De carne a biogás: experiencia santafesina de transformación

La industria frigorífica en Argentina es objeto de atención por el nivel de impacto ambiental que genera, especialmente por la contaminación del agua y la emisión de gases de efecto invernadero. 

El sector consume grandes cantidades de agua en sus procesos de lavado, enfriamiento y procesamiento de carne y además es cuestionada por el vertido de efluentes que genera durante el proceso de faenamiento y procesamiento de carne, que genera  altas concentraciones de materia orgánica, grasas, nitrógeno y fósforo, entre otros contaminantes.

Frente aesto, el frigorífico Friar ubicado en la localidad santafesina de Nelson, puso en marcha a fines de 2023 un biodigestor piloto que se fabricó en Santa Fe, que bnusca evaluar la capacidad de la firma de aprovechar los residuos orgánicos de sus plantas procesadoras y convertirlos en biogás, que se podría reutilizar en sus procesos productivos.

Por caso, este tipo de industrias es también un gran demandante de energía tanto para la refrigeración de la carne como para otros procesos. 

El proyecto piloto de biodigestor es una articulación entre capital privado y académicos de Santa Fe. Tiene una capacidad de unos mil litros y tiene doble función. “Si bien el biodigestor está pensado para convertir en biogás los residuos de una empresa, se trata de un equipo de escala piloto. A la empresa le sirve para evaluar la chance de embarcarse en un inversión más voluminosa para ahorrar en la disposición final de sus desechos, contribuir al medio ambiente y además emplear el biogás para otros proceso productivos y a nosotros nos permite hacer pruebas in situ sobre los alcances de la tecnología”, explica Betzabet Morero, ingeniera ambiental y docente de la cátedra de energía sustentable en dicha carrera dependiente de la Facultad de Ingeniería y Ciencias Hídricas de la Universidad Nacional del Litoral (UNL).

El biodigestor fue desarrollado por estudiantes de la Facultad de Ingeniería Química de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) en colaboración con el Instituto de Desarrollo Tecnológico para la Industria Química (Intec) que está presente tanto en la casa de estudios como en el Conicet.

“Nosotros estamos colaborando con la experiencia a escala piloto mientras la compañía prueba los alcances de un procedimiento que puede escalar a más litros. A partir de este vínculo nuestro equipo de trabajo evalúa ensayos en torno al procesamiento de distintos tipos de residuos”, indicó Morero al detallar el know how que los vínculos con los gigantes industriales posibilitan para el grupo que piensa en los alcances científicos de la aplicación de la tecnología.

La producción de biogás se genera mediante el aprovechamiento de residuos y permite quemar el combustible generado para hacer funcionar una caldera, alimentar un generador eléctrico e incluso la producción de biometano con destino a la red domiciliaria de distribución, un proceso inédito en Argentina.

Para el uso dentro del frigorífico, en el biodigestor se incorporaron sensores para medir y controlar en tiempo real todas las variables operativas del proceso gracias al trabajo articulado entre el Departamento de Medio Ambiente de la Facultad, el grupo de investigación y la empresa.

El proceso inició con la inoculación, etapa clave en la cual se asegura que el biodigestor alcance una actividad biológica efectiva. Así, se introdujo una población estable de microorganismos en el digestor, lo que redujo el tiempo necesario para que el sistema alcance su rendimiento pleno y acelere la producción de biogás. Los microorganismos utilizados para la inoculación fueron obtenidos de los residuos verdes, que consisten en el contenido ruminal del estómago de las vacas y estiércol, junto con el efluente proveniente del lavado de los playones.