Actualidad
31.08.2024

Cambio climático

Científicos argentinos de seis provincias ponen al dengue bajo la lupa 

Científicos del Conicet pusieron en marcha un proyecto para frenar la enfermedad que tiene fuerte circulación autóctona en Argentina. Buscan replicar la experiencia de trabajo coordinado durante la pandemia de Covid 19 

Por: Eugenia Langone mail

“Difícilmente alguna provincia pueda estar exenta de la problemática del dengue en este proceso de cambio climático”. La afirmación que esta semana hizo en Rosario el director del Centro Científico y Tecnológico (CCT) de Santa Fe, Carlos Piña, no deja dudas sobre cómo el último brote de la enfermedad que transmite el mosquito Aedes Aegyptys, borró todas las fronteras que la Argentina conocía hasta hace unos años. 

“Han aparecido casos hasta en la Patagonia”, agregó el director, junto a sus pares de los CCT de Rosario, Sandra Fernández; y Salta y Jujuy, Raúl Becchio. Este último fue quien desde el norte impulsó la conformación de un consorcio científico de diferentes jurisdicciones que buscan poner en marcha un proyecto federal, con base territorial, que trabajará junto a los sistemas de salud de las provincias sobre una de las problemáticas de salud que más puso en jaque al sistema en los últimos meses. 

En cifras de marzo pasado, el pico de la enfermedad mostró que, 19 de las 24 jurisdicciones de todo país, tenían circulación autóctona del virus, es decir, los pacientes no llegaban infectados de otros puntos del territorio sino que contraían la enfermedad en el lugar donde vivían. 

Eso sucedió incluso en puntos geográficos que hubieran sido impensados en la Argentina hace una década atrás, como fueron ciudades del sur de la provincia de Buenos Aires: Azul, Olavarría y Bahía Blanca. Algunas de ellas era la primera vez que registraban infectados. 

En ese escenario, donde el desafío para la ciencia y el sistema de salud pública se extendió por miles de kilómetros en el territorio nacional, equipos científicos del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) de seis provincias -Salta, Jujuy, Chaco, Corrientes, Santa Fe y Córdoba- pusieron en marcha un proyecto colectivo que tendrá tres ejes: el vector del virus, es decir el mosquito Aedes Aegypti en sí mismo; el diagnóstico y la enfermedad;y la intervención social en los territorios. 

El proyecto surge del trabajo sobre una agenda de “temas prioritarios comunes” que mantienen los directores de los CCT de diferentes puntos del país y sobre todo que busca aunar esfuerzos y recursos en “tiempos de escasez”.

"El proyecto colectivo se basa en tres ejes: el vector del virus que el mosquito, el diagnóstico y la enfermedad, y la intervención social en los territorios"

“Hay que considerar que los Centros Científicos y Tecnológicos tiene un conocimiento y una plasticidad para trabajar y gestionar en el territorio”, explicó Fernández, quien marcó que esto "muestra una forma de pensar la ciencia y la técnica dentro de un proyecto de gestión pública”.

La experiencia del Covid-19

Ana Laura Cavatorta es virología e investigadora del Instituto de Biología Molecular y Celular de Rosario (IBR), y fue quien durante la pandemia de Covid-19 puso en marcha el Centro de Tecnología en Salud Pública (CTSP) de la Red Provincial de diagnóstico. Es de los laboratorios que funcionó en el Hospital Provincial del Centenario y que trabajó en la identificación de las personas infectadas para reducir los contagios y ahora ayudará a tomar medidas preventivas con mayor rapidez.

El equipo de investigadores se reunieron del Conicet se reunieron en Rosario en el Centro Científico y Tecnológico (CCT), para evaluar el trabajo que realizarán.

Esa experiencia, además de su trabajo posterior sobre la efectividad de las vacunas, le otorgan un camino recorrido que ahora buscará reponer como coordinadora de diferentes grupos de trabajo en esta zona del país a la hora de poner bajo la lupa al dengue, donde además de su expertise “de laboratorio” coordinará acciones con los efectores del Ministerio de Salud de la provincia. 

“La idea es trabajar de modo interdisciplinario para, así como hicimos en su momento con el Covid, evaluar desde el punto de vista genómico las variantes virales de dengue que circulan en la Argentina y de las cuales no hay muchos datos a nivel regional”, detalló la investigadora.

