Una cooperativa que transforma
Cada seis pallets que reciclan logran salvar un árbol
SeisUno nació tras la pandemia. Es un grupo interdisciplinario de profesionales que reciben estructuras de madera, las recuperan y las vuelven al mercado a precios competitivos
Por: Eugenia Langone mail
“Todo lo que se transporta o se acopia se mueve en pallets de madera, desde insumos y productos hasta mercaderías que diferentes rubros, que van desde el rubro metalúrgico hasta comestibles”, dice Leo Aragües para dar idea del volumen que eso significa en cualquier lugar del mundo y también en Rosario, ciudad a la que definió como “un polo logístico y productivo”.
Con esa idea y la certeza de que “cada seis pallets que se reciclan se logra salvar un árbol”, nació en plena pandemia SeisUno, una cooperativa que integra junto un equipo interdisciplinario de profesionales que reciben estas estructuras de madera, las recuperan y las vuelven a poner en el mercado.
“Es un círculo virtuoso que además da respuesta ante un material que ocupa mucho lugar cuando se acopia y que si no tiene una gestión adecuada y sistemática por parte de las empresas, queda apilado hasta que se tira a la calle o, cada tanto, se le da a un recuperador pero de manera informal”, agrega el emprendedor.
En ese punto, el equipo que encabeza Aragües como presidente de la cooperativa -una figura que eligieron como "forma de hacer"- y que integran profesionales de otras áreas, desde la administración de empresas y la ingeniería hasta la comunicación y las ciencias políticas, nace como “un proyecto de triple impacto”, afirma.
“Comenzamos a trabajar en 2020 con la idea de llevar adelante un manejo de este residuo no peligroso y en el se que mueve todo lo que se transporta, pero que a diferencia de otros materiales, como el cartón, los metales y los plásticos, aún no tiene un circuito sostenible y sistemático de descarte”, explica.
El proceso
El primer paso del trabajo que llevan adelante en 27 de Febrero y Avellaneda, el espacio donde tienen capacidad para recibir unos 200 pallets al día (entre 1.000 y 1.500 al mes), apunta a establecer un “un compromiso mutuo con las empresas que aporten el material, del mismo modo que una trazabilidad para que quienes descartan acá el material sepan qué hacemos con eso”, detalla.
Sin embargo, admite que eso depende de los vaivenes de la economía. “El pallet es un termómetro claro de lo que sucede: si la economía va bien, hay circulación y provisión de mercadería, hay pallets y eso crece; cuando la economía va mal recibimos pocos y revendemos pocos. Es lineal”, señala, sin ocultar las complejidades del momento actual. Es que el eje fundamental de la cooperativa es recuperar el material y reacondicionarlo para volver a ponerlo al mercado a valores mucho menores.
“De ese modo la empresa de origen gana en sostenibilidad y nosotros, los recicladores, los ofrecemos al mercado a un 50% del valor, lo que hace al círculo virtuoso”, agrega”, dijo y por eso, más allá de las ventajas de los costos y en un escenario actual complejo, desde la cooperativa no dejan de apelar "a la sensibilización y a la toma de conciencia" por parte de los empresarios para acercarse y sumarse a este circuito que da "respuestas sustentables y ventajosas".
Lo cierto es que el proceso que llevan adelante, muchos de los pallets recuperados están en buen estado y no requieren de tanta mano de obra para la restauración, otros en cambio sí necesitan de un trabajo de reemplazo de tablas y ajustes.
Sin embargo, existe un 10% de la madera - que en volumen Aragües aclara es una gran cantidad - que aparece en todo su potencial y esto le permite a la cooperativa poner en marcha otros proyectos incipientes y en estudio en alianza con otras entidades públicas y organizaciones del propio barrio donde están asentados.
La madera como biomasa
Con los restos de la madera que es imposible de reinsertar en el rearmado de los pallets, la primera idea que surgió fue la de hacer “leña para los sectores más vulnerables, como fuente de energía”, cuenta el presidente de SeisUno. Pero poco después “apareció la posibilidad de la producción de biomasa como una opción de energía limpia y asequible que se obtiene a través de la combustión de la madera”, avanza.
Sin embargo, entre los integrantes del equipo “no hay ningún especialista”, algo que lejos de amedrentarlos los llevó a tender lazos con el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) Santa Fe, con quienes están desarrollando un proyecto que va en ese sentido.
“Trabajamos en el desarrollo de un artefacto que aprovecha la combustión de los pallets, la biomasa para convertirlo en el gas de como el que se utiliza en las garrafas”, detalla.
Otra de las redes que tendieron fue con la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), donde a través de un proyecto de extensión y financiamiento de la Unión Europea avanzaron en la primera etapa del desarrollo de un panel autoportante, aislante térmico y acústico totalmente realizado en materiales recuperados de pallets y que podría ser utilizado para la construcción. “Eso ya se expuso en una feria de materiales de la Universidad y seguimos trabajando”, cuenta Aragües, que no descarta tampoco los vínculos con el territorio.
Y en ese punto, el taller de carpintería del centro de capacitación para jóvenes que la Asociación Mutual de Ayuda al Prójimo (Amap) Casa de Luxemburgo tiene en la misma zona oeste de la ciudad fue el sitio organización con la que tendieron lazos. “En ese lugar se capacitan más de 15 jóvenes que además de aprender a trabajar el material y producir elementos que puedan comercializar van a pensar proyectos que puedan ser incorporados en el propio barrio. Habrá que ver qué sale”, dijo Aragües dejando abiertas las puertas a lo que vendrá en ese y en otras iniciativas que prometen seguir multiplicándose.