Industria
24.01.2025

Negocios sustentables

Una industria donde jugar es cosa seria

En la emblemática marca Rasti la sustentabilidad forma parte central del negocio. Trabaja con plástico 100% reciclable. La historia de la empresa de juguetes radicada en Argentina

Por: Eugenia Langone mail

Pudo ser una fábrica de pastas, pero resultó una de juguetes que produce una marca con nombre propio: Rasti, un emblema de la industria nacional de la década del 60 y que hace algo más de una diez años tiene un capítulo propio en materia de sostenibilidad. Un poco, admiten, porque esos mismos niños para los que producen los juguetes también empiezan a exigir el cuidado del ambiente. Tanto es así que hoy su planta de Lomás del Mirador, trabaja con plástico ciento por ciento reciclable, lo que les permite tener cero residuos ya que todo es reutilizado en el mismo proceso. 

La historia desde el inicio la cuenta Sabrina Dimare, la única mujer de los cinco hijos de Antonio, que son parte de la empresa desde los 2000 cuando su padre abandona la sociedad con sus hermanos. “Mi papá había ido a ver con mis tíos una fábrica de pasta para comprar, pero no les gustó. A una cuadra vendían un taller y quedó fascinado por ese proceso donde entraba a una máquina un polvo y del otro lado salía un juguete”, cuenta la mujer de 36 años, que es parte del área de sostenibilidad de la firma,y para quien la historia de la empresa es la de su propia familia. 

Los Dimare, hijos de inmigrantes napolitanos, estaban en el negocio del plástico desde la década del 50. Se habían iniciado en un taller de Villa Lugano, donde Sabrina recuerda que el uso eficiente de los recursos era “una necesidad aprendida de su padres inmigrantes”. 

Cuidar la luz, el agua y el gas era una normalidad, pero se transformó en una política de la empresa cuando la producción tomó otro volumen.

Los Rasti habían fascinado siempre a Dimane. La marca, originalmente alemana había llegado a la Argentina a mediados de los 60 a través de la fábrica Knittax y se habían convertido en un hito de las infancias de aquellos años con sus bloques plásticos resistentes que permitían armar cualquier cosa que el ingenio y la imaginación alcanzaran.

Mientras Dimare seguía haciendo juguetes didácticos, los 70 encontraron a Rasti con serios problemas económicos. Antonio intentó comprarla, pero el precio era imposible de pagar para él. Rasti  dejó el mercado, se mudó a Brasil y casi desapareció. Sin embargo, la fascinación del hijo de inmigrantes persistió: en 1975, lanzó Plasticblocy, una marca propia que después pasó a llamarse Blocky.

La familia Dimare adquirió Rasti 2005 y potenció la marca.

Aunque tuvo que esperar hasta el 2005, cuando ya trabajaba con sus hijos, Antonio no cesó en su afán de hacerse de Rasti. Tras haber escuchado que las matrices de la vieja fábrica estaban abandonadas, inició lo que llamaron “Operación rescate”, con la que lograron recuperar los moldes y  comprar la marca. 

Hecho el trabajo de desarrollo de nuevas matrices, relanzaron la marca en 2007, y que convive actualmente con Blocky y buscan complementarse.

El salto

En 2012, la mudanza de Villa Lugano a Lomas del Mirador, señala Sabrina, marcó no sólo el volumen de producción de la planta, su capacidad y la cantidad de personal contratado, sino además una nueva estrategia en torno a la sostenibilidad y el cuidado del ambiente. 

“Crecimos en infraestructura y en la nómina de personal, y eso hizo muy visible el tema de sustentabilidad porque la escala en la que comenzamos a trabajar era otra”, recuerda. 

Allí, se pensó en la integralidad de los procesos, señala Sabrina y puntualizó entre las decisiones que se tomaron, el uso de luces led en toda la fábrica y las guía digitales para el armado de los juguetes para evitar el uso de papel, así como la instalación de circuitos de refrigeración para las máquinas inyectores que se llevan adelante a través de circuitos cerrados de agua que permiten su reutilización y el cuidado de ese recurso. 

De hecho, fueron los años en que la empresa invirtió $ 5,9 millones para ampliar su producción, al mismo tiempo que obtenía su primera licencia con Disney para una línea de Rasti y conseguía comenzar a distribuir sus productos en Colombia, México, Chile y Perú.

Además, entre los recursos humanos, señala, “se comenzó a trabajar en el compromiso de todos los equipos en el cuidado de la energía y para eso se hizo una convocatoria para que todo el personal pudiera participar haciendo sus propuestas”. 

”Somos una pyme y por eso, nos enfocamos mucho en generar los compromisos a nivel equipo”, destaca Sabrina. Sin embargo, no fue sólo el crecimiento el factor que empujó los cambios, también el mercado para el que producen. 

Compradores bajitos y conscientes

El contexto se había modificado y los chicos para los cuales producen los juguetes hablan del cuidado del ambiente, lo aprenden en la escuela y algunos toman medidas en sus casas. 

“Había una movida social que nos empezaba a exigir de afuera para adentro, los chicos reciclan y eso te empuja cuando vos trabajas con chicos y son ellos los que lo están pidiendo”, dice Sabrina y señala el afán de su padre, que aún con 80 años asiste semanalmente a la fábrica, de “hacer juguetes que permitan divertirse y aprender, ahora con esto también buscamos sumar en el cuidado del ambiente”.

"Los chicos empiezan a exigir el cuidado del ambiente", dijo Sabrina Dimare.

Si bien Rasti trabaja con plástico virgen, ya que así lo marcan las normativas por tratarse de juguetes que tendrán contacto con chicos, el plástico que utilizan es ciento por ciento reciclable. 

“Eso permite que no haya desperdicios en el proceso de producción porque todo lo que queda (la colada) o sale fallado, se vuelve a moler y se reutiliza”, afirma Sabrina, remarcando que no hay desperdicios, así como la planta tampoco emite desechos gaseosos o líquidos.

El último paso, en los últimos dos años, fue formalizar un Equipo de Sustentabilidad, que ella integra junto con las responsables de Capital Humano y del área contable, para unificar las acciones que desde hace algunos años se llevaban adelante aisladamente. 

Muchas son acciones internas de capacitación y concientización, que van desde cómo reciclar en sus casas hasta el autocuidado y la salud; otras en cambio apuntan a vincular a Rasti con la comunidad. 

Charlas y visitas con colegios, y la participación de una red de inclusión laboral para personas con discapacidad se cuentan entre las propuestas.

Si  bien está convencida que todos estos cambios tiene un retorno y señala que “a nivel ventas siempre te eligen por acciones y por pequeños gestos en el producto”, para Sabrina lo más valioso es sentir que está haciendo su aporte a los cambios. “Lo más valioso es la gratificación personal y como empresa de ir en ese sentido”, concluyó.

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