”, agregaron.
En el mercado argentino atienden a supermercados como Coto, La Anónima, Cencosud o Carrefour, papeleras y puntos de venta minoristas. Son proveedores de YPF Full, especialmente en el rubro papelería.
Un negocio redondo
Desde sus orígenes Darnel lleva adelante un modelo de negocios que integra la producción, el reciclaje y la innovación en materiales para reducir el impacto ambiental de los plásticos. Como es una compañía dedicada a la producción de plástico en grandes volúmenes, cada transformación genera un gran impacto en toda la industria. Ese modelo que aplicó en diferentes países es el que busca consolidar en Argentina.
En Uruguay opera dos plantas dedicadas a espumados film, desde donde abastece a 22 países, y elabora su línea BIO con materiales biodegradables y compostables que ya comercializa en Argentina.
“Nuestros procesos son transversales y tenemos indicadores que muestran cómo es nuestra huella de carbono”, señalaron Lorenzo y Saladino. La empresa mitiga su impacto con menor uso de recursos naturales, productos más livianos y mejores técnicas mecánicas que puedan resistir atmósfera modificada u otras soluciones.
Menos desecho, menos energía
“Aprovechar cada residuo genera un impacto directo en los costos y en el precio final al consumidor”, dijeron. Uno de los casos más concretos es la línea Resq, elaborada 100% con plástico reciclado postconsumo. “Lo que colocamos en el mercado lo estamos recuperando”, agregaron.
En Colombia y Uruguay, Darnel opera centros de acopio y clasificación junto a cooperativas de recicladores urbanos, generando empleo formal y acceso a beneficios sociales. Además de usar el scrap como materia prima, recircula el agua y usa energía solar fotovoltaica en sus plantas de Colombia y Uruguay. “Estamos trabajando para instalar paneles solares y avanzar en la gestión energética en Argentina”, agregaron.
Esa tecnología reduce el impacto ambiental, riesgos operativos y costos. “Un microcorte puede dañar una máquina, detener una línea y generar demoras de alto costo, por eso la sustentabilidad es también una decisión estratégica y económica”, resaltaron.
Darnel cuenta con un centro de investigación en Turquía donde anticipa tendencias de consumo y diseña envases adaptados a los nuevos hábitos. “Ya sabemos cómo vamos a consumir en 2030 y 2050”, subrayaron. “Las porciones serán menores porque las familias son reducidas, no comen juntas o prefieren cosas diferentes. Esas prácticas determinan qué tipo de envases se van a consumir”, concluyeron.
