A cuidar el sistema
Cazadores de carbono: empresarios agroindustriales que se ponen el traje
Crea, Arcor y UPL implementaron un proyecto en todo el país para medir la salud de los suelos y mitigar la huella del sector. Cómo lo hacen
El sector agropecuario argentino, uno de los más desarrollados del mundo, aceleró el proceso hacia un sistema sostenible. En ese marco, la empresa alimenticia Arcor y la de insumos agropecuarios UPL, en conjunto con la asociación civil Crea - conformada por empresarios del sector - pusieron en marcha un proyecto para medir el stock de carbono en el suelo de diversos sistemas productivos del país y para reducir la huella provocada por determinadas prácticas de manejo como la cosecha o el uso de insumos químicos.
Este año comenzaron los trabajos para validar un protocolo de muestreo del suelo junto a técnicos de la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid), que se extenderán hasta 2025 y permitirán contar con una información relevante en este sentido.
Los primeros muestreos de suelo ya comenzaron a realizarse en áreas dedicadas a producción de carne y granos en el sur de Santa Fe y en el norte de la provincia de Buenos Aires. También se hicieron otros en el NEA, en Corrientes, en establecimientos vinculados a Crea o a las empresas Arcor o UPL.
La iniciativa tiene como objetivo identificar y evaluar estrategias de manejo agropecuario que contribuyan a incrementar el carbono del suelo y a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) en la producción primaria para lograr una mayor sostenibilidad del sistema.
En una primera fase se cuantificará el stock de carbono de suelo de los diferentes sistemas de producción para validar un protocolo adaptado que resulte útil para productores y técnicos. En la segunda, se evaluarán alternativas de manejo -con información que estará disponible para productores y técnicos- destinada a mejorar la captación de carbono sin disminuir la producción. Además, se apunta a determinar la huella de carbono de las distintas actividades agropecuarias.
Luís Arias Usandivaras, líder del proyecto denominado “Carbono en los sistemas agropecuarios”, destacó que uno de sus principales aportes consiste en generar conocimiento acerca de producciones y zonas extrapampeanas que no han sido contempladas en otros trabajos donde se analiza esta temática, y detalló que las acciones comprenden gran parte de las actividades que se realizan en establecimientos de los grupos CREA en distintas regiones del país.
En la región pampeana se estudiarán las áreas destinadas a la producción de granos (maíz, trigo y soja), leche y carne, en especial los sistemas de ciclo completo. En las regiones NEA y NOA se hará foco en los sistemas silvopastoriles (que integran actividades forestales y ganaderas), así como en caña de azúcar y cítricos. Por último, en la región Cuyo se evaluarán las producciones de tomate, de vid y de frutos de carozo.
Arias Usandivaras dijo que en estas producciones “vamos a hacer mediciones del stock de carbono presente en el suelo, para lo cual se está terminando de validar un protocolo de muestreo, en conjunto con Aapresid”. A partir de ahí se establecerán las líneas de base del carbono actual disponible en el suelo. Esta información será de utilidad a la hora de planificar y definir prácticas de manejo sostenibles.
Protocolo de muestreo
Los protocolos estarán basados en estándares internacionales y buscan aportar metodologías de base para evaluar los cambios en el carbono del suelo de proyectos agrícolas que adoptan prácticas de manejo sostenible.
“La idea es ir validando el protocolo de muestreo de suelo, que también va a servir para determinar los stocks de carbono en estas producciones, sobre las cuales hace falta generar más información”, dijo el líder del proyecto. “Vamos a evaluar las emisiones de gases de efecto invernadero y la huella de carbono en las distintas producciones, y a estimar cómo impactan las diferentes estrategias de manejo”, adelantó.
Huella de carbono
Además de los cambios en el carbono del suelo, se considera necesario evaluar otros procesos que influyen en las emisiones de GEI, por ejemplo, los residuos de cosecha, el uso de fertilizantes y otros insumos. Con estas estimaciones, sumadas a los datos de producción (de granos, fruta, madera, carne y leche) se podrá estimar la huella de carbono de cada sistema productivo.
Esta herramienta permitirá cuantificar las emisiones o absorciones de GEI de las producciones agropecuarias seleccionadas, considerando las que se producen “desde la cuna a la tranquera”, es decir las correspondientes al proceso de producción primaria, desde su inicio hasta que salen del establecimiento rumbo a la industria.
Las estimaciones se realizan a escala de lote, pero en las producciones ganaderas de carne y leche involucran a los establecimientos completos, porque los animales rotan entre distintos potreros. Además, para cada producción se tendrán en cuenta distintos tipos de empresas.
“La idea es tener contrastes, desde un productor estándar, con nivel de fertilización promedio, por ejemplo, y otros de vanguardia, conformados por empresas que tienden a usar insumos o tecnologías más modernas y con mayores rendimientos. En algunos casos, estas producciones podrían incluir, por ejemplo, la incorporación de riego”, dijo Arias Usandivaras. “En general, estos últimos casos tienden a aumentar la producción. La idea es ver cómo este aspecto impacta sobre la huella de carbono. No necesariamente una mayor producción impacta de manera proporcional sobre la huella de carbono. Eso es lo que estamos queriendo estudiar”.
Si bien el proyecto tiene dos años de duración, no descartan que más adelante se pongan en práctica otras iniciativas.
Las acciones desarrolladas en el marco del proyecto “Carbono en los sistemas agropecuarios” van en línea con los desafíos planteados en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2015 (COP21), que se celebró en París, Francia, y donde se dio a conocer el proyecto “4 por mil: Suelos para la Seguridad Alimentaria y el Clima”.