Cavatorta dijo que “en dengue existen cuatro serotipos diferentes, pero dentro de cada uno hay variantes virales o genotipos”, y abundó: “El objetivo es desglosar esa información. Sabemos que en el país en el brote anterior circuló el dengue 1 y 2, y algunos casos importados de dengue 3. Lo que buscamos ahora es poder documentar todo eso y dejarlo formalizado en el estudio y generar una red de genómica a nivel nacional”.

Además de la información en sí misma, explicó que, para las diferentes áreas del país como en el caso de Rosario y el sur de Santa Fe, “esos datos permitirán establecer comparaciones con las regiones del norte que tienen muchos más antecedentes en la enfermedad”.

Modelos matemáticos 

Ernesto Kofman es investigador del Centro Internacional Franco-Argentino de Ciencias de la Información y de Sistemas (Cifasis), también del CCT Rosario-UNR, y así como sus modelos matemáticos fueron aplicados durante la pandemia de coronavirus, ahora buscará ahora llevarlos al dengue para lograr previsiones más precisas y no tan intuitivas. 

Si bien reconoce el desafío que representa la construcción de los datos frente a una problemática de salud que, admite, aún no los tiene tan consolidados en la región, señala que “a partir de ahora y frente a los últimos brotes espera que se logren mejorar los datos locales”. 

"En Argentina durante el pico de la enfermedad, se observó que 19 de las 24 jurisdicciones de todo país tenían circulación autóctona del virus"

Lo que harán desde el Cifasis, indicó, “es interactuar con el trabajo que en los laboratorios y territorios lleven adelante los equipos que coordina Ana Laura y otros grupos y justamente incorporar esa información sobre las variantes que están circulando a los modelos, para poder proyectar escenarios de manera más precisa”. 

De ese modo, agregó, se podrán “establecer parámetros” que luego pueden complejizarse a través “de la incorporación de categorías de poblaciones, por ejemplo, lo que permite cada vez más afinar las proyecciones”.

Comunidad 

Sin embargo, más allá del vector, la enfermedad y el diagnóstico, los investigadores tienen en claro que no es posible hablar de prevención sin trabajar en los territorios y con las comunidades

La intervención social es clave, porque sin poder contar con información sobre las medidas de aplicación que llegan a la población, no hay prevención posible”, señaló Becchio, director del CCT Salta-Jujuy, sin dudas la región del país con más experiencia en el tema. 

Para eso, la comunicación y las formas de llegada a las diferentes poblaciones es clave. Ante eso, señaló que en el CCT Santa Fe ya se comenzó a trabajar con las áreas lingüísticas para la vinculación con comunidades originarias, pero también indicó que lo harán “para trabajar en la comunicación en general de diferentes medidas con la sociedad en general”. 

En este punto, Cavatorta también fue contundente al indicar que junto a cualquier trabajo en laboratorio “la intervención en la comunidad es fundamental porque es una problemática que debe trabajarse desde la escuela, desde la educación y desde las casas”.  

Sin dejar de remarcar “la altísima complejidad que tiene en sectores populares", donde no se puede llegar desde las áreas de salud para por ejemplo, exigir el descacharrado, especialmente en lugares donde se vive en un contexto de altísima vulnerabilidad. "Juntar agua es parte de su subsistencia porque no tiene agua potable, la acumulan para tomar o cocinar y el escenario debe pensarse de forma integral para cualquier abordaje”, dijo.

Datos globales

La transmisión de estas enfermedades realizadas por vectores, fundamentalmente por el mosquito, está estrechamente vinculada al aumento de las temperaturas. Se trata de afecciones que a nivel mundial llegan a afectar a 700 millones de personas cada año, y que a medida que las llamadas temporadas “calientes” se alargan, ocurre lo propio con la vida del mosquito y escala su expansión a nuevas geografías.

Se estima que, dentro de esas enfermedades, el dengue es la que tiene una propagación más rápida y tanto es así que a nivel global infecta cada año a 390 millones de personas, lo que pone a la mitad de la población mundial en riesgo.
    
Ahora ese escenario podría empeorar en el futuro. Un estudio reciente de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres (LSHTM) anticipó que para 2080 podrían ser más de ocho mil millones de personas las que estén expuesta a infecciones. Además, relevó que los aumentos de la temperatura global podrían alargar las temporadas anuales de transmisión en más de cuatro meses para el dengue en los próximos 50 años.
 

arrow_upward